Capítulo 38.

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Rompería las reglas para tener si quiera un pequeño descanso o más conocido como uno menos de su lista. Subió las escaleras y vio los dos cuerpos atados a una silla tal y como le había pedido el favor a Carlo. Había sido exacto en sus palabras y vaya que lo fue, sus días estaban contados y llevaba la cuenta, una semana completa había dado para que pudiera seguir disfrutando de lo que se llama "vida".

Mantenían los ojos vendados y la boca con cinta para que no pudieran decir palabra alguna, tomo el trapo blanco y limpió el arma que estaba sobre la mesa. Sonrió al ver como se retorcian en la silla pidiendo silenciosamente no ser asesinados pero hoy no era el día para ambas escorias, pagarían y muy caro.

-No creo que esto sea necesario- fueron las palabras que susurró Carlo antes de que Jimin soltara el gatillo para darles directo en la frente.

-Necesitaba hacer esto, me hacia demasiada falsa- sonrió con sarcasmo y se acercó al cuerpo de Amanda. -¿Qué no te gusta estar así?- preguntó Jimin moviendo el arma sobre su boca.

-¡Jimin, por favor!- suplicó Carlo siendo un claro espectador de una escena espantosa para sus ojos.

-¡Cállate!- ordenó el pelinegro. -Sé muy bien lo que hago- quitó la cinta de la boca de Amanda y un grito se escuchó en la pequeña habitación de una casa abandonada a las afueras de Seúl.

-¡No me hagas nada, es lo único que te pido!- entre llantos se lamentaba Amanda por su actitud que había tenido durante el tiempo que trabajó con Jimin pero ahora sabía muy bien que aquello sería el pago por ser una lanzada sabiendo que es hombre casado.

-No servirá de nada que me ruegues, de todas formas te mataré- sacó de su bolsillo la daga que había usado con Marco y la enterró en su pierna, haciendo las mismas marcas que su tío hacía en él.

-¡Eres un hijo de perra!- sin importar que su pierna doliera le escupió en la cara ganándose directamente el pase al infierno, su muerte en tan solo un simple segundo.

-Y tú una maldita perra- apretó el gatillo y un hueco se vio en su frente tras el disparo que le había dado. Observó a su derecha el cuerpo pálido de Marco y quitó la cinta con fuerza dejando una marca roja en su boca.

-Quiero que te lleves el cuerpo de ella y lo descuartices, después lo quemarás tal y como vamos a hacer contigo- era un hombre pero tenía bastante miedo ante la figura de Jimin que lucia más aterradora que nunca y a decir verdad, siempre debió creer en las palabras que la gente decía sobre él, meterse con Jimin era meterse con el mismísimo diablo.

-¡Haré lo que me pidas!- habló calmado para intentar cooperar.

-Si bien no lo recuerdas...dije muy bien que tus días estaban contados. Agradece que te di una semana, una maldita semana para que pudieras disfrutar de ella- caminó hacia Carlo y tomó su móvil.

-Tengo una familia, mi mujer me espera en casa- miró el cuerpo de su hija y luego a Jimin. -trabajaré para ti si eso es lo que quieres.

-Sé muy bien que tienes una mujer la cual te espera en casa, por eso le dirás que no llegarás para esta noche- caminó nuevamente hacia él y lo observó. -Ese es el precio que tienes que pagar por ser un maldito hijo de perra- agitó el arma y sonrió.

-¡Dije que haré todo lo que me pidas!- esta vez había perdido el control, no quería morir y tenía la esperanza de ver a su mujer en la noche, pues la noticia de que sería padre nuevamente le alegraba demasiado.

-Como le dije a la perra de tu hija hace unos instantes, que ruegues no servirá de nada, te mataré de igual manera- se dio la espalda para caminar y pensar en algo.

-¡Mi mujer espera un hijo!- gritó desesperado. Jimin detuvo su caminar y quedó perplejo, un frío caló sus huesos que no le permitía el movimiento.

-Pues será una lástima porque tú hijo no tendrá un padre- y aquello bastó también para que apretara el gatillo y al instante su cráneo fuese perforado para que le causara la muerte inmediata.

Un gran silencio hubo en la habitación, la piel de Jimin se tornó pálida y Carlo simplemente era un vil espectador de lo que había pasado, ahora, tendría que acatar la regla que Jimin dio hace un par de minutos. Con algo de pesadez se levantó de la silla y caminó hacia los dos cuerpos, los miró y asco fue lo único que sintió al verlos.

-Nada de lo que pasó será tocado, tu familia no puede saber y la mía tampoco. Dentro de una semana nos veremos y te daré una indicación la cual no podrás negar aunque quieras- Jimin limpió sus manos y arregló su ropa.

-¿A dónde vas?- preguntó Carlo con voz nerviosa.

-Mi familia me espera en casa- sonrió y bajó las escaleras para irse de aquel lugar.



























Por favor, lean un sentimiento a base de papel es yoonmin y espero que les guste. Deseo ver demasiados comentarios :3

#3 ¿quieres jugar? ©park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora