Capítulo 15.

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La tarde había llegado y Jimin se encontraba en la cafetería almorzando tranquilamente, sentía como ese peso se le había ido por completo, ya podía comer tranquilo sin alguna loca a su lado tratando de besarlo, después de tanto tiempo ya se sentía bien. Recordó que cuando tenía la pelea con Amanda alguien llamó a su móvil, lo sacó a la velocidad de la luz y volvió a marcar.

-Perdona por no haberte hablado de una buena manera- Jimin se disculpó. -¿Cómo estás?- interrogó.

-Bien, ya tengo todo listo- aquel pudo notar como se encontraba con una sonrisa, por más que no pudiera ver a través de la otra línea lo podía presentir y, es que él también tenía justo ahora una sonrisa de un bobo enamorado de tan sólo quince años.

-Avísame cuando ya tengas todo a la mano, iré por ti y nos podremos ver- dio un gran sorbo a su jugo de mora. -Te hablo en la noche, que tengas un buen día- y sin más colgó la llamada.

Antes de poder meter el tenedor en su boca el cual tenía ensalada, un chico se le acercó con mayor miedo; cabe mencionar que Jimin por la autoridad que muestra ya ha de ganarse uno que otro gallina en su propia empresa. Este pidió permiso para hablar mientras movía sus manos intranquilo. Jimin podía asegurar que estaba sudando de lo nervioso que estaba.

-Hablas o te hago hablar- comentó Jimin colocando toda la atención en su simple empleado.

-Lo buscan- comentó con la voz temblorosa. Jimin terminó de masticar la poca comida que tenía ingerida y después lo miró con rabia; hoy su día no podía ser peor.

-¿Y bien?- interrogó molesto. -Ya que no me dejas comer tranquilo dime quien putas es el que me viene a buscar- se levantó de la silla.

-Está en su oficina- aquello fue lo último para que Jimin estuviera por completo enojado. Lo habían dejado entrar sin la autorización y más encima no tenía ni la mínima idea de quién podría ser, sin decir palabra alguna tomó las escaleras rápidamente y las subió como si su vida dependiera de aquello. Su vena del cuello ya se estaba pronunciando lo bastante para dejar en claro que no lo quería ver, pero aquella chica era terca.

-Tenemos que hablar- este acomodó su corbata color rojo mientras observaba a Amanda quien sólo mantenía su figura en la pequeña silla de esta mañana. Como era de esperarse, se había ido a poner una queja como una niña pequeña de cinco años de edad.

-Le pegué a su hija, si es eso no daré explicaciones, ahora, se pueden ir de mi empresa. Pero aquel hombre no haría aquello, el buscaba explicaciones y más si se trataba de su pequeña hija que con tener prácticamente la misma edad de Jimin tenía que defenderse con su estúpido padre.

-Tengo entendido que la despediste- su voz ronca solo causaba molestia más no temor, nadie podía hacer sentir miedo a Jimin, si trataban era perder el tiempo. Primero ellos mueren del miedo antes que él.

-Amanda- puso su mano en el pecho para hacer lo mismo que ella hacía cuando se sentía que la estaban juzgando por algo "malo". -¿Qué no le has dicho?- su padre quien miraba con atención a Jimin centró su vista en su hija que mordía su labio inferior apretando sus piernas para contener el aire. Sus mejillas empezaban a arder.

-Decirme que- habló. Amanda no respondió y Jimin solo rió.

-Que acá tu inocente hija trata de besarme cuando ella sabe perfectamente que soy casado, más de una vez se me ha insinudado y la he encontrado con demás personas de mi empresa, ya sabes, se besan y cosas demás.

-Déjanos a solas un momento- ordenó su padre y, como niña pequeña hizo caso a la orden cerrando la puerta a su paso.

-No dejaré que este en mi empresa cuando se lo fácil que es su hija- no tenía miedo de decir la verdad, era algo que se podía ver a simple vista y más en ella con su vestimenta, su forma de hablar y claro, aquel brillo labial color rojo tan característico en ella.

-¿No quieres el dinero? Recuerda que eso ayudará a tu empresa para que pase al siguiente nivel- por más que dijera que su hija era una fácil no lo haría cambiar de opinión, estaba tan cegado por la codicia que ya lo habían perdido.

-¡No!- respondió. -No quiero trabajar con ella, con una perra fácil, si eso era todo ambos ya se pueden ir- caminó hasta la puerta, la abrió y con su mano derecha le indicó que debía salir antes de que hiciera lo mismo que hizo con su hija hace algunas horas. Aquel hombre comprendía el enojo y la autoridad que tenía al momento de hablar, simplemente era algo de admirar.

<***>

Los brazos de Jimin enrollaron el cuerpo de____mientras ambos se daban un beso y disfrutaban de la privacidad que tenían en su habitación. La noche había caído y ya sus hijos se encontraban en un sueño profundo mientras que la pareja hacía lo suyo. Los mimos y besos eran presentes mientras estaban bajo las sábanas.

-Te amo- atrapó sus labios en un dulce beso para después verla a los ojos y apreciar aquellos color marrón. Era perfecta en todos los sentidos.

-Te amo más, amor- la castaña hizo el mismo acto que él realizó, dejando escapar una que otra risa traviesa tras las caricias que Jimin daba.

-Cielo- hizo una pausa para tener que mirar al techo y dar un gran suspiro para volverla a mirar. -Tendré que irme durante un mes- aquello le había tomado por sorpresa quien aún no asimilaba la idea de tener que pasar una vez más un mes sin su esposo, saber que estaría fuera de casa era algo que no le gustaba.

-¿Por qué?- interrogó acariciando el cabello de Jimin para no perder la calma.

-Cosas del trabajo- respondió. -Si no es un mes serán dos.

-Vaya- suspiró. -Sabes que no me gusta tenerte fuera de casa, me hiciste mucha falta cuando te fuiste. No quiero que lo hagas de nuevo- besó tiernamente sus labios.

-Créeme que a mi tampoco me gusta estar fuera de casa, pero es algo que debo cumplir.

-¿Cuándo te vas?- interrogó.

-Dentro de dos días, sólo quería decirte el tiempo que estaré fuera de casa.






















Como regalo de 8k actualizaré todo, sí, toda historia será actualizada, así que, anticipen por favor. De save me ya hay un nuevo capítulo.

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora