30 - El sabor de su beso

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Cuando Java trató de recordar cómo habían escapado de El Santuario, se dio cuenta que sólo había algunos fragmentos de información en su memoria, era como si algo muy dentro de ella hubiese censurado esos momentos.

Un trozo de pasillo. Cuerpos mutilados. Unos walkers tratando de darles alcance. La mano de Daryl que con urgencia demencial la conducía por aquel lugar. Sonidos de disparos. La luz del sol encegueciéndola. Los sonidos de una batalla que se negaba a disminuir su fragor. Y bosque.

En algún momento ella sintió que los brazos de él la levantaban, y abrazándose a su cuerpo, hundió el rostro en cuello de Daryl. Ya no podía soportar agregar más imágenes a su cabeza.

Sentía el latido del corazón del arquero junto al del suyo, percibió su respiración, su aroma. No podían ser reales. Pensó que había muerto, que había tenido éxito al quitarse la vida, y aquello iba a ser su recompensa, su paraíso, sentiría estar en sus brazos por la eternidad... o quizás era el castigo, porque la harían sentir así para luego quitárselo una y otra vez... Se aferró con más fuerza al cuerpo de su salvador, temblando ante esa idea.

Lo próximo que recordó es que subían a un vehículo, y ella estaba acurrucada en sus brazos, mientras él la mecía, y en un murmullo íntimo, sólo para sus oídos, trataba de reconfortarla.

-Mía... mi chica... ya terminó... shhhh... no llores... por favor...se acabó... -

Daryl la miraba incrédulo, y mientras el alivio de verla a salvo lo envolvía, sentía también su corazón destrozado, y una ira que lo quemaba por dentro.

Java estaba toda lastimada, tenía cortes y golpes por cada lugar que miraba, parecía que se habían ensañado con ella de una forma inhumana, y una culpa como nunca había sentido lo embargó, todo aquello que le hubiese pasado, cada herida, cada rasguño, cada lágrima que hubiese derramado, eran pura y exclusivamente su responsabilidad. Cada magulladura, cada gota de sangre eran puramente por él, la había sacado de su refugio, y sólo por egoísmo, sólo por haber deseado tenerla para él mismo, es que ella había tenido que sufrir todo aquello.

Sabía que no le alcanzaría una vida entera para recompensarla. Siguió acunándola, y aunque sentía que no lo merecía,que el sólo hecho que ella existiese era un regalo inmerecido para él, aspiró su dulce aroma a jazmines, y se perdió en su tibieza, su suavidad, su dulzura.

Cuando volvió a recorrerla con la vista, comprobó que era cierto, ella estaba vestida como las otras esposas de Negan. ¿Es que ese hijo de puta la había tomado para sí? Una fugaz imagen de las manos de aquel bastardo sobre la piel de ella lo hicieron jadear de ciega rabia, y casi sin darse cuenta, y con todo el dolor y el pesar que aquella situación le producía, no pudo evitar la pregunta que se escapó de sus labios:

-Por Dios...qué te hicieron?-

Daryl vio como ella levantaba entonces los ojos de chocolate hasta que se encontraban con los suyos, y escuchó como ella comenzaba a llorar de una forma incontenible...inconsolable. Él estaba desesperado, y mientras seguía arrullándola, él también lloró, por los dos.

Un par de horas después llegaron a Alexandría, y él la llevó hasta la casa que compartía con Rick, Michonne y otros, y con suavidad la condujo hasta uno de los cuartos de baño del piso superior, pensó que Java querría un momento a solas, quizás ducharse, pero antes de cerrar la puerta se dio cuenta que ella estaba inmóvil, simplemente estaba allí de pie, en medio del lugar, mirándose las manos como si no fuesen las propias. Entonces Daryl la condujo con ternura hasta la regadera, y mientras escuchaban como el agua comenzaba a correr, con suavidad comenzó a quitarle aquel odioso vestido negro, que arrojó con desprecio al otro lado del cuarto, aquel era un símbolo del infierno que había pasado. El agua se deslizaba tibia y él enjabonó sus manos, y las deslizó por su cabello, la masajeaba con suavidad. Ella tenía los ojos cerrados, y a pesar que las lágrimas de ella se confundían con las del agua que la recorrían, él sabía que estaban allí, y que ella no podía detenerlas.

Quitó poco a poco toda la sangre de las manos de ella, y luego vio como Java se abrazaba a sí misma, tratando de ocultar, con cierta vergüenza, las marcas que le había producido su estancia en El Santuario. Cada una de ellas era un nuevo suplicio para él.

Con increíble suavidad, la aseó, tratando de reconfortarla con cada caricia, de borrar aunque fuese un poco el dolor que ella sentía, pero sabía que aquellas marcas no eran el problema en realidad, las magulladuras y las heridas de su piel al cabo de un tiempo sólo desaparecerían, pero las que se hubiesen producido en su interior, esas serían las más difíciles de sanar.

Cuando él se detuvo frente a ella , vio como Java suspiraba quedamente, y abría los ojos sólo para él, y con lentitud se acercó a sus labios rosados, entreabiertos... tenía un secreto terror que lo rechazase... pero sus bocas se encontraron, y el tiempo se detuvo en ese instante para ambos.

Su boca sabía a reencuentro, a anhelo, a añoranza. Sintió los brazos de ella alrededor de su cuello, atrayéndolo, y las curvas de su cuerpo amoldándose al suyo. Y a pesar de toda esa locura que habían pasado, de todo el dolor, la culpa y la furia, Daryl pudo sentir como el deseo por ella se desataba. Pero era consciente que no podría tocarla hasta que ella no estuviese lista, él simplemente la esperaría.

Poco después estaban en su dormitorio, la muchacha estaba sólo vestida con una remera muy holgada que había encontrado en uno de los estantes de un placard que había allí, y permaneció sentada en la mullida cama, con la mirada perdida hacia la nada. A través de la ventana podía ver como los árboles se mecían acompañados por una suave brisa, mientras el trinar de los pájaros era lo único que podía escucharse.

Él terminó de cambiarse poco después, y se sentó en el piso, bajo la ventana, y se quedó viéndola, sin atreverse a preguntarle nada más.

-Hace un rato... me preguntaste algo en el auto... me preguntaste que me habían hecho...- su tono de voz estaba cargado de tristeza, de resignación, y había algo más sutil que Daryl no podía identificar...

Él corazón del arquero comenzó a desbocarse... Quería saber qué le había pasado, necesitaba ayudarla, aún sin saber cómo hacerlo, pero... tenía miedo de qué iba a escuchar.

-Negan... él... me salvó....

Moneda de cambio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora