POPURRÍ

Raritos

Que cada verso no sea el ultimo y sea digno de hacer con él lo que se desea. Deja de importarme que sea escaso de palabras más me interesa sentirlo. Y que lo sientan como yo. O que lo lean porque sí. Eso me gusta. No me obsesiono, no soy vanidosa ni busco resaltar. Escribo porque me sale de la mente del alma. De las sensaciones que me hacen arder la cara y erizar la piel. No importa el lugar ni el momento. Si las palabras están en mi lengua fluyen como el agua en un arrollo de versos. Me hace saltar de la silla la gratitud del deseo, de la identificación, de la degustación positiva de mis textos. Me motivan como esos mínimos detalles que me hacen correr ligera la sangre en las venas. Me duele estar vacía de emociones externas e internas. La necesidad de verme escribiendo como un loco con lapicera. Es un descargo de dedos e imaginación. Me complace cada punto final de un texto. Saber expresar con frases que me pasa en cada extremidad de mi cuerpo. Y de poder describir como veo el universo por tantos otros que no se animan. Me excitan los detalles literarios y los vocablos elegantes. Pronunciarlos es como beber algo frío en el desierto. Te construyo un mundo mágico desde mi lecho en la cama o la cerveza fría del sábado o en el viento frío de cuando salgo de mi casa. No lo vas a poder creer pero mi sonrisa es a veces una idea que se prende como una lamparita en la oscuridad de ya varios días. Ya se lo que vas a pensar. Que mambos tiene esta demente. De mente. Mejor así que seca internamente. Yo se que alguien en algún lugar le gusta leer estas basuras mientras esta aburrido o no quiere hacer su trabajo. Me complace pensar eso pero no me quiebra al medio seguir siendo una mas del montón. Este es un mundo pequeño a comparación del que se mueve la gente de forma corriente. Acá somos pocos los que entendemos un cuartito acerca de palabras y frases amontonadas. No somos tan aburridos ni raritos mucho menos. Pero que mas da. A ninguno nos importa. Cada loco con su tema