Am I that Easy to Forget?

2.7K 187 17
                                    

Un pequeño susurro se escapó de mis labios, sin embargo de alguna forma mi voz terminó atascada en mi garganta.

—Calla niña—Sentenció con indiferencia la hermosa rubia.

—¿Que diablos haces aquí mujer?

El rostro de padre se debatía entre la furia y la estupefacción, su mueca era tan horrenda que su mandíbula parecía a punto de romperse en dos en algún momento, pero mientras madre no era capaz de dejarse intimidar, yo sí.

Daniel la observaba anonadado transluciendo nada a través de esos ojos dorados que tanto me perseguían. Podía escuchar el sonido de mi pecho crujiendo en mis oídos, contando lo segundos en que su atención se encontraba en ella.

El miedo se apodera de mí rápidamente.

¿Por que no me miras?
¿Por que no me miras?
¿Por que no me miras?
¡¿Por qué diablos no me miras?!

Y de alguna manera supe que todo estaba perdido.

La rubia arqueó una ceja descaradamente al lívido rostro de Daniel. Una sonrisa espectacular hizo corto circuito con las lágrimas de mi garganta y Lo siguiente que supe fue que madre había estampado sus labios rojizos contra los de él.

Sofoqué un grito.

Las lágrimas ya empañaban mi semblante y el embriagador aroma de madre no ayudaba mucho a que me tranquilizara. Jadeé inconscientemente y una horrible sensación se situó en mi pecho. El pelinegro no reaccionó  de inmediato, sin embargo puedo observar claramente como casi se atrevía a cerrar los ojos.

Solo quiero salir de allí.

Basta.
Basta.
Basta.

Pero padre me sostiene del brazo fuertemente ante permitirme dar un paso.

—Ni se te ocurra huir ahora Leighton—sus fuertes brazos me obligan a mirar como madre envuelve sus largos brazos alrededor de lo que yo pensaba que era mi prometido—¿Ese es el hombre que dices que quieres y que te quiere?

Me niego a lloriquear frente a madre. Me niego a mostrarme vulnerable. Me niego a darles la satisfacción de verme destruída, derrotada, y rota,sin importar cuánto lo esté de verdad.

La rubia se separa de Daniel y me mira con satisfacción y superioridad. Padre ni siquiera se inmuta. El hombre al que amo no recita ni un solo verso, se niega a enfrentar mi mirada acusatoria, tiene la expresión en blanco, solo y únicamente para madre. Porque siempre ha sido ella.

Todos son unos malditos desconsiderados.

—A tu habitación señorita, los adultos deben aclarar varias cosas.

Un sonido sin ganas se escapa de mi boca, y puedo jurar que es mi corazón quebrándose en dos. Blackwood me mira entre apenado y confundido, pero hasta aquí. Hasta aquí.

—No siempre podemos perdonar.

Padre me mira con confusión y Daniel entiende perfectamente la indirecta, pero es demasiado tarde, desaparezco de la escena y desaparezco esta vez, para siempre de sus vidas.

Mis pies se amoldan al trote alrededor del vestíbulo, simplemente me permito correr tanto como puedo, queriendo desaparecer y hacerme pequeña, porque juro que el dolor que siento ahora no se compara a nada que antes hubiese experimentado.

La Jaula del Petirrojo [Con pecado concebido *01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora