You Own Me

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Deliciosa.
Exquisita.
Un tentempié para el paladar de cualquiera.
Y no, no estaba hablando de comida.

Su delicioso trasero,
Sus firmes y dulces senos,
Su vientre plano,
Sus caderas redondas y angulosas,
Su cuello delgado y elegante,
Sus brazos lánguidos,
Sus piernas esbeltas y  flexibles,
Su carne virginal,
Su estrecho interior...Mmmm,
Que Dios me perdone.

Leighton se aferra a mí como la hiedra restregando sus pecho contra el mío en un vaivén que me deja sin aliento.

Maldicion. Quiero follarmela de nuevo. Pero no puedo. A este paso voy a terminar embarazándola. La pelirroja vuelve a removerse contra mi piel y un gruñido instantáneo sale de mi boca. Joder mocosa.

Me deshago de su delicioso agarre y el aroma a manzanas y flores silvestres se expande por todo el cuarto. Sus largas pestañas descansan sobre sus elegantes pómulos y el delicioso sabor de su carne todavía escuece entre mi boca.

Solo una vez más. Una sola vez más.

Estampo mis labios contra los de ella en un movimiento desesperado logrando despertarla de su profundo sueño entre mis brazos.

Sus ojos azules se abren de improvisto pero si más preámbulo continúa mi ardiente beso.
Entierro mis dedos entre la seda de sus pliegues y pequeños gemidos se escapan de su pecho.

La estrechez de su interior me deshace en segundos, con una resistencia no muy convencida murmura que no la toque, pero a quien quiere engañar cuando soy yo el que saboreó la humedad de su pequeña cueva.

—Esto... No... Esta... Bien...— la chica gime entre cada palabra y a mi me importa muy poco lo que quiera ahora.

—Déjate llevar cariño. Deja que me hunda en ti. Sé que me deseas— un grito ahogado sale de sus labios cuando la embisto de una sola estocada. A la mierda la delicadeza. La deseo demasiado, aquí y ahora.

Me sostengo de sus esbeltas piernas y aprieto su precioso culo más contra mí, la cama empieza a dar golpetazos contra la pared y mi pequeña pelirroja de dieciséis años solloza entre gemidos.

¡Quiero follarmela hasta secarle el utero si eso es posible! ¡Follamerla como un animal!

—¡Joder! ¡Aguanta! ¡Aguanta!

Aceleró el movimiento de mis caderas y la chica empieza a llorar entumecida de tanta placer.

—¡Quiero... quiero... quiero...!

La vuelvo a besar en la boca embistiendo su lengua contra la mía tanto así que el aire entre los dos se hace pesado, quiero sus senos en mi boca como tantas noches los soñé, tan duros y tan imprudentes y solo míos, sus pezones rosados y pequeños saben a gloria, joder pequeña ¿Por qué no te había follado antes? El cuerpo de Leighton empieza a dar sacudidas involuntarias y mis testiculos se aprietan más y más contra su carne. Estoy tan cerca.

—¡Daniel!

—¡Leighton!

Y todo acaba allí.

Me desplomo hacia un lado de la cama y mi mocosa empieza a respirar entrecortadamente, tiene la mirada perdida en algún punto de la habitación, sin embargo no está triste, no es melancolía, no es pena, está briosa, vibrante y cada vez más vivaz.

—¿En qué tanto piensas mocosa?—le digo mientras le acarició las mejillas hasta su perfecta barbilla.

Una risa juguetona me deja descocolado por un segundo. Que sonido tan bonito. La sonrisa de Leighton se ensancha en su perfecto rostro destilando alegría y robándome nuevamente el poco aliento que me queda.

La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora