XX (end)

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Viste de forma simple, y sé frugal en tu dieta; en pocas palabras, querido,
calla y bésame.

RESUMEN DE LOS CONSEJOS DE LORD LYTTELTON. LADY MARY WORTLEY MONTAGU.

Lucy se hallaba sentada cerca de la chimenea en la sala de estar de la casa de lord Loxar. De repente se levantó y empezó a deambular por la estancia con un patente nerviosismo, retorciendo la punta del chal hasta formar un nudo laberíntico.

—Lucy, hija mía, cálmate —le dijo su padre—. Muy pronto todo este enredo se habrá acabado.

—Lo sé. —¿Y entonces, qué? ¿Se casaría con Natsu? ¿Aun sabiendo que él no la amaba? Ni tan sólo sabía cómo reaccionaría él ante las nuevas acerca de la muerte de su madre. Quizá no querría tener ninguna relación con su familia después de eso.

¿Y de todos modos, dónde debía de estar él? ¿Habían conseguido ella y su padre llegar a Londres antes que Natsu? Le costaba creerlo. Su curiosidad amenazaba con estrangularla.

—Papá, iré a hablar con Jet.

—¿El mayordomo? ¿Por qué?

—No es nada, yo sólo... sólo quiero saber cuánto rato tardará lord Loxar en llegar.

Aunque en verdad lo que Lucy se proponía mientras abandonaba rápidamente la sala era averiguar si Loxar estaba con Natsu. O si Natsu había venido antes y Loxar había salido con la intención de iniciar el proceso para que la juzgaran. Pero no podía contarle a su padre sus temores, quien ni tan sólo había oído hablar de Natsu. Ella le había contado que un amigo la había llevado a Willow Crossing. Era cierto, por supuesto, aunque Natsu era algo más que un amigo. No obstante, no se había atrevido a mencionar su posible futuro con Natsu, cuando todavía estaba tan insegura acerca de sus propios sentimientos y quedaban tantos problemas por resolver.

Lo cierto era que ahora ya no importaba si Natsu había hablado con Loxar o no. Incluso si Loxar intentaba cumplir sus amenazas, papá tenía la forma de evitarlo.

Sin embargo, para ella sí que era importante saberlo. Si Natsu no podía confiar en ella, ¿qué clase de matrimonio les esperaba? Quizá sí que podría vivir sin su amor, pero ¿sin gozar de la confianza de él? ¿Sin que Natsu mostrara la menor consideración hacia sus deseos? Esa sería, sin duda, la peor clase de alianza posible.

Por otro lado, lo que le había pedido a Natsu que hiciera era más de lo que cualquier hombre estaría dispuesto a hacer. Desconociendo las circunstancias, le había pedido que se mantuviera al margen. Cualquier hombre pensaría que eso era muy difícil, pero para Natsu era lo más cercano a lo imposible.

Peor todavía, a lo mejor él aún no había llegado a Londres, y por tanto, Lucy jamás podría tener la certeza sobre cómo habría reaccionado.

Encontró a Jet en el comedor, coordinando los preparativos para la siguiente comida tranquilamente, como si la extraña situación en la casa fuera algo normal y corriente que sucediera cada día.

—¿Puedo preguntarle algo? —inquirió ella en voz baja, lanzando miradas rápidas hacia los otros criados—. ¿A solas?

—Por supuesto, mil... señorita Heartfilia.

En el momento en que ella y su padre habían llegado, el rector había insistido en dejar a los sirvientes bien claro la verdadera identidad de su hija. Lucy habría preferido que no lo hubiera hecho, puesto que seguramente eso lo complicaba todo, y porque lady Dundee habría preferido actuar de un modo distinto.

My LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora