MATTEO
Recorro la cocina con una taza de café en la mano, el sol aún no se digna a salir y yo estoy con los ojos abiertos de par en par, no hubo pesadillas, malos sueños, ni inconsciente que me salve de la mierda que escupió mi boca. No puedo creer que haya dicho eso y aún peor que Addy me haya escuchado.
Me siento y me levanto, mi cabeza no para de dar vueltas, no sé ni que voy a decirle, anoche solo decidió callar y eso fue aún peor que si me hubiese tirado la lámpara por la cabeza. Sus silencios son más dolorosos que cualquier pelea que alguna vez podamos tener. Porque solo logra dejarme pensando sin cesar y que todo se vuelva más difícil. – Por Dios, yo ya lo volví difícil. – Susurro con los ojos perdidos por la ventana, observo el reloj de mi muñeca y aún no son ni las cinco y yo con una taza de cafeína pura. Soy un masoquista.
- ¿Qué voy a decirle? – hablo con la nada, porque si sigo tragándome las palabras, voy a explotar.
Evito pestañar todo lo posible, cuando mis ojos se cierran solo puedo pensar en la boca de Luna sobre la mía y a continuación la maldita oración que mi inconsciente escupió. Definitivamente soy estúpido porque si no, esta situación no se explica.
Vuelvo a mirar el reloj como si hubiese paso una eternidad y en realidad solo fueron diez minutos. A las nueve tengo que encontrarme en la escribanía con Gastón y no tengo idea con qué cara voy a presentarme frente a él teniendo en cuenta que me advirtió lo que iba a pasar y claro está no le hice caso.
Me siento y bebo lo último que me queda en la taza está frío y es una asco, pero de igual manera me lo trago porque me lo merezco. Me reclino en el asiento y cierro los ojos aunque me prometí a mi mismo no hacerlo.
Su piel es tan suave que mis manos se deslizan con mucha facilidad. La beso empujado por todo el deseo que recorre mi ser, la saboreo, esa dulzura que me entrega su lengua es única. Nunca me besó así. Me toca la espalda, siento como se me eriza la piel, voy a explotar en cualquier momento.
Mis dedos pasean por debajo de su muslo, entran en su pollera, no puedo con tanta excitación en mi cuerpo.
Abro los ojos de par en par, mi respiración está agitada y mi cuerpo me pasa factura de andar fantaseando.
- Casi seis de la mañana y ya andas excitado ¿Alguna vez vas a dejar de ser tan pendejo Matteo Balsano? – me pregunto con asco a mí mismo.
Me levanto directo a la ducha. Voy a mi cuarto, pero me arrepiento, no quiero ver a Adelaide, aún no tengo idea de que le voy a decir. Busco en el cesto de ropa lavada que dejó Maguie en la puerta, saco un jean con una remera cualquiera y voy directo al cuarto de mis padres.
Todo está exactamente igual a mi último día en Argentina, solo que ahora las fotos de la feliz pareja no existen, recorro un poco con la vista y dudas me asaltan. Voy a la mesita de luz que antes pertenecía a mi padre. La abro y me sorprende encontrar todos los portarretratos de la casa que contenían imágenes donde él estaba.
Mi mano le gana a mi mente y las saca. No quiero verlas, pero no puedo evitar hacerlo, solo le presto atención a dos de ellas. Parecemos una familia de verdad, feliz y unida. La sonrisa de mi madre es tan honesta que me parece imposible recordar que alguna vez tuvo una de esas, mi padre sonríe tímido, como si le diera vergüenza ser feliz y yo soy solo un niño estallado en risas jugando con la arena perdido entre tanta inocencia.
Un dolor en el pecho se presenta, no pienso llorar. Porque ninguno de ellos se lo merece. Guardo todo en su lugar y voy directo a la ducha.
Dejo correr el agua para qué tome temperatura mientras me quito la ropa. Evito observarme en el espejo, siento vergüenza de mí mismo. Me meto de cabeza debajo del chorro hirviendo. Entre más caliente mas siento que arranco todos esos sentimientos contradictorios que me atraviesan.
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2. El secreto de Matteo Balsano (#Lutteo)
FanficLuego de seis años un suceso inesperado provoca el regreso de Matteo a Buenos Aires, donde tendrá que reencontrarse con sus viejos fantasmas del pasado para poder enfrentarlos y enterrarlos de una vez por todas. Sera tiempo de reencuentros algunos e...