Capítulo 26. «Eres muy indecisa»

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Thor gritó fuerte.

Muy fuerte.

Cada que cierro los ojos lo veo gritando, su boca moviéndose en una velocidad supernatural, pero, a la vez, viéndose especialmente aterradora.

Sí, sentí lo mucho que estaba preocupado por mí, pero eso no quiere decir que aceptaré que me grite de esa horrible forma.

¿Quién se cree que es para controlar mi vida? ¿Por qué no puede creerme si le he sido honesta?

Aunque sí, no lo he sido todo el tiempo.

Y también... él es mi jefe. Debo obedecerlo.

Además, no dijo nada que no sepa. El que me tenga encerrada aquí es por mí seguridad, no porque quiera acorralarme o algo parecido. Debo pensar bien las cosas, con inteligencia.

Lo que quiere decir, aunque no quiera aceptarlo, que tengo que ser obediente.

Además, ¿Qué tal difícil puede ser?

Este no es un lugar feo en el que esperar. La habitación es muy bonita. No muy grande, no muy pequeña, con una enorme cama matrimonial de edredones azules. Tiene una pantalla enorme de televisión, y un hermoso balcón que tiene una impactante vista hacia la barranca y el río. No es un lugar feo, es hermoso, tolerable, pero...

¡Es qué es tan difícil!

Tengo que volver a casa, a Andremaría, para ayudar al pequeño Gabriel.

«¡Pues escapa de una vez!» grita una voz en mí mente.

Es Ferrates, el río. Estoy acostumbrada a la sensación de que alguien hable a mí mente, pero no a sentir esta corriente de sentimientos en especial.

Mientras Tule es centrado, fuerte, sabio y muy tranquilizante, este río es diferente. Es libre, inteligente, decidido, y a la vez jovial.

— ¡¿Cómo se supone que lo haga?! — pregunto, frustrada, mientras no puedo evitar dar vueltas por la habitación como un león enjaulado. 

«No es tan difícil como parece» me contesta, «Por algo tienes poderes del aire»

— ¡Sí! — digo. En mi mente, la idea parece magnífica. Sólo tengo que usar mis poderes con el aire para volar y volver a casa. Pero... —. ¡No!

No puedo. No tengo muchas habilidades con el aire. Apenas si puedo usar la cosa de la arena, y eso muy poco, mucho menos usarla específicamente para volar.

Tal vez pueda hacer un enorme tornado y lanzarme sobre él, así hasta llegar a casa.

Pero...

Nunca he intentado meterme en un tornado, y, probablemente, si lo haga, no dure mucho tiempo dentro de él. Las villanas generalmente viajan en tornados todo el tiempo, pero no es algo que parezca particularmente cómodo o fácil.

«Eres demasiado indecisa» me regaña Ferrates, puedo sentir lo mucho que lo estreso. ¿Qué se supone que haga? «Está bien, te ayudaré. Haz un tornado, llega hasta mí, yo te llevaré lo que sigue del camino hasta la universidad»

Aprieto los labios mientras, con todas mis fuerzas, medito lo que se supone que el río quiere que haga.

Parece posible.

Camino hacia el balcón a pasos lentos.

Me inclino en él, ganando una vista del pequeño borde en el que puedo poner mis pies, y, haciendo una estupidez, me subo en él, las rocas mirándome, amenazándome.

Inhalo, exhalo, busco mis poderes, y, soltando una de mis manos de la barandilla, la uso para crear un tornado pequeño, no muy largo, lo suficiente como para lanzarme en él.

Dulce Magia Tormentosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora