Capítulo VI. «Errores catastróficos»

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-Creo que es hora de que me siente -digo. Patrick frunce el ceño, yo me explico-: Me duelen demasiado los pies, si sigo bailando seguro terminaré desmayada en el medio de la pista.

No sé porque lo hago, pero me recargo en Patrick acortando el espacio entre nosotros. Se supone que es porque estoy cansada, pero recargarme en él no quitará el dolor de mis pies.

Patrick huele bien. Tiene una extraña colonia de esas que aduermen los sentidos, un leve olor a dulce en su ropa que mejora las cosas y también un ligero olor a cigarrillo que le da un toque exótico.

Odio los cigarrillos, pero no huele mal el rastro de ellos en él.

-Eres muy floja -responde, burlón. Estira su brazo para hacerme dar otra vuelta, no dispuesto a dejarme ir.

Soy un poco mala asimilando las vueltas. Patrick es bueno guiándome pero me siento tonta cuando lo sigo. No lo sé, creo que en su mayoría tiene que ver con el hecho de que la chica casi albina sigue mirándome desde su mesa. No parece ser buena amiga de Karina pero si parece estar muy interesada en mí, aun cuando no entiendo la razón.

Ella es mucho más terrorífica de cerca. Su piel se ve mucho más pálida y brillante, sus ojos, oscuros, me analizan de arriba a abajo. Juraría que, siempre que la noto mirándome, sus ojos se ven azules, no negros, pero sólo dura unos segundos y luego vuelve a la normalidad. Para el colmo, su máscara es blanca y un tanto exagerada, como si exagerara sus rasgos con las grandes cejas y labios rojos dibujados en ella.

-Entonces... -Patrick vuelve a llamar mi atención haciendo que deje de mirarla y centre mis ojos en él- ¿Es un chico el qué te tiene distraída? No te recomiendo fijarte en nadie de aquí, nunca se sabe lo que hay detrás de la máscara.

-Karina te eligió a pesar de ser un chico con máscara -le devuelvo en broma, aunque no puedo reír después de tener a esa chica en mi mente. Sólo puedo oír la risa de Patrick a través de su máscara roja, por lo que sé que sigue metido en la conversación y le confieso lo que pienso- Esa chica, la de la máscara blanca.

Patrick parece recibir bien mi respuesta, porque se inclina de forma disimulada para poder verla mejor. Me alejo instantáneamente sabiendo que Karina también nos está observando. Tal vez no la puedo ver, pero sé con certeza que ella si me ve a mí.

-Es Nea -dice después de reconocerla-, por Atenea, la diosa griega de la sabiduría, la inteligencia y el olivo. Ella lo sabe todo porque puede leernos. No sólo la mente, también los sentimientos. Eso la hace muy poderosa, imaginarás.

-No hay nada como saber los que los demás piensan y quieren de tí -respondo.

Es bastante raro decir esto, porque yo también puedo leer sentimientos. Nunca lo había visto como algo tan importante y no quisiera destacarme por eso, sino que preferiría esconderlo.

No lo sé, siento que si los demás supieran que puedo hacerlo tratarían de interesarse en mí más de lo que ya lo están intentando. No confío en lo que Patrick y Pan pueden querer de mí.

Si puedo ganar un lugar y un trabajo aquí siendo Suty, seré Suty.

-Parece que has causado una buena impresión con Pan -Patrick toma mi mano de nuevo y nos conduce fuera de la pista-, así que vamos, puedes seguir cautivándolo un rato más...

Me detengo en seco, las dudas formándose en mi mente una tras otra. Patrick parece nervioso, como si este fuera un negocio que no puede perder.

Es como si yo fuera un negocio un minuto y, al siguiente, ya está coqueteando conmigo.

-No sé si Pan me agrade mucho -respondo. La codicia que había en él no me agradó para nada-. Hay algo con él...

-Sólo hazlo. Puede que parezca que es alguien peligroso, pero no lo es, sólo busca expandir sus negocios.

Dulce Magia Tormentosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora