—¡Oh, no! ¡No lo haga! —exclamó Lucy con un tono nervioso mientras notaba cómo le empezaba a inclinar la cabeza.—Tiene razón; he de resistir la tentación.
Sin embargo, no lo hizo. Antes de que ella pudiera protestar o separarse un poco, Natsu la besó en la boca.
Fue un beso impresionante, la impresión más deliciosa que ella jamás había experimentado en toda su vida. ¿Quién se habría imaginado que los labios de un hombre pudieran ser tan suaves... o tan tentadores? La respiración del conde se mezcló con la suya, con un cálido aroma a brandy, a pesar de que él no parecía estar ebrio. Su diestra boca acarició la suya de un modo tan mágico que logró seducirla al instante.
Lucy suspiró, luego contuvo la respiración cuando él la estrechó por los hombros para acercarla más a su cuerpo. En un intento de despejar la niebla que iba acumulándose su mente, apartó los labios, pero Natsu volvió a atacarla con unos besos embriagadores a lo largo de la curva de la mejilla hasta alcanzar el lóbulo de la oreja, siguiendo la línea de la máscara.
—Mi dulce Lucy —susurró él, con el húmedo aliento pegado a su oreja—. Mi dulce e inocente Lucy.
Su nombre no le sonaba familiar, cuando él lo pronunciaba pegado a su oído con esa voz tan ronca. Y ahora que lo pensaba, ¿cómo sabía su nombre? Oh, claro, lo debía de haber escuchado durante la conversación con Gray.
—No... debería llamarme por... por mi... por mi nombre de... de pila —tartamudeó ella. El conde le mordisqueó el lóbulo de la oreja y ella jadeó—. Por favor, llámeme... llámeme señorita Heartfilia.
—Muy bien. Béseme, señorita Heartfilia. Si no lo hace, seré yo quien vuelva a hacerlo.
—Preferiría que no... que no... que no me besara, lord Dragneel. No es apropiado.
—¡Como si a mí me importara lo apropiado! —Estampó un beso en la venita que marcaba el pulso desbocado en su cuello—. ¿No se acuerda de mi escandalosa reputación? Y por cierto, me llamo Natsu. Llámame Natsu.
—No puedo. Es demasiado... demasiado íntimo.
—Exactamente. —Deslizando un brazo por su cintura, la arrimó más a su cuerpo, luego, con la mano que le quedaba libre la obligó a alzar la barbilla hasta que se vio forzada a mirarlo a los ojos, esos ojos peligrosamente penetrantes, A Lucy el corazón le latía a un ritmo Frenético e incontrolable.— Di mi nombre —susurró él con la voz ronca—. Quiero oír cómo suena en tu boca.
—Natsu. —Ella suspiró. Si continuaban por esa vía, muy pronto su honra estaría por los suelos. Sintió un escalofrío de placer al imaginar esa situación, pero en cambio dijo—: Natsu, no sigas, por favor. No me beses.
—Quiero probar a la mujer que se convertirá en mi perdición. —Mientras ella erguía la espalda con evidente tensión, dispuesta a protestar, Él la besó implacablemente de nuevo en la boca.
Esta vez el beso no fue tan suave. La besó como un hombre con un propósito claro y firme. Su boca hambrienta se apoderó de la suya, repasándole los labios con la lengua lentamente mientras deslizaba la mano por su barbilla y su garganta hasta plantarla en la piel desnuda del cuello arqueado, entonces la acarició con unos dedos diestros y poderosos.

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My Lord
Fiksi PenggemarLucy es una chica de la baja aristocracia, hija de un rector que gracias a la culpa de una amiga llega a tener problemas, conociendo así a un Lord que cambiara su vida, pura y sana...