Capítulo 49.

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Los tres pequeños bajaron las escaleras cuando el rico olor a huevos con tocino impregnaba toda la estancia. Rápidamente corrieron a abrazar a su padre, se encontraba en la cocina haciendo el desayuno para todos, inclusive para su esposa luego de haber tenido una fuerte pelea en horas de la noche. Por lo visto, aún no despertaba del sueño. Sirvió en tres vasos jugo de naranja y llevó los platos a la mesa para que pudieran desayunar.

-¿Mamá no comerá con nosotros?- se atrevió a preguntar Hani que desde la primera vez que vio a su padre se mantuvo a la distancia y a solo limitarse con las sonrisas. Ella al igual que su hermana, sabía y conocía perfectamente la situación en la que se encontraban.

-Tu madre se encuentra cansada, significa que tendrán que comer rápido para que yo pueda dejarlos en la escuela- aunque su desayuno también esté listo no comería con ellos, sentía y era lo más obvio hablar con su mujer, pedirle perdón por lo sucedido y disfrutar del desayuno que preparó.

-¡Los huevos de mi papi son ricos!- tras escuchar las palabras de Jung todos en la mesa soltaron una fuerte carcajada, incluso Jimin que se sentía apenado tras haberle tomado doble sentido a la palabra.

-No sabes hablar, Jung- habló Lilly bebiendo de su jugo de naranja. -Querrás decir qué, los huevos que prepara mi papá son ricos- pero Jung no está feliz tras aquella corrección, odiaba cuando su hermana hacía eso con él en cualquier palabra que dijera o cosa que realizara.

-¡Eres una boba!- sacó su lengua frente a ella y la movió con desagrado hacia la persona. Lilly, siendo una pequeña compulsiva, le dio una palmada en el brazo haciendo que Jung dejara escapar unas lágrimas mientras Hani reía y Jimin daba un sermón sobre aquel acto.

-¡Ambos al mismo tiempo!- ordenó Jimin con brazos cruzados. Tendrían que pedir perdón el uno al otro, pero al parecer no se veían en condición de hacer caso a las palabras de su padre y mucho menos a pedir perdón cuando Lilly tuvo la culpa, según Jung.

-Ya que ninguno hablará, ambos quedan castigados, sin televisión, sin golosinas- se levantó de la mesa causando un alboroto en ella tras las quejas de los dos hermanos que pedían que todo menos ser castigados.

Los tres ya se encontraban listos para ir a la escuela, Jimin subió al auto seguido de que ellos también lo hicieran. Lilly y Jung permanecían en silencio, cada uno dando miradas desafiantes queriendo arreglar algo que dejaron a medias, pero Jimin no dejaría que Lilly le pegara a su hermano y él tampoco dejaría que Jung actuara de manera compulsiva.

-Por favor, no discutan más- besó la frente de los tres y dejó que cada uno fuera a su salón correspondiente. Dio media vuelta y subió enseguida al auto para llegar rápido al hogar.

Abrió la puerta y notó como ella bajaba las escaleras lentamente rascando sus ojos por la pesadez que sentía. Le observó más no le habló, caminó hacia la cocina y pudo ver que el desayuno ya estaba listo, solo era cuestión de ponerlo al fogón. Jimin quiso abrazarle por la espalda y dejar un beso en su cuello, pero ella se negó y lo apartó de su lado.

-Buenos días, amor- saludó Jimin con toda la intención de mejorar aquel ambiente tan tosco que hubo tras abrir la puerta.

-Buenos días- respondió cortante tomando su plato y el vaso con jugo para llevarlo a la mesa.

-Sé que no es el momento indicado sabiendo lo que ha pasado, pero quiero decirte que me siento terrible al haber tratado así contigo- se sentó al lado de ella para hacerle compañía.

-Tú actúas para pensar- respondió ella dando un gran sorbo del jugo. -Por cierto, ayer en la noche Jung llegó llorando a mi cama tras haber escuchado gritando y observar desde las escaleras como discutimos.

-Debía estar en la cama- habló Jimin peinando su cabello hacia atrás.

-Se había levantado para bajar por un vaso de agua, desafortunadamente nuestro hijo vio lo que verdaderamente somos- comentó ella cortando el tocino con demasiada fuerza.

-Aquello que vio nuestro hijo es algo que toda pareja normal tiene, fue una pelea que tuvimos y será la última- le tomó la mano para acariciarla, esta vez dejando que lo hiciera, de alguna u otra manera no podía negar que lo extraña y que a pesar de la situación deseaba con su alma regresaran las cosas como en antes.

-Me gustaría estar enojada por lo de ayer, por todo, pero simplemente no puedo. Me resulta difícil- tiró el tenedor haciéndolo sonar en el plato. -Ahora uso tus palabras, eres y serás mi jodido pero perfecto problema.

-¿Quieres regresar a casa?- preguntó Jimin.

-Por supuesto- lo toma del rostro y juntas sus labios. Después de tantas semanas se atreve a probar el dulce sabor del veneno.

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora