INFIELES #40

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INFIELES #40

EMMANUEL

—Mirame a los ojos y dime que no me amas. – Katy me pidió con los ojos llenos de lágrimas ¡Claro que la amaba! Demonios, más que mi vida misma, sólo que el miedo me consumía. Me costaba asimilar sus palabras

—Emanuel -llamó de nuevo al ver  que tardaba tanto en contestar —¿Me amas? -mordió su labio inferior, pude ver lo mal que lo estaba pasando.

Me gustaría terminar con su dolor,con sus dudas, con su agonía, tomarla en brazos y jurarle amor eterno.

Pero después de tantos desplantes por su parte sinceramente tenía mis reservas.

—Más que a mi vida - conteste con sinceridad, katy soltó un suspiro con alivio, su fina  mano se detuvo en mi mejilla, su cálido toque me reconfortaba aunque no terminaba por ahuyentar a los fantasmas del dolor y temor.

Me  aparte de ella dando unos pasos hacia atrás, necesitaba alejarme, dejar de respirar su aire... despejar mi cerebro de ella

—¿Qué pasa con Marco? - Katrina bajó su mirada al piso con remordimiento ¡Mierda!  Eso era malo. Si ella sentía remordimiento sólo podía significar una cosa..  él le importaba —¿Marcó?  ¿Por qué lo metes en todo esto? - se defendió y eso alimentó  mis sospechas —¿Porque? ¿Es en serio Katrina? -baje la voz a un susurro. Aunque eso no disminuyó el tono amenazante con el cual salió de mi boca —Tienes una relación con él.-la señale  con mi dedo —Y llegas y me dices que me amas - negué moviendo mi cabeza de un lado a otro —disculpa si no creo en tus acciones. No eres coherente con tus actos.

—¡Yo te amo! Nunca he dejado de amarte -dijo en un sollozo, sorbió  por su nariz como niña pequeña.

—Vaya ¿y por eso buscaste refugio en sus brazos? -solté una carcajada mofandome de la situación.

Katrina se encogió incómoda, cambiaba el peso de su cuerpo de un pie a otro

—Discúlpame eso no era necesario -hice una pausa, Katrina llevó un pañuelo a sus ojos húmedos ¡Soy un imbécil! —Katy,  yo…

—¡No!  -me escupió con rabia —No te atrevas a decirlo -me señaló con su dedo, fruncí el ceño al verla en ese estado —dame una oportunidad.  Danos otra oportunidad a nosotros… a nuestro amor.

«Como tú lo hiciste»

Pensé y antes que mi boca pudiera pronunciar esas palabras me arrepentí.

—Katy tranquilízate. Sólo quiero que pienses mejor las cosas, no debes tomar decisiones bajo el efecto del alcohol -sus mejillas poco a poco ganaron color no sé si fue por la vergüenza  o rabia.

—¡No estoy borracha si eso es lo que quieres saber! -levantó la barbilla orgullosa, como siempre... como la recordaba

—Sé de lo que estoy hablando.

—No lo dudó -trate de calmarla —no quiero que después te arrepientas -confesé con pesar.Ese era mi miedo mayor: que mañana al despertar sobria, con dolor de cabeza y corazón frío se olvidara de las promesas de la noche anterior, no podría con eso... no otra vez. —¿De qué estás hablando? -se acercó a mí con intención de colgarse a mi cuello. Lo noté y antes de que lo hiciera me alejé dejando distancia entre nosotros.

—Emmanuel -el dolor que mi actitud le provocaba era muy notable en su rostro, cerró sus ojos un momento, daba  largas respiraciones y al hacerlo  hacía que su pecho subiera y bajara en una danza sensual —Está bien, lo entiendo -dijo aún con los ojos cerrados, cuando los abrió el brillo de determinación nació en ellos —te lo voy a demostrar, sólo dame una oportunidad, no me alejes -me pidió con sinceridad y ansiedad al mismo tiempo. —Tenemos mucho por hablar, pero está bien. - talle mis ojos cansados por el día y por todas las todas estas emociones.

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