Encendió la televisión para ver que programas estaban presentando. Jung fue abriendo sus ojos poco a poco hasta encontrarse con la luz del día, Jimin le dio un beso en la frente y lo puso sobre su canto para verlo mejor y comprobar de que este siguiera normal. Cuando la puerta de la habitación se abrió ambos se taparon nuevamente con las sábanas y Jimin apagó la pantalla.
-¿Ya están mejor?- interrogó la castaña tomando asiento en la orilla de la cama para ver con suma atención los estados ambos. El pelinegro y Jung negaron y fingieron toser tras aquella pregunta.
-Traeré un poco de té de manzanilla para ustedes dos- se levantó y cuando abandonó por completo la habitación ambos soltaron una carcajada. Había pasado ya una semana y pues hasta la fecha ya se encontraban sanos pero, tenían que admitir que estar en cama sin tener que mover un dedo era algo que ya les empezaba a gustar. Estaba totalmente mal aprovecharse de la generosidad de____pero aquella idea había sido de Jimin que sin duda alguna le costaría hasta los huevos cuando ella supiera la verdad.
-Eto etá mal, papi- comentó Jung jugando con la sortija de matrimonio de Jimin.
-Lo sé- sonrió rascando su nuca. -Tu madre es buena para cuidar a la gente, mas si se trata de gente en la cama- aquel comentario tenía todo el doble sentido del mundo, cosa que el pequeño Jung no entendía por más que su padre le explicara. De igual forma no daría explicaciones.
-Tonto- sacó su lengua y se levantó de la cama para poder ir al baño. Jimin aprovechó para hacer lo mismo, si no que este bajaría a la primera planta teniendo la oportunidad de hablar un poco más con_____.
Al estar en la cocina la sorprendió con un abrazo por la espalda frotando su miembro y susurrando palabras obscenas si los pequeños llegasen al lugar. Con una ceja levantada lo alejó de su cuerpo analizando la figura de él, observando algo raro que no podía descifrar. Rodó los ojos cuando se dio cuenta de que se trataba de una mentira, aquella sonrisa de niño pequeño delató por completo a Jimin quien hacia el mayor esfuerzo por no decir la verdad.
-¡Me mentiste!- señaló a Jimin con su dedo índice hasta llevarlo a la sala. -¡Eres un maldito!- le dio un ligero golpe en su hombro haciendo que él simplemente riera.
-Jung también lo hizo- sonrió. -Pero tengo que admitir que me enfermare más seguido para que mi esposa me cuide- se sentó en el sillón de la sala esperando una respuesta por parte de ella.
-¡Vamos!- tocó a su lado para que se sentara. -Las niñas están en el jardín, Jung está arriba. Hay muchas posibilidades, amor- le guiñó el ojo.
-No puedo creer que finjas estar enfermo, es increíble- si las miradas mataran él ya estaría más que muerto.
-Solo fue unos días mas, no abuse tanto- recargo su cabeza en las piernas de ella haciendo que_____acariciara su cabello seguido de dejar un casto beso sobre su frente.
<***>
Jimin entró en su oficina analizando cada cosa en ella, todo lucia con normalidad y su rutina empezaba nuevamente. Haber estado enfermo le impidió un par de cosas, tendría que ponerse en contacto con nuevas personas que estarían pisando el suelo de su empresa; querer cambiar todo el personal era algo que hacia cuando se le pegaba la gana.
Dos toques en la puerta bastó para que una de las secretarias de Jimin ingresara por la puerta de cristal, con su perfecto uniforme limpio mostrando una imagen elegante al igual que su cabello recogido con un ligero maquillaje dejando ver aquellos ojos color café que se esconden tras estar en esas gafas de marco blanco.
-Buenos días, Sr Park- hizo una pequeña reverencia ante la gran persona que tenía en frente. Lo que siempre le ha gustado de ella son los tan perfectos modales que tiene.
-¿Tienes lo que te encargué la semana pasada?- preguntó tomando asiento en su silla de trabajo.
-Sí señor- acomodó sus gafas y dejó la pequeña taza de café que traía para Jimin. -También tiene una carta por parte de su madre, no me atreví a leerla ya que a usted no le gusta que demás gente se meta en sus cosas personales.
-Toma asiento, Sara- la nombrada dejó los papeles sobre la mesa para acomodar su falda y poder estar cómoda a la hora de sentarse.
-Esta es la lista de todos los que trabajan en la empresa de su esposa- dos carpetas fueron entregadas para Jimin. -Ninguno ha tenido problemas de conducta o alguna cosa por el estilo. Casi siempre ella hace una revisión de quiénes sirven y los que no simplemente los baja de rango o los da de intercambio.
-Me dices que con una firma de ella las acciones que recibe serán divididas para ambos, ¿verdad?
-Así es. Mientras que ella no de la firma todas las acciones serán de su propiedad, obteniendo la firma ya podríamos hacer los papeles para hacer que ingresen en ambas empresas. Estaría ella perdiendo casi el 3,2% de sus ingresos al igual que usted, vendría siendo como un tipo de ingreso para sus hijos ya que más adelante obtendrán ese 3,2% con lo de ustedes.
-Eres muy inteligente, Sara- las mejillas de la contraria se tornaron un rojo carmesí por aquel cumplido. Era un milagro que Jimin no anduviera de un genio pesado. -De ahora en adelante irás conmigo a todas las reuniones, estarás encargada de mis archivos y por supuesto de cualquier cosa que provenga de mi. Ya no hay necesidad que me trates de usted.
-Entendido- por primera vez la veía sonriendo. -Esta es la carta de tu madre- acatando las normas que dio a conocer le paso aquel sobre de Manila.
-¿Alguna otra cosa que tengas para mi?- interrogó Jimin rompiendo el sobre sin cuidado alguno.
-No señor- respondió ella.
Una carta escrita a puño y letra por su bella madre. Nunca antes había recibido una carta por parte de ella, mucho menos de momento, aquellas letras tan perfectas las podía reconocer en cualquier tipo de hoja. Al leer el último fragmento le fue imposible atragantarse con su propia saliva.
-Sal de la oficina, por favor- ordenó Jimin manteniendo las ganas de gritar a quien sea. Sara sin decir alguna palabra obedeció la orden de Jimin cerrando la puerta de cristal a su paso.
Leyó una vez más aquel último renglón en dónde decía que está comprometida con alguien y que muy pronto sería la boda. Su sangre empezó a hervir.
-Como te atreves a hacerle esto a mi padre- susurró entre dientes. Tomó su abrigo y a paso rápido salió hasta el estacionamiento para emprender rumbo en su auto hasta la casa de su madre.
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#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.
FanfictionSus mentes estaban dispuestas a renunciar a los recuerdos del pasado para vivir lo que ahora se le llama presente.