Capítulo 11. «No precisamente él»

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—Hey— dice Patrick, rodeándome por la cintura. Tiene su vista centrada en algún punto detrás de nosotros, cerca de los sofás. Sus ojos centellean en esa tenebrosa forma, la forma enojada y llena de resentimiento. Verlo me hace entrecerrar los ojos, y, guiada por mi instinto, preguntar:

— ¿Y Karina? — noto que Cinthya alza una de sus cejas hacia mí, curiosa por la idea de ver a Patrick tan cerca. Él niega, aun sin soltarme. Estoy a punto de hacerlo, hasta que él me distrae con sus palabras.

—Ella vendrá pronto— dice—. Cuando Pan lo desee. Ahora... — su vista pasa de nuevo a nosotras, está hablando mucho más bajito—. Estoy viendo hacia allá, porque hay un gran mago allí en la cabina, mirándote sólo a ti.

— ¿Qué? — digo, en su oído, reprimiendo mis ganas de mirarlo, algo mortalmente difícil—. ¿Quién? ¿Es... malo que me esté mirando?

—Se hace llamar Thor— contesta, cada vez más cerca de mi oído, su cálido aliento inundándome—. Es muy bueno con los rayos. Lo viste la otra noche, antes de desmayarte. Tiene cierto dominio con la electricidad, además de su propio grupo de magia, lo que lo ha hecho muy famoso.

— ¿Tan bueno es? — pregunto. Todas mis represiones se pierden, al instante, lo que me hace girar la cabeza y mirarlo, por primera vez. Es entonces cuando lo reconozco.

Santa esfera, es el chico con el que choqué el otro día. Lo reconozco a pesar de las luces, al igual que a sus sentimientos, casi tan reconocibles como los de Cinthya, tanto que los siento a flor de piel. Son algo parecido al enojo, muy alterado, con celos, además de codicia.

Mi mente se empieza a perder en los recuerdos de aquella noche en Satiry, la forma en que las luces bailaban, de un lado a otro, sorprendiendo al público. Como, en las partes a las que no llegaban las luces, las sombras se hacían presentes y tenebrosas.

La forma en que todo jugaba en conjunto para hacer su presentación perfecta.

Sus ojos tormentosos y convertidos en azules, brillando.

—Lo suficiente— dice—. Tiene personas muy talentosas, lo qué hace qué la mayoría de los jefes de sociedades quieran hacer negocios con él. 

—Oh— respondo, sorprendida—. ¿Negocios de qué tipo?

—De los que solemos hacer nosotros— dice. Cinthya habla no sé qué con el barman, así que está distraída, por el momento, claro, porque noto qué nos mira a Patrick y a mí de reojo—. Proteger personas, ayudar con cosechas, o lo que sea, con tal de qué tenga que ver con nuestra habilidad y saque dinero.

—Oh— digo, sin saber que decir, mis ojos cayendo en él, y la forma en qué las pocas luces iluminan su cabello rubio cenizo y rostro, acentuando sus pómulos.

Un chico.

Famoso, con negocios.

Y mirándome.

Es intimidante.

Cinthya se ha mantenido callada, observando toda la situación. Estoy a punto de hablarle cuando Karina se hace presente, tan escurridiza como una salamandra. Patrick no quita su mano de mí espalda, ni va a saludarla, besarla, y apachurrarla como suele hacer siempre. Parpadeo un par de veces, sin saber que hacer.

—Quiere verte, es el momento— dice, con tono normal. No parece molesta, su rostro sigue igual de frío que siempre, pero, por dentro, se siente remplazada.

Ella sabía que este momento llegaría porque, al parecer, leo en sus sentimientos, lo reconoce.

Tal vez en el pasado ella fue el remplazo de alguna otra chica, por eso ya lo reconoce, y, desde el principio, no actuó como cualquier novia psicótica lo haría. Ahora entiendo todo mejor, y como no quiero pasar por lo mismo, rápidamente me alejo de Patrick, sin distraerme como la última vez.

Dulce Magia Tormentosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora