Un beso en los labios,
Una promesa en uno de mis dedos,
Y un inexorable miedo que me consume cada día.Su cabello rizado y sus largas pestañas descansan sobre la cama. Su mandíbula está relajada y su respiración pausada lo hace ver cada vez más sensual. Una bella ilusión que guardaré y atesoraré para siempre.
Mis pies tocan el frío piso y trato de ignorar el sonido de lo poco que me queda de corazón rompiéndose en dos, aprieto mi mandíbula y trato de contener mi gemido de angustioso dolor. No puedo despertarlo.
El agua salada ya flota sobre mis mejillas, el sabor ácido de mi estomago cala hasta mi nariz pero aún así soy capaz de calzarme los zapatos.
Los calmantes lo dejaran fuera de juego por unas horas más, tiempo suficiente como para permitirme irme.
Y esa palabra taladra mi pecho como un puñal.
Y nuevamente me doy cuenta de lo cobarde que soy.
Solo hay soledad.
Solo hay oscuridad.
Solo hay encierro.
Bajo las escaleras con parsimonia, llevo conmigo algo del dinero que tenía oculto en el baño, unas tarjetas de crédito y mi dedo corazón sin ningún anillo.
Una alianza que solo restará en mi memoria.
El suave tono del celular en mi bolsillo me hace despertarme de mi idilio para luego proceder a contestar.
—¿Hiciste todo lo que te pedí?–Una voz mecánica habla del otro lado de la línea.
—Sí—Es lo único que logro murmurar.
—De acuerdo, ahora sal de la casa y camina colina abajo hasta la parada de autobuses, toma el que se dirija hasta el sur y espera por instrucciones.
Lo que sea detrás de la línea cuelga.
Mis manos tiemblan y mi estómago se retuerce, pero sigo siendo yo. O al menos eso quiero creer.
No te dejes amedrentar. Debes ser valiente. Es por el bien de él, solo por él, solo él.
Hago todo diligentemente y me pierdo en la distancia de la solitaria calle. Solo lloro en silencio aguantando lo más que puedo, no me importa realmente lo que me pase, al fin y al cabo,Dios sabe que me lo merezco, sin embargo...¿Por qué me siento tan destruída?
Cuando abra sus preciosos ojos ámbar y no me vea, cuando encuentre la pequeña alianza de rubíes sin su dueña, me odiará, me olvidará, me enterrara y ya no será mío, y estaré sola, únicamente yo y mis pensamientos.
¿cuando se supone que me perdonaré a mí misma?
Nunca.
—Llega al museo Británico lo más rápido que puedas e ingresa al Mustang al otro lado de la acera. Cuida muy bien tus pasos Ricoletti.
Solo tengo frío y ansiedad. Cuando el tipo llamó por primera vez, no le di importancia, asumí de inmediato que Tucco debía estar de todo esto. Mi error fue asumir. Y ahora, el asesino de mis padres me tiene en sus manos, y por primera vez en mi vida estoy dispuesta a dejarlo ser. Solo por él. Solo por mantenerlo a salvo.
Soy una tonta.
Mis manos tiemblan y mi respiración flaquea.
Aprieto mis manos a mis costados mientras me acerco al pequeño auto grisáceo que me espera al otro lado de la calle.
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La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]
RomanceLuego de un trágico acontecimiento que culminó con la muerte de sus dos padres. Leighton Ricoletti acaba bajo el cuidado del que será su nuevo tutor. Un ser para su parecer despreciable y cruel, un hombre tan oscuro y manipulador que supondrá un ver...