Dio un gran sorbo a su vaso de agua mientras trataba de ser calmado por su hermana quien daba caricias en su espalda. Haber entrado de mala gana alarmando a todos con gritos fue una mala idea hasta para él. De igual manera, no dejaba de sentir odio por aquella persona que sostenía el brazo de su madre susurrando quién sabe que.
-Es mejor que te calmes, mamá por lo visto no quiere una pelea- susurró su hermana mayor mientras dejaba el vaso de cristal sobre la barra.
-¿Cuándo pensabas decirme?- preguntó con toda la ira del mundo, matando a su hermana con la simple mirada.
-No te lo iba a decir por la misma razón, te alteras y eso alarma a mamá. Ella lleva algo de tiempo sola, una compañía no estaría nada mal.
No respondió a sus palabras, simplemente tomó a su madre del brazo y sin permiso alguno la llevó fuera de casa para que ambos pudieran hablar. Una explicación era lo que necesitaba en este momento. La mirada de aquel hombre penetraba todo el ser de Jimin, su mente le decía que algo estaba mal y que ese matrimonio no sería una gran idea.
-¿Podrías calmarte?- su madre enojada tiró de su brazo parando en seco observando a Jimin de reojo que no dejaba de bufar y maldecir por lo bajo. Sus orejas estaban tan rojas que parecía tal cual muñeco animado echando humo por ellas.
-¿Piensas qué con esto estoy feliz?- su sonrisa sarcastica fastidiaba por completo. -Cancela ese matrimonio.
-Soy tu madre y acá las ordenes las pongo yo. Puedo hacer con mi vida lo que quiera, si me caso con él es porque mis sentimientos hacen presencia de nuevo.
-No le puedes hacer esto a mi padre- cruzado de brazos demandó con la mirada. Le importaba un bledo si se encontraba difunto, de igual manera no aceptaría la idea de que esté con alguien mas.
-Tu padre está muerto- aquellas palabras fueron para Jimin mil dagas enterradas en su corazón.
-Está bien- caminó hacia atrás elevando sus manos. -No vengas con tus suplicas maricas cuando te des cuenta de que aquella persona no es para ti.
-¿A dónde vas, Park Jimin?- gritó su madre.
-A casa, este lugar ya me fastidia y más por la presencia de aquel hombre- señaló el señor que estaba al lado de su hermana con un fino traje. -Ojalá, ojalá, sufras con él- y sin mas se adentró en su auto para ir a casa con su familia.
<***>
La castaña compartía una buena charla con el vecino que unos días antes había llegado a su vecindario. Jimin sólo permanecía en silencio observando desde la cocina con un vaso de agua en sus manos como seguían como si su presencia no existiera.
-Lamento mucho lo de tu esposa- comentó_____realmente dolida por aquella trágica historia que había contado. Ser un viudo no era tan fácil, un espantoso caso de asesinato fue lo que terminó con la vida de su mujer con tan solo veintisiete años de edad.
Jimin molesto subió las escaleras ganándose la atención de ambos, en cada escalón lo hacia resonar dando a entender que se encontraba más que celoso. No aceptaba la simple idea de que mas hombres rodearan a su mujer, era bastante celoso con cosas que relacionan a su vida personal;_____.
-Supongo que ya me tengo que ir- con una sonrisa de vergüenza se fue levantando del sillón para darle las gracias a la castaña por haberlo invitado a tomar una taza de té. La necesitaba y desde ahora la consideraba una buena amiga.
-Nos vemos otro día, Thomas- un abrazo terminó aquella grata charla para que el joven de veintinueve años saliera de la casa.
La castaña caminó hasta la cocina para lavar las tazas y subir hasta su habitación para saber más sobre el comportamiento de Jimin. Al llegar a casa pudo sentir aquella ola de negatividad y molestia, no solo por la presencia de Thomas si no porque también pasaba algo que hasta el momento ella no tenía ni el mínimo conocimiento.
Jimin con molestia pasaba los canales queriendo encontrar algo bueno para ver pero no hallaba nada para su consumo. Observó de reojo a su mujer quien entraba por la habitación he hizo de cuenta que no existía, tal y como ella lo había hecho segundos antes. Peinó su cabello hacia atrás y rasco la punta de su nariz para incorporarse mejor en la cama.
-¿Qué ha pasado?- interrogó ella haciéndole compañía a su lado tomando su mano para entrelazarla con la suya. Jimin puso su cabeza en el hombro de ella y liberó un suspiro de cansancio.
-Mamá se casará, de nuevo- rodó los ojos al recordar aquella figura de ese hombre misterioso que por ahora no sabía su nombre y a que se dedicaba exactamente.
-Me alegro demasiado por tu madre- Jimin sólo la observó tratando de matarla con la mirada. Ese matrimonio no se llevará a cabo, no mientras Jimin esté presente.
-Mamá está casada con mi padre.
-Tienes que aceptar la idea de que tú padre ya no se encuentra. Tú madre puede ser feliz, y si ella es feliz con la persona que por lo visto odias déjala. Es tiempo de que lo haga y es joven.
-No puedo aceptar aquella realidad- confesó. -Pese al odio que le tengo también le tengo amor, pero imaginar a mi madre en brazos de otro hombre es algo que no puedo aceptar- hablaba mientras jugaba con su sortija.
Observó el reloj que había en la pared y se dio cuenta de que ya era momento de ir por las niñas y Jung que se encontraba en la casa de los Jeon. Las suplicas del menor por querer ver a Aline eran impresionantes. Aquella niña cautivo el corazón de Jung y él por verla podía hacer todo, sin importar la edad que tuviera.
-Te tengo unas buenas noticias- comentó ella abrazando a Jimin por la espalda.
-No más embarazos, tres niños en la casa es suficiente- comentó ajustando su corbata color negro.
-Es alguien muy cercano a ti- sonrió ella.
-Tú eres la más cercana- besó sus labios.
-Entonces, te diré en la noche- salió de la habitación contoneando sus caderas y, Jimin como siempre no dudó en imaginarla haciendo un sin fin de cosas que le gustaría experimentar con ella.
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