El hombre junto a mí no trasluce nada a través de esos enigmáticos y hermosos ojos iguales a los míos, y el frío que emana es tan mordaz que me estremece hasta los huesos.
Aún así soy capaz de articular palabra.
—¿No vas a decir nada padre?
El pelirrojo ni siquiera se inmuta. La coraza de la que presume es tan impenetrable como una pared de hierro.
Esta es otra faceta del hombre que siempre consideré un ejemplo a seguir.
La imagen de un mentiroso, un hipócrita, un perverso. Y quizás hasta un asesino.Pero ya no puedo fingir más, ¿por qué la gente a mi alrededor siempre termina arruinándome?mintiéndome...
¿Por qué siempre soy yo la que acaba jodida?
—Pensé que estabas muerto padre...—Y entonces mi voz empezó a quebrarse como porcelana vieja.
Aquello si capto su atención.
—¡Pensé que estabas muerto! ¡Que me había quedado Sola! ¡Pensé...!—pero el lloriqueo era inevitable. Perdí el control rápidamente mientras me encogía sobre el asiento de piel del auto blindado. Los versos en latín querían resbalar de mi boca, sin embargo las lágrimas atascadas en mi garganta eran más ácidas que mi propia razón.
Una fría mano se posó sobre mi cabeza y una tenue caricia me hizo acallar. Entre los mocos y el agua salada fui capaz de mirar a mi padre solo para verme reflejada en su mirada de hierro.Otra mano me atrapó en su regazo y un cálido abrazo me envolvió en una incomoda ternura.
—Te salvum me regina red.
Pero las lágrimas no se detenían, por un segundo le perdoné todo, en ese momento solo quería ser una niña pequeña consolada entre los brazos de su papá. Ignorando quien era él y que tipo de persona era, ignorando quien era yo, y las decisiones que me impulsaron a esta situación.
—¿Por qué papá?¿por qué?¿Por qué me dejaste sola? ¿Por qué me mentiste?
Un delicado beso en la comisura de mis labios me hizo reaccionar entre sollozos. Sin embargo no había calidez en esa caricia.
—Tú y yo hablaremos después Leighton. No eres la única que quiere respuestas.
—¿A qué te refieres padre?—Respondí con voz ronca.
—Por lo que he oído no has estado tan sola todo este tiempo, he escuchado muchas cosas Leighton y quisiera que tú y el mal nacido de Blackwood las aclaran por mí.—Su voz sonó tan plana y neutral que casi parecía capaz de cortar el aire entre nosotros, sin embargo esa era la primera vez desde hace mucho tiempo que veía los ojos de mi padre ardiendo en furia.
Tragué duro y lo mire firmemente. ¿Cómo podría saber de aquello? ¿Cómo? Estamos jodidos. Ahora sí tenía miedo.
Si Philippe estuviese vivo no quedaría de mi si no la cascara.
Maldicion.
Un paisaje familiar cruzó sobre mis ojos y al siguiente segundo la gran casa a la que le debía cada uno de mis malos recuerdos se alzaba frente a mí.
La mansión de San Servero. El hogar de los Ricoletti.
Me quede estática en mi posición y contuve el aliento tanto como pude.
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La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]
RomanceLuego de un trágico acontecimiento que culminó con la muerte de sus dos padres. Leighton Ricoletti acaba bajo el cuidado del que será su nuevo tutor. Un ser para su parecer despreciable y cruel, un hombre tan oscuro y manipulador que supondrá un ver...