Si toda la gente buena fuera inteligente,
Y toda la gente inteligente fuera buena.
El mundo sería un lugar más agradable Mucho más de lo que jamás podríamos soñar.THE CLEVER AND THE GOOD ELIZABETH WORDSWORTH
Educadora inglesaLucy subió al carruaje de Dragneel y se sentó recatadamente en el borde del asiento encarado hacia delante. El traje que se había puesto le venía un poco ajustado y era demasiado largo —la hermanastra de Natsu debía de ser una mujer alta y esbelta—. Pero al menos no exhibía tanta piel como con el otro vestido.
Natsu entró unos escasos momentos más tarde y se sentó a su lado. Tras ordenar a Happy que se pusiera en marcha, le estrechó la mano cariñosamente.
—Pareces cansada. Ha sido una larga noche para ti, ¿verdad?
—Sí. —Lo cierto es que se sentía exhausta. El juego de la seducción proporcionaba sus placeres, pero resultaba indudablemente agotador.
Natsu cerró la cortina y la cabina quedó sumida en una absoluta oscuridad. Entonces, cambiando de posición para quedar sentado con la espalda contra la pared, la invitó a acomodarse sobre su regazo y a apoyar la cabeza en su pecho.
—¿Por qué no descansas un poco? Ya te despertaré cuando lleguemos.
La envolvió con los brazos y ella se relajó. Lo único que Lucy quería era cerrar los ojos unos minutos.
—¿Te hago daño? —le preguntó ella.
—No. Además, probablemente sea la última vez que pueda estrecharte entre mis brazos de esta manera.
Unas lágrimas traidoras inundaron los ojos de Lucy, y se sintió agradecida de que él no pudiera verlas en la oscuridad. Sí, era la última vez. A pesar de que solazarse en ese abrazo era una indulgencia que apenas podía soportar, tampoco se atrevía a romper la magia del momento.
Pero Lucy dudaba que fuera capaz de quedarse dormida. Demasiadas cosas habían pasado, tantas cosas en las que pensar...
Le pareció que había trascurrido sólo unos segundos cuando se despertó sobresaltada por un ruido sordo. Una debilitada luz grisácea se filtraba en el carruaje a través de las cortinas, ensombreciendo el brillante color dorado de los cojines de brocado.
Sin embargo, la luz era suficiente para alumbrar el interior de la cabina con claridad, y entonces recordó que unos escasos instantes antes la misma escena estaba totalmente a oscuras. Debían de estar acercándose a la calle donde se hallaba ubicada la casa de la familia Loxar, que estaba bien iluminada con lámparas de aceite.
Otro ruido sordo sonó a su espalda y Lucy se movió para mirar a Natsu. Cielos, estaba roncando. Eso era lo que la había despertado. Sonrió. Aunque roncar era un ejercicio de lo más corriente, no se habría imaginado que el conde de Dragneel roncara. Se suponía que los condes no roncaban. Ni estornudaban ni comían ni hacían ninguna de las actividades que realizaban el resto de los humanos.
«Se supone que tienen criados que hacen esas cosas por ellos», pensó Lucy con ironía.
¿Quién habría imaginado que acabaría intimando con un conde y que incluso escucharía cómo roncaba?

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My Lord
FanficLucy es una chica de la baja aristocracia, hija de un rector que gracias a la culpa de una amiga llega a tener problemas, conociendo así a un Lord que cambiara su vida, pura y sana...