Capítulo 40. «Victoria»

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Esta es la última forma en la que imaginé que volvería a casa. Yo...

No esperaba esto.

No esperaba que lo que antes era un hermoso lugar colorido y sencillo se convirtiera en la cuna del libertinaje y la ostentosidad.

Las casas sencillas y pequeñas han sido pintadas de colores llamativos y fosforescentes gracias a la pintura en aerosol, la entrada que decía, «Bienvenido a Andremaría» ahora dice «Bienvenido al horror», personas vestidas de negro, rojo, azul, morado y rosa desfilan por la calles tomadas de los brazos y con una botella de cerveza en la mano.

Noto que ellos son los Tenebris porque los normales, a los que se supone que estoy tratando de imitar, visten como lo hace la población en general y sin esos colores tan llamativos.

— ¿Estás bien? —pregunta Gabriel al notar mi cambio de humor aparente. Al menos sé que no puede leer mi mente porque sus habilidades están inhabilitadas.

—Sí —contesto, indecisa—. Es sólo que... —dudo, mi vista fija en nuestra fonda, la cual estamos pasando—. Es difícil ver todo este cambio. Ellos...

—Ahora sabemos lo que harán en Solteichn si ganan. Para mí no es doloroso, para mí es una motivación, me hace querer ganar y darlo todo por los demás, por los indefensos.

—Lo siento —contesto una vez ha terminado de hablar. Él entrecierra los ojos, dando a entender que no entiende el origen de mis palabras—. Me he alejado de ustedes estos meses que estuve fuera, tenías razón.

—Tú no lo hiciste a propósito, tenías una nueva vida en la que preocuparte.

—Pero es cierto —insisto—. En el tiempo en que estuve fuera tú cambiaste y maduraste y yo no tenía ni idea. Deja que yo...

— ¡Silencio! —grita Vivian, que viene en el asiento delante de nosotros en la minivan—. Hemos llegado a nuestro destino.

Suspiro, nerviosa. El zócalo está totalmente pintado de negro, incluso la fuente del centro. Erick la rodea y se detiene debido a que hay una gran fila para llegar al retén en que decidirán si dejarnos pasar o no.

—Recuerden tratar de pasar desapercibidos —nos instruye Zukira. Luce significativamente diferente sin el uniforme militar. Ha dejado su cabello suelto y está maquillada llamativamente, parece parte de los Tenebris que están afuera. Saca un conjunto de pinturas de su bolso y continúa—: Esparzan un poco de pintura alrededor de sus ojos, mejillas y cuello, eso ayudará.

Tomo la bolsa llena de pintura y elijo una sombra azul eléctrica luminosa que parece ser brillantina. Me giro hacia Gabriel y la esparzo por todo su cuello haciendo una línea que pasa por su clavícula, mejilla izquierda y que llega a sus ojos. El azul resalta lo verdes que son.

Por su parte, Vivian le unta pintura azul celeste a Ritkar, sino es que ya lucía bastante llamativo con el cabello rosado que ha decidido llevar hoy. 

Por su parte, Gabriel toma un frasco de pintura verde y la pone alrededor de mis ojos y en la parte baja de mis mejillas. Al terminar conmigo se gira hacia Lirak, su dragón, y le unta un poco de pintura en su antebrazo, hombro y mejilla izquierda.

Lirak es bastante callado. Siempre está mirando hacia alrededor, observando y admirando el medio ambiente que, según él, es muy distinto al de su propio hogar.

—Perfecto —dice Gabriel una vez que terminamos, ambos intercambiamos sonrisas nerviosas, la minivan para frente al retén.

—Todos tienen que bajar del auto, el valet llevará su auto al aparcamiento —dice el oficial. Es raro que haya seguridad en un lugar de mala muerte como este. Erick asiente, acto seguido todos estamos bajando del auto y sintiendo esta misión tan grande que es atemorizante.

Dulce Magia Tormentosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora