Capítulo 39.

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Al entrar por la puerta de su casa un pequeño cachorro lo recibió parado en dos patas mientras ladraba al saber que Jimin estaba de regreso. Inmediatamente la familia terminó de bajar para saludar al pelinegro, la castaña portaba un vestido negro corto y su cabello ligeramente recogido, mientras que sus hijos tenían puesta la pijama, la noche era algo fría y mañana en la mañana empezaran nuevamente las clases.

-Mamá y yo estábamos hablando de buscarle pareja a Minie- comentó Lilly entusiasmada pero su padre no lo estaba.

-Te están hablando, Jimin- habló_____pero el nombrado ignoro el llamado y caminó hacia la cocina por un vaso de agua.

-¡Papi!- llamó Hani. Jimin rodó los ojos con pesadez y se giró para ver a los tres pequeños y a su mujer algo enfadada por la actitud que estaba tomando.

-No quiero más animales en esta casa, es lo único que les digo- Jimin subió las escaleras para dejar a los cuatro abajo. Los tres pequeños no comprendían lo que pasaba pero_____empezaba a levantar una leve sospecha del porqué de su actitud. Todos subieron pero Hani, Lilly y Jung se quedaron en sus habitaciones, los mayores tendrían que hablar.

Fue quitando lentamente su ropa hasta quedar en bóxer, se tiró a la cama boca arriba para mirar el techo y pensar en lo que hizo hace tan solo unas horas. Aún seguía sintiendo ese frío que lo comía lentamente tras escuchar las palabras de que sería padre y su mujer lo esperaba en casa. La misma sensación que tuvo en su pasado cuando tenía sed de venganza.

-El modo en que hablaste no fue muy lindo- comentó ella estando a su lado acariciando su cabellera negra como sus ojos. -¿Tuviste un día pesado?- preguntó la castaña.

-Demasiado pesado- cerró sus ojos y se dedicó a sentir las caricias de su esposa. -¿Puedo hacerte una pregunta?.

-Por supuesto.

-¿Estarías dispuesta a vivir en otra ciudad?- se levantó al tope para verla a los ojos.

-Tenemos todo acá, amor- respondió ella con una sonrisa. -Tú madre vive acá, la escuela de los niños, nuestros trabajos.

-El trabajo no me importa, tengo muchas más cosas importantes que la estúpida empresa que tengo.

-¿Dices eso por qué tuviste un mal día?- preguntó y Jimin asintió. -Cariño, sé la vida que tienes allí pero es algo que tienes que aceptar, hay días en que también llego cansada a casa y tú estás ahí para cuidarme y quitar todo ese estrés, no necesitamos irnos a vivir a otra ciudad.

-¿Por qué te enamoraste de mi?- curioso por saber una vez más la respuesta, preguntó. Ahora mismo empezaba a dudar de lo que hizo y, sentía miedo, ese mismo miedo que sentía cuando era un principiante y no sabía nada y quitaba vidas sin razones.

-Por lo sincero que eres conmigo y la manera en que todo empezó, por un juego- y no se cansaría de decirlo, haber jugado con el fuego le mostró lo que era el amor verdadero, un amor sin mentiras lleno de pureza. No se conocieron como toda persona normal lo hace, la historia de amor está escrita de otra manera y eso era algo que los hace diferentes de los demás, su sencillez que hay.

-Me haces sentir bien cada vez que me lo recuerdas- admite cerrando sus ojos con una sonrisa en su rostro. -Tengo miedo, ¿sabes?.

-¿Miedo a qué, Jimin?- frunció el entre cejo tras no comprender la situación en la que estaban, mucho menos el tipo de conversación que mantenían.

-De que vuelva a ser el mismo de hace unos años, aquel hombre sin corazón, lleno de odio y rencor.

-¿Por qué has de sentir eso si estás conmigo? Tienes una familia que te ama, unos hijos encantadores que te quieren tal y como eres, quizá no eres perfecto pero aquellas imperfecciones son las que te han hecho cambiar para tratar de ser un hombre perfecto, ¿entiendes?.

-Justo ahora me siento como si fuese mi padre- dice haciendo un gesto de desagrado. -Él lo tenía todo pero era un hombre sin corazón.

-¿Podrías decirme qué está pasando?- cansada de tanto enredo decide levantarse de la cama para enfrentarlo con los brazos cruzados.

-No estamos teniendo sexo- se levanta rápidamente y la abraza por detrás para besarle el cuello.

-¡Vaya! Eres más bipolar que yo- ríe y se da media vuelta para verlo a los ojos. -Eres un tonto.

-Tú eres la que me pone así- responde y le da un casto beso en los labios. -Y antes de que preguntes una vez más, no me pasa nada, solo tuve un mal día en el trabajo.

-¿Estás seguro?- esconde su rostro en el cuello de Jimin y lo abraza con fuerza.

-Muy seguro, cielo.

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora