CAPÍTULO #26

3.5K 168 15
                                    

CAPÍTULO #26

Esa voz, la chica cambia de posición dejando ver su rostro con plenitud. ¡Es ella! La mujer con la que se  revolcaba Emmanuel

Me acerco mas hasta posicionarme detrás de Alberto. Toco su espalda y el de tensa peso gira sobre sí para verme, su cara de terror me sorprende.

Yo trato de respirar, en verdad de que esto está mal.. algo no anda bien.

—Katt -mi nombre salió apenas, como un susurro entre sus labios. La mujer sale a la vista, el verla en frente de mi es…. espeluznante.

La mujer me ve de pies a cabeza para después ver a Alberto. Una carcajada sale de su garganta, yo la veo sorprendida no sé qué  hacer.

—No me digas…-dice la mujer y después vuelve a reír amargamente, ve con ira a Alberto  —no lo puedo creer….-pasa una a mirada por mi cuerpo y después posa su atención a Alberto. —¿Te la tiraste? ¿Ella es tu juguetito por el cual ya no vas a casa?.-me señala, yo veo a Alberto con los ojos como platos

—¿Qué está pasando aquí? -pregunte a nadie en especifico ¿Quién eres tú? -le pregunté a ella necesitaba saber  —¿la conoces? -mi voz salía cada vez más alterada, pero Alberto no contestó, no dijo nada… no me miro.

—¡Soy su esposa! -la sonrisa que me dedico me asqueo, no lo podía creer la palabra seguía resonando en mi mente una y otra vez hasta que caí en cuenta.

—¿Su esposa? -repetí, ella asintió con la cabeza. —Entonces tú….-mi boca se abre sin palabras por decir. Un dolor se va acomulando en mi pecho como una bola de nieve en caída libre.

—Sí, se acostó contigo por venganza -me escupió ella en mi cara, entonces ella sabía perfectamente quién era yo.

—Mientras tu te revolcabas con mi marido ¿verdad? Mientras destruyes mi familia… mi matrimonio -gire hacia Alberto, sus manos en puños blancos por la fuerza  —Eres un cobarde… eres un desgraciado… ustedes dos se merecen son tal para cual.

—Katt, no es lo que crees -Alberto me tomó de mi brazo y ese gesto me quemó, me dio asco. Quite mi brazo de su agarre con violencia

—Nunca más Alberto, nunca más me vuelvas a tocar. No te quiero volver a ver. Y tú -le grité a la mujer con una voz desconocida para mi.  —Alejate de Emmanuel, si te vuelvo a ver cerca de mi marido..

—¿Que? Si no me alejo ¿que? Emmanuel me gusta y mucho…  -la gata se acerca más a mi, lo que ella no sabe es que yo soy una loba, una loba dispuesta a defender lo que es mío con uñas y dientes.

—Quiero ver que lo intentes maldita gata de baldío -le dije suavemente, con mis dientes apretados, una sonrisa siniestra apareció en mi boca, ella tuvo la inteligencia de cerrar la boca y dar unos pasos atrás  —No me conoces…-di un paso a ella  —si te vuelves acercar a mi marido…. Voy hacer que te arrepientas cada maldito minuto que te cruzaste en mi camino… haré tu vida un infierno -en ningún momento deje de verla a los ojos  —Aléjate de él maldita gata… ¡EMMANUEL ES MIO!.. y tú -me dirigí a Alberto con la misma rabia fría —tu estúpido juego terminó, ya te divertiste, tu venganza está hecha.. no te  quiero volver a ver. -levante mi cabeza, recordé que la corona se me podría caer yo era fuerte y no les daría el poder de lastimarme. ¡No,  ya no!

De regreso en mi casa todo se reproducía en mi cabeza, atando cabos… cada palabra que Alberto me dijo ¿cuánto tiempo le llevó  acercarse? ¿desde cuando lo planeo? Y yo tan estúpida tan ciega nunca lo vi venir. Ina me advirtió ¿ella sabía algo? O es que… ¿todo esto era tan obvio y yo era la única que no lo veía?

Lo único que quería es llegar a casa y quitarme estos horribles tacones y dormir y tratar de no pensar en nada más.

Pero al entrar a la casa un exquisito olor a comida y a café recién hecho me dan la bienvenida.

INFIELES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora