Capítulo 17. «Ladrón que roba a ladrón...»

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Capítulo dedicado a DreamXII  una nueva lectora.

♣ ♣ ♣

La oscuridad abunda por todas partes. Es la ausencia del todo. No hay nada, no veo nada.

Me esfuerzo por centrar mi vista en algún lugar, trato de enfocar mi vista, pero no hay nada.

Ese profundo abismo de oscuridad me invade hasta el último pedazo de mi ser. No puedo respirar, hay un nudo en mi garganta, mi cabeza duele.

De repente, y sin que yo lo espere, puedo ver algo. Puedo ver a alguien, más bien. Es una de las brujas.

Parpadeo un par de veces, confundida, la bruja se acerca a pasos lentos, mi respiración se corta. Y es que, al estar más cerca, y como si la luz estuviera enfocándolo, veo a su cuello iluminado, ese cuello cortado, cuello que yo corté.

La bruja cambia de apariencia. Se vuelve una chica, pálida y moribunda, con cabellos castaños y enormes ojos mieles.

—Tienes que verlo. Estás en peligro— dice. Entrecierro los ojos.

— ¿Qué tengo que ver? — pregunto. Ella niega.

—No es algo fácil. Es algo escondido. Ellos te quieren a ti, la quieren a ella. Te llevarán, la llevarán, ¡Ustedes morirán! — grita. Lágrimas negras comienzan a salir de sus ojos, ella llora fuertemente, sus sollozos penetrando en mis oídos. Los tapo, pero no sirve. El dolor que ella tiene cala en mis huesos. Me inclino en el suelo, sufriendo, ella camina en el frío suelo, se inclina sobre mí, y susurra:

—El cuervo quiere convertirse en águila. Está extendiendo sus alas, el Bagual está con él, ¡Y viene por ustedes! — su aliento roza mis orejas, todo mi cuerpo se llena de escalofríos— vence a la energía.

La bruja me toca, y como hace una hora, cuando me desperté por éste mismo sueño, y dos horas antes de eso, y otra hora antes, salgo de mi sueño. La cosa es sencilla. No salto, no grito, ni siquiera abro los ojos.

Podría jurar que mi cuerpo sabe que debe estar callado. Me mantengo inerte, entonces oigo las palabras venir hacia mí.

—Ella lo hizo Karina, yo lo vi, la vi salvarte— ese es Patrick.

— ¡No sabes nada! ¡Estás demente! ¿Ella? ¿Salvarnos? — esa es Karina.

—Sí. Ella. No es algo imposible, ¿Sabes? — contesta.

—No lo creo. Y si es cierto... debe ser alguna otra habilidad, ella no es como Nea. De todos modos, ¿Por qué lo escondería? Porque... — la siento acercarse a mí, su aliento tan cerca que casi comienzo a temblar, sigo fingiendo que duermo, aunque es muy difícil— ¿Escondería un don tan importante? 

—Tal vez no lo sabe, ¿Lo has considerado? — dice Patrick, tan sabio como siempre— tenemos que ayudarla. En todo caso, ¿De qué sirve que todos los demás sepan que es buena con los sentimientos? Se esconderían, le temerían. Si la escondemos, la entrenamos bien, podríamos independizarnos, dejar a esos chupasangres. 

— ¿Independizarnos? Estás demente— dice Karina, despectivamente— ¿Sabes qué? Necesito desayunar. Tú también, estás delirando. ¿Vamos? 

—Está bien, pero tienes que prometer que compartirás las chispitas conmigo. 

— ¿Me conoces? Yo nunca comparto con nadie— se burla Karina. Segundos después ellos están marchándose. Cuando han pasado más de quinientos segundos en mi mente, me levanto. 

Espero poder evitar a Karina y a Patrick todo lo qué sigue del día.

Al menos tengo mi reunión con Thor pero... no sé que haré. 

Dulce Magia Tormentosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora