Moneda de cambio [COMPLETA]

39 - En el tiempo de un latido

Daryl corría desesperado hacia ella, y mientras avanzaba y a pesar de la distancia, las personas y obstáculos que había en la calle, pudo ver cómo Eugene se acercaba decidido al grupo de Negan apuntándolos, el arquero sabía que desde donde él se encontraba no podía realizar un tiro limpio, y estaba resuelto a acabar de una vez por todas con aquel maldito, hasta que al fin logró estar lo suficientemente cerca, y al tiempo que levantaba su arma para de una vez por todas ponerle fin a la vida de ese sádico tirano, pudo escuchar la voz de Eugene que con inusitada claridad llegaba hasta él...

-Por favor... déjala... no puedes matarla....-

-Y sabré porque maldita mierda no puedo hacerlo, según tú?

-Porque está embarazada....-

El tiempo se detuvo en ese momento para Daryl. Los sonidos de todo lo que lo rodeaba habían desaparecido... simplemente el resto del mundo se había esfumado...
Miró el rostro de la única mujer que había amado, su chica, su mundo, y observó cómo sus dulces ojos de chocolate se habían cerrado al escuchar las palabras de Eugene, y una lágrima solitaria que brillaba como un diamante rodó por su rosada mejilla.

Era cierto.

La vio volver a abrir los ojos, con férrea determinación en su mirada.

-Te preñaron... dejaste que ese imbécil echara raíces en ti.... Adiós Gatita....-

Una seguidilla intespestuosa de pensamientos se sucedía en la cabeza del arquero, pequeños instantes de los momentos que había pasado con ella... a los que les sucedieron imágenes de un futuro que nunca se había atrevido a soñar siquiera, en donde podía verse a sí mismo acariciando el suave y redondeado vientre rebosante de vida, podía ver un pequeño niño en sus brazos, que con su manita lo tenía asido de un dedo, casi podía percibir la dulzura del paso de los años junto a ella...

"Echar raíces"... sí... ella era la tierra fértil sobre la cual quería construir un hogar... su hogar...

No dejaría que aquel maldito le arrebatara ese sueño, esas imágenes no quedarían en un simple espejismo, y cuando su dedo rozó el gatillo, un disparo que provenía del arma de Dwight sonó...

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-Doctor, cómo esta ella?-

Dwight se levantó ansioso del asiento de la sala de espera en el  que hacía ya un par de horas se encontraba, estaba ojeroso y mentalmente agotado, y sentía como sus manos se habían quedado sin sangre debido a la presión que hacía con sus puños.

El médico se sacó con cierta nota de cansancio las gafas, a pesar de los años que llevaba de profesión, siempre dar esa clase de noticias le había resultado la parte más difícil de su trabajo.

-Su esposa está bien... se recuperará... Es joven. Pero lamento informarle que ha perdido el embarazo... lo siento. Quizás... en unos meses ya podrán intentarlo nuevamente....

Sabía que el médico seguía hablando, pero él ya no podía escucharlo. Abrió y cerró las manos, tratando de recuperar sensibilidad, pero le parecía que su mente estaba ya muy lejos de allí.

Esa misma mañana habían comprado juntos las primeras ropitas, como aún no llegaban al fin del primer trimestre se habían decidido por que fuera todo blanco... Resonó en su cabeza la voz de su hermana, que les había dicho que era de mala suerte comprar cosas antes del tercer mes...

Pero ellos lo deseaban tanto... habían intentado tantas veces, hasta que ese ruego había sido escuchado al fin... "Mi pequeño milagro"... así le llamaba Sherry.

-Puedo verla?...-

-Si... por supuesto... sígame..-

Entró a la habitación, y allí estaba ella, con su mirada perdida, mientras el suave cortinado se movía ondulante a voluntad de la brisa que por la ventana se colaba...

Dwight se acercó, y se sentó frente a ella, y con ternura deslizó los cabellos de ella que estaban sobre su mejilla. Sherry cerró los ojos ante el contacto de la piel de él, su cálida caricia abrió de nuevo el dique de lágrimas que trataba de contener en su interior.

-Oh Dwight... se fue... mi pequeño milagro se fue...- susurró antes de perderse en el mar del dolor.

No había palabras en el mundo entero para consolarlos, y se quedaron allí, con sus frentes tocándose, buscando en el amor que se tenían un poco de consuelo...

No hubo otro intento. El fin del mundo llegó dos meses después de aquello. Y ahora ella se había ido para siempre.

Levantó la vista, volviendo al presente, y mientras apretaba la carta de ella en el interior de su bolsillo, Dwight vio como una lágrima rodaba por la mejilla de aquella mujer, y como sobreponiéndose a todo, volvía a enfrentar resoluta a Negan, quien se dirigía con evidente ira y despecho hacia ella.

-.... Adiós Gatita....- le escuchó decir.

"Debo de acabar con todo esto"....

Fue lo último que pensó en ese tiempo que dura un latido, y levantando su arma, apuntó, y sin un ápice de duda, disparó.