Capítulo 1.

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Una rápida ducha bastó para que él ya estuviera listo para poder ir hacia el aeropuerto. Después de casi un mes por fuera de casa hoy tendría la oportunidad de volver a ver a su familia y al nuevo integrante de la familia. Antes de abordar el avión sacó su teléfono y marcó a la mujer que de ahora en adelante estará a su lado.

-Extrañaba oír tu voz- comentó Jimin al escuchar un hola por parte de su esposa. -¿Cómo estás, amor?- interrogó viendo la hora en su reloj de mano.

-Algo cansada, Hani y Lilly molestan mucho y no dejan que nadie se le acerque a tu hijo- una sonrisa se vio reflejada en el rostro de Jimin. Soñaba día y noche con tan solo ver a sus hijas cuidando de su hermano menor. Moría por verlo a él y a sus pequeñas niñas.

-Dale un beso de mi parte- sonrió una última vez y dio por finalizada la llamada para abordar su avión. Podía contar tan solo los segundos para ver a las personas que mas ama.

<***>

Las niñas pedían a gritos sus comidas, sus estómagos estaban en huelga y la comida tranquilizada a las gemelas. Era lo único para que dejaran tanto alboroto en la casa. Su corazón latía a mil debido a tanto escándalo que había en el lugar; Hani y Lilly gritando y el llanto del bebé no ayudaba en nada.

-¡Basta!- gritó_____causando impresión en las pequeñas. -¡No quiero escuchar mas gritos!.

-Pero mamá- Lilly solo dejo ver un puchero. -Tenemos hambre-.

-Y les dije que les daré de comer en cuanto termine de arreglar a tu hermano, no quiero escuchar mas gritos así que ambas vayan a su habitación y bajen cuando ya tenga la cena servida- como perritos regañados, ambas salieron de la habitación principal y cada una fue a la suya para esperar el llamado de su madre. Giró su rostro y él pequeño aún no dejaba de llorar, era notorio que extrañaba a su padre y las veces en que este le cantaba cuando no podía dormir.

Una sonrisa dejó escapar cuando se quedó observando el bello rostro del pequeño, aquel poseía la piel blanca de Jimin junto con sus ojos y pestañas, sus manos eran idénticas al igual que su nariz, era la versión de Jimin en miniatura. Alzó al pequeño Jung y comenzó a dar pequeñas caricias en su espalda tratando de calmarlo para que dejase de llorar; últimamente durante cinco días llora en las noches dando señal que necesitaba a su padre lo antes posible. Caminó al baño y le dio la ducha que le iba a dar unas horas pero por cuestiones de las gemelas no pudo. Verlo jugar con el agua hacia que se olvidara de todo y que se concentrará solamente en él.

-Quien es el hijo de mami, quien es el hijo de mami- dio un toque en su nariz ocasionando unas risas en él, dejando a la vista como sus ojos formaban una perfecta línea. Unos minutos mas y ya había dado por finalizada la ligera ducha del pequeño Park. Caminó hasta la cuna que se encontraba a un lado de la cama principal y lo dejó ahí para que pudiera tomar la pequeña siesta a la cual ya estaba acostumbrado. El timbre de la puerta sonó alarmando a la castaña, haciéndole a entender que podía ser Jimin quien estuviese detrás de la puerta.

-¡Hola!- tuvo que mantener la respiración al ver a aquella mujer. Desde que Jimin se encargó de unas de las empresas de su tío no ha dejado de tener una que otra seguidora y, Amanda era una de ellas, además de ser una de las secretarias, se ha vuelto muy amiga de Jimin y obviamente a la castaña le fastidia por completo.

-¿Puedo pasar?- preguntó. Sin decir nada, abrió mas la puerta y la pelinegra entró sin problema alguno tomando asiento en uno de los sillones de la casa. -¿Jimin?- interrogó. -Pensé que ya llegaría.

-Señor Park para ti. Y no, llegará dentro de unas horas. Puedo saber a que se debe tu visita- era notorio el odio que le tenía a aquella mujer, se podía decir que el sentimiento es mutuo.

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora