14 - El regalo

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Cada escalón que Java bajaba significaba en su interior un descenso a la misma suma de todos sus miedos. Sentía como su corazón se aceleraba, como la adrenalina se liberaba en sus venas. Llegaron al tercer piso, y para sorpresa de él, ella siguió bajando uno más. Daryl la miraba preocupado, sobre todo cuando vio que del descansillo antes del último tramo de escaleras que tomarían, ella recogió una barreta que había pasado desapercibida en aquella inspección que hiciera con Michonne el primer día. Le parecía increíble que sólo hubiesen pasado seis días, y cómo todo había cambiado en su vida, de una manera que aún no lograba explicarse aquella mujercilla se había metido debajo de su propia piel.

Cuando llegaron al segundo piso, Java se detuvo al lado de la puerta que comunicaba la escalera de servicio con las habitaciones, estaba cruzada por varias vueltas de cadenas, y tomó la barreta con fuerza con ambas manos, frente a su pecho. Daryl se acercó hasta el frente de ella, y buscó su mirada mientras la tomaba por los hombros. Podía sentir el temblor de su cuerpo.
-Ey...que pasa mi pequeña? Qué hay allí?- la ansiedad en su voz era insoslayable. A Daryl poco le importó que Rick lo escuchase dirigirse así hacia ella, a él solo le interesaba tratar de reconfortarla y sobretodo, comprenderla. Java se puso de puntillas, y se acercó a su oído, y en un tono de voz que sólo él pudo escuchar le susurró:
-Te dije que te protegería... - y mientras depositaba un suave beso en sus labios, puso en las manos de Daryl aquella barreta.
Dio un paso hacia atrás, y agregó:
-Haz los honores!- con una sonrisa en los labios y con tristeza en la voz.

Daryl y Rick se miraron, y mientras el arquero forzaba aquellas cadenas, Java se sentó en los escalones y se tapó el rostro con ambas manos. Tenía un ataque de ansiedad, pero no quería que él la viese así, debía ser fuerte, debía estar a la altura de aquellas circunstancias.
Tras un par de minutos de forcejear, los candados se rindieron, y pudieron entrar. El fuerte tufillo a encierro y polvillo fue lo primero que percibieron, pero a medida que se adentraron percibieron que allí había otro olor que les era muy familiar... pólvora.

Daryl se acercó hasta uno de los ventanales y lo deslizó para que la luz del sol lo inundase todo, y cuando sus ojos se acostumbraron a la luminosidad pudo ver que había allí. En los pasillos había varias docenas de cajas con proyectiles de distintos calibres, y en una de las habitaciones había filas interminables de armas de todo tipo, desde fusiles M16, carabinas M4 y rifles de asalto, hasta cajas con granadas, y dos bazookas que estaban en un rincón.
Había también chalecos anti-balas, bengalas, lentes de visión nocturna....

Rick no podía creerlo, todo aquello cambiaba absolutamente las cosas, era un regalo del cielo, el milagro por el que había recorrido cada maldito lugar en kilómetros y kilómetros a la redonda. No pudo contener una carcajada de triunfo, mientras lo miraba a su amigo y le decía: -La navidad se ha adelantado!!!!-
Daryl no lograba entender cómo era posible eso, se acercó y las tocó, y ni así podía creer que eran reales.
Giró y salió de allí, para encontrar que Java aun estaba sentada en las escaleras. Se arrodilló frente a ella, necesitaba comprender cómo, cuándo...
Y sobre todo, el por qué.
Ella levantó la mirada, y mientras tomaba un mechón del cabello de él, simplemente levantó y dejo caer los hombros, resignada.
-Cuando la escuela fue tomada por los bichos, y nosotros nos refugiamos aquí, estábamos sólo con un par de cuchillas. A medida que fuimos explorando fuimos armándonos, hasta que los hombres decidieron que teníamos que traer absolutamente todas las armas que los militares habían tenido en el asentamiento. Decían que llegaría un momento en el cual valdrían más que el agua.... Soy consciente que no puedo impedir que luchéis, pero sé que quizás esto pueda ayudarles...

Daryl la recorrió con la mirada. Cuántas veces podría ella salvarlo? De cuántas maneras diferentes? Cuántas personas que ahora eran su familia podrían sobrevivir gracias a ella? No había palabras que él pudiese decir que expresasen todo lo que significaba aquello. La estrechó en sus brazos. Y se quedaron allí, acunándose.
-Tú marcas la diferencia - murmuró Daryl sobre sus labios, antes de perderse en la calidez de su beso.

Moneda de cambio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora