CAPITULO 1

12.7K 321 15
                                    


                12 años atrás

—Vamos nena, sólo una cerveza -pone su mano en la puerta impidiendo mi paso acercándose mas a mi, puedo oler su aliento a cacahuate mezclado con menta; Antonio es un chico atractivo de eso no hay duda, sus ojos color miel en combinación a su piel tostada le dan una gran apariencia.

—No lo se Antonio... -me alejo un poco de él poniendo distancia entre el y yo. —Tengo que estudiar. -señaló el libro de matemáticas que tengo en mi regazo.

—Vamos Trina, sólo una cerveza y después te llevo a tu casa. -pone cara de perrito apaleado, algo en mi cabeza me dice que no lo haga, pero estoy segura que si le doy una negativa no dejara de insistir...

—Esta bien, pero solo una cerveza y otra cosa...-asiente con rápidamente con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. —Yo escojo el lugar.

Camino con seguridad hacia mi próxima clase, no me puedo atrasar o mi beca se va al diablo.

~•~•~•
La chicharra suena dando por terminada la última clase y agradezco internamente que lo hiciera o juro que empezaría a roncar en plena aula de clases, ese profesor es mas aburrido que los sermones de mi abuela de 78 años de edad.

Acomodo mis cosas adentro del morral de tela y la cuelgo en mi hombro.

—Katy ¿como te fue con química? -mi mejor amiga me pregunta con burla, sabe con exactitud que soy pésima en esa materia y si no fuera por ella hubiera reprobado.

—Yo creo que bien, o eso espero; ¿estas segura que no se dará cuenta? -caminamos hacia el patio trasero de la escuela, ya es de noche y el clima es fresco.

—Estoy segura que no se dio cuenta por estar viendo tus piernas -me dice empujándome despacio con el hombro en forma se burla. Mientras Grace intercambiaba los exámenes yo accidentalmente subía mi falda para revisar un piquete de mosquito inexistente.

—Eres una boba, ese hombre es tan viejo que ya no distingue entre formas y colores. -acomodo mi morral que estuvo a punto de caer por culpa de mi amiga.

—¿Pasas a mi casa? -detiene su paso cuando llegamos a su auto. —Haré galletas -confiesa es una propuesta muy tentadora, pero soy mujer de palabra.

—No, iré a tomar una cerveza con Antonio -me encojo de hombros, no es la gran cosa y estoy segura que me moriré de aburrimiento.

—¿Que? ¿Vas a salir con tetonio? -hace una mueca de asco al mencionar al chico en cuestión

—No saldré con el... Lo veré allá
-sonrió mientras paso de largo en dirección a mi auto. -Te veo mañana -grito dándole la espalda, dice algo pero no alcanzo a escucharla y tampoco me detengo a tratar de entender ya que voy tarde y si volteo me va a entretener más.

El lugar donde lo cite no esta lejos de la preparatoria y me queda de paso a mi casa, es un bar al cual la mayoría de mis compañeros van a jugar billar y a divertirse.

Cierro y activo la alarma de mi auto; reviso mi vestuario y compruebo mi cartera y celular este en mi bolso.

Subo unas escaleras en forma de caracol al llegar el aroma de cigarrillo y el sonido de las bolas de billar chocar entre si me dan la bienvenida.

Localizo a Antonio en la ultima mesa a un costado del baño, el lugar esta lleno y probablemente fue la única que alcanzo, resignada y tratando de mostrar mi mejor sonrisa camino hacia él.

—Hola muñeca -saluda levantándose de su lugar y dejar un sonoro beso en mi mejilla, un gesto incomodo que no me gustaría que volviera hacer.

—Hola -trato de sonreír pero creo que solo sale una mueca de mis labios.

INFIELES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora