Another She

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Los siguientes capítulos  contienen la perspectiva de Blackwood en algunos momentos de la historia.

No soy fanática de la perspectiva unilateral y me gustaría que conocieran a Daniel mucho más a fondo. 🙈 Espero que lo disfruten. ♥️♥️


Los vidrios vuelan por lo aires, y el olor a alcohol inunda la habitación en segundos.

Aprieto los labios contra mis dientes y el sabor amargo y ferroso de mi sangre no es alivio suficiente para calmar mi furia, mi dolor y mi trágica desdicha.

Los ojos cenicientos de Stephen aún parecen clavados en los orbes de mis iris, su frialdad y la pequeña alarma de hipocresía que invocaba sentimientos deteriorados con el paso del tiempo.

Su lengua de serpiente afirmó con mucha seguridad la peor de mis desgracias. Ella se había ido para siempre...Había perdido la batalla contra un enemigo imposible. La había perdido a ella, lo había perdido todo.





Llevo dos días encerrado en este maldito despacho de mierda, contemplando el horizonte viejo y melancólico de una ciudad que ante mis ojos no volverá a ser la misma nunca jamás.

Podría acabar con todo de una buena vez.

Después de todo el arma seguía cargada en el cajón izquierdo de mi escritorio, dispuesta ahora más que nunca a ahogarme en la oscuridad apremiante y mórbida del olvido.

Podría renunciar a la vida que tan despreocupadamente me había despojado de cualquier esperanza futura. Podría, podría, lo haría sin dudarlo. Lo haría de no ser por ella.

La otra ella. La otra ella que había jurado proteger.

Leighton.

La imagen de una desgraciada mocosa con rizos escarlata y mirada suspicaz aterriza sobre mis ojos, y un odio visceral e injustificado resurge de las profundidades de mi dolor.

Ella es la culpable, de no ser por ella, de no ser por ella, de no ser...

Pero la promesa a Martha seguía litigante en mi mente. Al parecer ni después de muerta iba a dejar de torturarme, sus mismas jugarretas amargas yacían con la incesante carga que había puesto sobre mis hombros.

¿Qué podría saber yo de adolescentes huérfanas?
Iba a cumplir con mi palabra, a mi manera.

La niña no saldría tan bien librada, cuando se es culpable de algo se debe pagar de alguna forma, y estaba seguro que pagaría. Ella pagaría.









He esperado por la mocosa a regañadientes por lo que parece ser un siglo. Empino otra botella de Bourbon sobre mi boca y resoplo agotado. A la mierda la jodida niña. No tenía ganas de verle la cara después de todo, necesitaba sexo, sexo duro con alguna que otra puta. Maura me mira con reprobación cuando agarro el Lamborghini amarillo y salgo de la casa completamente borracho.

Reynolds había insistido con lo de dejarle a la chica su espacio, de rozar con ella en una situación más familiar y menos lúgubre que el funeral del amor de mi vida. Y eso hice.

No quiero tener nada que ver con esa niñata consentida. No la quiero cerca mío, no la quiero para nada. Pero que más daba ya había firmado mi sentencia de muerte, y la mierda de diario que me dejo Martha no me dejaba ninguna que otra opción.

La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora