CAPÍTULO XIV

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MATTEO

Mis gritos retumban a través de las paredes y mis manos atadas duelen cada vez que intento separarlas pero no puedo, están perfectamente agarradas por sobre mi cabeza, tironeo pero me molestan. Sigo gritando, pero cuando entro en consciencia no es dolor, sino placer.

- Luna. – susurro y abro los ojos exaltado al darme cuenta que toda eso fue un sueño. - ¿Qué mierda me pasa?

Intento recuperar la respiración pero se me hace difícil, las imágenes no pueden desaparecer de mi cabeza y la oscuridad plena solo logra avivarlas más. Los sueños con fantasías sexuales no me hacen bien.

Me muevo un poco pero Addy está casi sobre mí abrazándome lo que me hace sentir un hipócrita por absolutamente todo. No me merezco estar a su lado. Así que me levanto en busca de un vaso de agua o alguna excusa que me aleje de ese cuarto.

Observo la hora, tres de la madrugada, no hay nadie levantando y es en estos momentos en que extraño vivir en Londres si quería podría andar desnudo sin que pudiera encontrarme a otra persona en la sala. Frustrado me coloco unos pantalones cortos deportivos obviando totalmente la ropa interior, es innecesaria.

Bajo las escaleras despacio, un solo rechinido y retumbará de tal manera que hasta los vecinos sabrán de mi imposibilidad a la hora de dormir. Con la pantalla del teléfono como linterna camino en busca del botón de la luz de la cocina y cuando hace contacto al fin me encuentro iluminado.

Voy a la heladera en busca de la jara con agua, busco un vaso y vierto su contenido para sentarme mirando a la nada. Bebo unos sorbos con la mente en el aire, muy lejos de mí, recorro todo con la vista, no sé porque siento esa necesidad de confirmar que no hay nadie pero bueno, como esperaba, no lo hay. Tomo un par de tragos más y decido perderme en mi celular, desbloqueo y seis llamadas perdidas de Gastón me llaman la atención, entro a ver los mensajes y todos piden que le devuelva la llamada ¿Qué pasó acá? Llamo al correo de voz que aunque no se use desde el dos mil cinco, posiblemente haya dejado una explicación de a que va tanta insistencia.

- Matteo soy yo Gastón, te estoy llamando hace como una hora hermano ¿Dónde te metiste? Esto es importante. – Forma un silencio. – No quiero decírtelo por acá ya que no está bueno, pero sino atiendes tendré que hacer... - Pitido de fin de mensaje

Realmente es tan idiota como para hacer esto, reviso nuevamente si dejó otro mensaje pero nada. Fue tan estúpido de creer que esa mierda grabaría algo tan largo.

- ¿Y si le pasó algo a Luna? – La pregunta aparece en mi mente y se escapa por mis labios. – No puede ser, no, es imposible. Lo sabría, porque las malas noticias siempre llegan rápido y a Luna no puede pasarle nada porque es imposible.

Bebo el agua hasta el fondo para calmarme, mi corazón comienza a latir rápido, porque una idea completamente tenebrosa se está apoderando de mi cuerpo

- ¿Si Luna nunca llegó a verme porque le ocurrió algo en el camino?

La respiración se me entrecorta y un nudo se forma en mi garganta. No puede haberle pasado algo malo no a ella. La única persona que se merece todo lo bueno en este mundo, no Luna. No a mi chica delivery.

- Amor. – Una voz me hace saltar del lugar. - ¿Te pasó algo? – pregunta Addy acercándose a mí

- Eh...no. – respondo en un balbuceo. – Solo no podía dormir y bajé a tomar agua

- Pero Matteo tu cara. – Se acerca para sentarse sobre mis piernas. – Algo te está pasando y podes decírmelo

- Es... - Un pequeño debate entre hablar o no comienza en mi cabeza. – Es Gastón, recién agarro mi celular y tengo muchísimas llamadas perdidas de él pidiéndome que se las devuelva y un extraño mensaje de voz estoy muy preocupado

2. El secreto de Matteo Balsano (#Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora