CAPITULO #39

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INFIELES #39

Katrina

¡Están juntos! Eso es tan obvio, lo note en ella, en cómo lo mira embelesada con la boca abierta. Emmanuel después de sentarse en su lugar solo dijo un:

Buenas noches a nadie en especial, y se concentró en el mesero para pedirle la bebida a su acompañante, tan caballeroso él...

Mi estómago estaba tan encogido que el apetito desapareció por completo, el camarero recogió mi plato intacto y mi copa vacía volvió a llenarse por.... Ya  olvide la cuenta de las copas que había tomado hasta el momento.

Odiaba a Irina... La odiaba por haberme hecho esto, sabía exactamente que Emmanuel iría con ella, no me dijo nada y aun así los sentó en frente mío, restregandome en la cara, ¿Por qué?  ¿con qué objetivo lo hizo?

La banda comenzó a tocar canciones suaves y después de rechazar a Marco por segunda vez en la noche, este se resignó y se enfrascó en una plática con un señor de avanzada edad, no me apetecía bailar, no después de lo que mis ojos veían.

Se la estaban pasando muy bien, se les notaba , sonreían y ella le tomaba de la, mano que estaba apoyada en la mesa y él... ¡No se la retiraba! Parecía tan encantado con la idea del calor de su tacto.

Ya me imagino lo que vendrá después... Él se la llevaría a un hotel o se irán a su casa y después de invitarle una copa, Emm la besara con pasión y necesidad, después le ayudara a quitarse su vestido y la tomaría ahí, en la alfombra como dos animales salvajes o tal vez ella le tome de la mano para mostrarle el camino a su habitación y ya estando en su cama ella le ayudara a desprenderse de su ropa, admiraría con orgullo ese pecho musculoso (que tantas beses besé) y al bajarle el pantalón encontraría la fuente de su excitación entonces...

-Tina -marco tomó mi mano, yo lo mire a los ojos desorientada, para después seguir la dirección de su mirada encontrándome con mi vestido arrugado entre mis manos, rápidamente lo solté y traté sin éxito de alisar la prenda totalmente marcada.

-Perdón -me disculpe con tristeza, él me sonrió dulcemente y me ofreció su mano, dude en aceptarlo, todavía las imágenes de Emmanuel con esa mujer estaban haciendo estragos en mi cabeza.

-Vamos a bailar, necesitas relajarte -no fue una petición me di cuenta, Marco se puso en pie ayudándome a levantarme, me guio con su mano en mi cintura desnuda hasta la pista.

Bailamos suavemente sin pronunciar ninguna palabra, tenia razón esto me estaba ayudando a relajarme, cerré mis ojos apoyando mi cabeza en su pecho llenándome de su colonia, aunque no era mi favorita o la que yo necesitaba en estos momentos, ayudaba a que mi corazón y cabeza se calmarán o lo estaba haciendo... Hasta que abrí los ojos y note la presencia de Emmanuel en la pista, pero no bailaba con esa mujer, sino con la madre de Irina, Roberta, quien al cruzar nuestras miradas me dedico una muy triste.

Recordé que en cada fiesta de la familia Emmanuel siempre bailaba con ella y su esposo conmigo, nos divertiamos en intercambiar parejas y competir con los mejores pasos.

Marco se detuvo en seco, me extraño tanto que levante mi cabeza para verlo, me hizo un ademán con su cabeza señalando algo, me aparte y lentamente gire para notar al tío de Emmanuel sonriendo divertido, sin pensarlo dos veces me lance a sus brazos amaba a ese hombre, siempre fue tierno y caballeroso, como un padre para mi.

—¿Me dedicas esta pieza? -sonrió con ternura, ofreciendome su brazo cortésmente.

—Esta y las que quieras -conteste sincera, mientras me despedía de Marco con un asentimiento de cabeza.

Víctor me dedico una mirada tierna en respuesta, lentamente nos guió hasta el centro de la pista, la banda tocaba música suave que no supe identificar.

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