Está tan bueno.
Blackwood se desnuda frente a mis ojos dándome un espectáculo completo de toda su perfecta anatomía. Brazos y piernas fornidas, abdomen trabajado, hombros anchos y pecho de hierro.
Es todo un hombre. Y yo soy una cría.
Independientemente de que me haya manoseado toda sigo siendo la mocosa ante sus ojos. Y no puedo tapar el sol con las manos, ni tampoco sacar senos de donde no los hay.
Un sentimiento oscuro aflora en mi pecho cuando la imagen de una mujer castaña y hermosa cruza por mi mente.
Pandora.
Su esposa.
Su mujer.
Aprieto los puños a mis costados mientras lo fulminó con la mirada, y el aire falta en mis pulmones. Estoy ardiendo en celos.
No soy consciente de cómo un impulso posesivo y extraño toma control de mi cuerpo y arremete contra Daniel. Su piel está fría contra mí mejilla y puedo escuchar su corazón desorbitado en todo su esplendor. Aprieto mis labios con más fuerza y entierro mi cuerpo tanto como puedo en el suyo.Si pudiera me asfixiaría con su aroma.
Sus hábiles brazos acarician mi cabello con ternura.
No quiero tu ternura, quiero que me veas como una mujer.
—¿Qué está mal contigo mocosa?
Y aquella frase me resulta extrañamente familiar, de un pasado turbio que pensé enterrar hace mucho tiempo. Simplemente me aferro a él tanto como puedo.
—No soy una niña—Repito enfurruñada.
La carcajada quema en su pecho pero yo sigo sin soltarme de su fuerte cuerpo. El olor a Vodka y perfume varonil es demasiado.
—¿Es por Pandora? ¿Estás celosa mocosa?
Diablos. Sí, lo estoy, tú eres mío. O eso quiero creer.
—No soy una niña, puedo demostrártelo—Es claro que me he convertido en una idiota.
Blackwood no comenta nada, sigue acariciando mi cabeza con suavidad.
—Yo obligué a Louisa a espiarte. Amenacé a su madre para que la coaccionara a mi favor. Necesitaba saber que tramabas Ricoletti, necesitaba mantenerte a salvo.
No quiero sopesar lo que me dice. Pero aún así lo hago.
Eso ya lo sabia, pero...¿mantenerme a salvo? ¿De qué? El único peligro al que me he enfrentado es a él.—Y termine jodiendola toda—Suspira contra mí cabeza.
Vuelve a acariciar mi cabello y yo aprovecho para ubicar mis brazos sobre sus omóplatos, queriendo atraerlo más hacia mí. No quiero pensar, no quiero desconfiar, no quiero manipular, solo lo quiero a él.
—Siempre podemos perdonar—las palabras salen automáticamente de mi boca provocando el estremecimiento de Daniel.
Se separa de mí abruptamente y sale de la habitación como una bala. Me deja sola y aturdida. Llena de sensaciones y de pensamientos confusos. ¿Acaso eso fue un rechazo?
¿Que le pasa? Pensaba que me iba a desflorar.
El pensamiento sucio me hace sonrojarme. Tal vez solo necesita un incentivo. Sí.
¡Eso es! Debo convencerle de que no soy una niña.
La voz de Louisa susurra vacilante algo relacionado con la seducción, si me viera ahora estaría muy orgullosa de mí.
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La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]
RomansaLuego de un trágico acontecimiento que culminó con la muerte de sus dos padres. Leighton Ricoletti acaba bajo el cuidado del que será su nuevo tutor. Un ser para su parecer despreciable y cruel, un hombre tan oscuro y manipulador que supondrá un ver...