Capitulo 23

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Una vez arriba abrió la puerta y salió. Estaba todo un poco oscuro, pero la Luna que empezaba su aparición dejo un pequeño halo iluminando tenuemente, para saber dónde poder caminar. Avanzo un poco más hasta llegar al barandal, de donde podía apreciar la cancha, los estudiantes, y los troncos que servirían para encender la fogata después de los fuegos artificiales. Levanto la vista y aprecio la Luna tan bella, tan inmaculada, tan pura.

-Luces exactamente como te recuerdo en Hueco Mundo.-susurro hacia ella, siendo escuchada nada más por el viento.

Solo una pequeña diferencia había esta vez, que ahora era acompañada por una estela de estrellas, preciosas y brillantes.

-Tardaste mucho.-una voz la saco de sus pensamientos.

-Huh?!.-

-Tú me citaste aquí, y aun así llegas tarde.-

-¿Ulquiorra?!.-

-Esperabas a alguien más.-

-No! No es eso....-trato de calmarse lo más que pudo, si antes estaba nerviosa, ahora parecía papel, estaba incluso temblándole las piernas y sus manos, parecían congelarse.

-....-Ulquiorra la observo un momento.-¿te sucede algo?.-

-N-no, no es nada....pensé que no vendrías...-dijo ocultando un poco su rostro por la vergüenza.

-Creo, que todavía no llego al punto en dejar plantada a una Mujer que me pide acompañarla.-dijo secamente.

-Q-quieres decir...q-que si alguien más te hubiese invitado....t-tú hubieses aceptado?.-pregunto aun cuando sabía que si la respuesta era la que conocía, su corazón dolería.

-Podria ser.-

-...-

-Pero también, podría rechazarlo desde un inicio para evitar llegar a eso.-

-Claro....-ante esa respuesta, se relajó un poco, aunque no era exactamente lo que quería escuchar, pero no creía que pudiese conseguir más.-¿No te parece preciosa la noche?.-dijo mientras le daba la espalda y veía al firmamento.

El chico quien estuvo esperando desde hace más de un rato sentado a un costado de la puerta de salida a la azotea, se había levantado al ver a la mujer llegar sin que esta notara su presencia, camino hasta donde estaba la chica pelinaranja, no dijo nada, solo la observo y luego miro al igual que ella el cielo nocturno y estrellado, acompañado de una Luna menguante.

-Ulquiorra...¿Porque no llegaste al salón?, te estuvimos esperando con tu madre durante un largo rato.-dijo en voz suave, mientras tenía sus manos hacia atrás, y contemplaba el cielo estrellado.

-Tuve algo que hacer.-respondió sin ahondar más en el tema.

-¿en serio?!, porque no me lo dijiste, pude haberte ayudado.-

-No era necesario, mujer.-le corto.-además, no era indispensable que estuviera con ellos, tú los atendiste así que eso era suficiente.-

-Ya veo, y dime.....¿desde cuándo tocas?...en verdad me sorprendiste ahora con tu concierto.-

Este le miro, ¿en realidad de que iba todo eso?, no creía que fuera necesario, si por el fuera, no hubiera puesto un pie en ese escenario, el solo recordarle ese instrumento lo tanto que lo detestaba, ¿es que era posible que no podría dejarlo en paz su pasado?¿era su paga por haber querido algo diferente a lo que su progenitor le pedía seguir?

-Aprendí cuando aún era pequeño.-

-De veras? ¿Y-y por qué no me lo habías dicho?¿porque no me dijiste que tocarías hoy?.-le pregunto mientras apretaba un poco sus manos, y le veía de reojo.

Otra Oportunidad (La dulzura de un amor se paga con lagrimas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora