Little White Lies

3.7K 251 18
                                    

Similia Similibus Curantur

Similia Similibus Curantur

Similia Similibus Curantur

Similia Similibus Curantur

El pequeño rezo se repite débilmente en mi mente mientras trato de tranquilizar ya mi acelerado corazón. Aprieto mi pecho con mi mano derecha y ahogo mi respiración con la izquierda.

Estoy justo del otro lado del mesón de la cocina, mi piel arde con el miedo fomentado por los destrozos que Daniel aumenta con el pasar de los minutos. Pude escuchar perfectamente cómo sus pesados pasos se enterraban en los escalones de la escalera creando un cacafonia propia de una película de terror.

Similia Similibus Curantur

Similia Similibus Curantur

Es momento de actuar.

Me alzo tanto como puedo sobre mis pies aunque todo el resto de mi cuerpo tiemble. Me deshago del agarre de mi pecho y alzó mi mirada hacia lo alto de las escaleras.

—¡Pero si la pequeña mocosa tiene agallas!—.
Su voz despide veneno y a su alrededor de él hay una aura mordaz de puro y simple odio.

—¿Me buscabas? —. Lo miro suspicaz y mantengo la postura más segura que encuentro.—¿Realmente adora hacer un escándalo por todo, verdad?

Parece estar sorprendido ante mi descaro y hasta incluso me atrevería decir que un poco divertido. Pero por Dios que yo no era comediante y que este loco no iba a perder la oportunidad de hacerse conmigo tal y como quisiera.

Sus pesados pasos Cayeron a lo largo de la escalera y aunque mis piernas temblaran por debajo del camisón de encaje mi expresión seguía siendo glacial. Su aliento se mezcló con el mío pero se me era imposible mantener el contacto visual.

—Una descarada y malagradecida mocosa.
Juro por Dios que su aliento apestaba a Vodka.

No se de dónde diablos encontré el valor pero las palabras salieron de mi boca sin yo darme cuenta.

—Una descarada y malagradecida mocosa que le fascina.

Sus cejas se alzaron y puedo jurar también que su mirada se iluminó.

—¿Entonces reconoces lo que hiciste?

Similia Similibus Curantur

—No sé a que se refiere.
Me hice la desentendida.

Me tomo del inexistente cuello del camisón y aprisionó mis brazos con brusquedad. Jodido animal.

—No te dije ya que no debes jugar conmigo.

¿Por qué seré tan jodida a veces?

La carcajada resonó en mi garganta y toda la calma de la confrontación se convirtió en un huracán de ira. Me arrojó al suelo de un empujón y se colocó sobre mi estrujando mi camisón hacia arriba como un completo lunático.

—¡Sabes que has hecho! ¡¿Lo sabes?! ¡¿Sabes que tipo de consecuencia me has traido?!

Me agitó más contra el suelo mientras yo forcejeaba sin obtener ningún resultado.

—¡Suelteme! ¡Suélteme! ¡Acaso esta loco!

—¡Por tu culpa casi pierdo el mercado oriental! ¡Acaso creíste que no me daría cuenta! ¡¿Lo creíste?! ¡¿Creíste que me joderias tan fácilmente y saldrías ilesa?!

—¡Maldito psicopata! ¡Suéltame de una buena vez!

Soy consciente de mi falta de agilidad pero aún con las convulsiones que me estaba dando y los gritos infernales que pegaba no podía flaquear ante mi enemigo, mientras este se alzaba en lo alto de mi cuerpo yo me retorcía como alma que lleva el diablo buscando la oportunidad para zafarme de su enganche. De repente halo de mí hacia arriba y me estrujó contra la pared jodiendome aún más la pobre cadera. La sangre ya corría a lo largo de mi rodilla y las punzadas de dolor son tan taladrantes que ni siquiera tengo tiempo de suspirar.

Me hierve la sangre.

—¿Y qué si hice lo que hice? ¿No piensa que se lo merecía? Yo también le dije que no se metiera conmigo—. Mi voz sonó tan acida como quise que sonara y aún así no me arrepentí luego de ver en que se había convertido el rostro de Blackwood.

Daniel me tomo de mi cabello y me volvió a arrojar lejos como si fuera una bolsa de papas, mi rodilla escoció más. Y no pude evitar que un gemido se escapara de mis labios.

—¡Eres un jodido monstruo! ¡No sé cómo mis padres pensaron en dejarme contigo luego de morir pero te juro que lo voy a averiguar! ¡Y lo voy a hundir!

—¡¿De qué demonios hablas?!—.Una risa socarrona se escapó de su boca y a mi parecer su expresión fue horrible.

—Ah, de eso. ¿Quieres saber por qué fue? ¿Realmente lo soportaras mi querida primadonna?

—Mal nacido.

—Tus asquerosos padres no te querían mi querida Ricoletti. No te querían, no querían a nadie, Ni siquiera a su propia hija. Eran solo unos ambiciosos lobos sedientos de poder. No me sorprende que los hayan terminado matando.

No se de donde saque el jarrón, ni como llegue a arrojárselo. Con mis padres no, con ellos no te metas.

—¡Maldita niñita! ¡¿En que diablos estás pensando?!

—¡No se atreva a decir ni una sola palabras sobre ellos porque se va a arrepentir!

Me le arrojé encima. Lágrimas amargas reventaban en mi garganta y el desagradable sonido de mi corazón en mis odios me transformaron en un manojo de nervios.
Mis uñas se enterraban en su cara pero eran vilmente aplacadas por sus gráciles brazos.

—¡Tranquilízate! ¡Jodida mocosa!

Mi cuerpo fallo, el dolor en mi cadera era insoportable ya. Caí hacia atrás sobre mi trasero y escondí mi cara con mis manos. No podía dejar que me viera llorar, no él. Tenía que tranquilizarme. Mis padres...ellos... mis pap...Maldito.

Similia Similibus Curantur

Similia Similibus Cur....

Similia Simili....

—¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio tanto! ¡Tú los mataste! ¡Fuiste tú!

Seguía acurrucada entre mis brazos tratando de controlar el mar de lagrimas que yo misma creé. No podía detenerme. Dolía tanto que asustaba.

—¡Tú lo hiciste! ¡¿Por qué?

Sus fuertes brazos se ajustaron en mi barbilla obligándome a enfrentarme a su mirada ambarina. Qué vergüenza.
Solo estaba ahí mirándome sin confesar nada al respecto. Mis cara estaba ahogada en lágrimas amargas y mi respiración era casi inexistente, simplemente no podía soportar que me viera en esta situación tan deplorable cómo está pero aun así mis intentos por romper el contacto visual eran frustrados por el mismo Blackwood.

De improvisto agacho su rostro a la altura del mío y así no más, me dio mi primer beso.

La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora