Capítulo 9

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Thomas estaba dolorosamente excitado.

No estaba sorprendido porque Ethan hubiese huido antes de poder terminar las cosas y, realmente, decidido cuando giró la ducha hacia el lado frío, para calmar un poco su furiosa erección, había disfrutado de todos modos.

Porque aunque no hubiese tenido el placer de deslizarse dentro de Ethan, había conseguido quebrar sus barreras de otra manera.

Solo el besarlo le era letal.

El agua helada hizo temporalmente un trabajo mágico en su libido, entonces envolvió una toalla alrededor de la cintura y pensó en su próximo movimiento; Ethan no quería trabajar más con él pero, Thomas quería quedarse con Ethan. ¿Qué cosa garantizaba que fuera corriendo a su lado? ¿Y si todo fuese bien, cómo mantenerlo allí?, con él, a su lado.

Sonrió con seguridad súbita. Sabía exactamente lo que necesitaba hacer. Oh sí, lo vería nuevamente en breve.

~***~
 


Thomas estaba aburrido.

Los clubs de strippers habían sido una gran diversión cuando tenía veinte años, pero con el paso del tiempo se sentía cada vez más como un viejo tarado viendo a las jóvenes bailarinas moviéndose en sus ropas diminutas. Los rostros de las mujeres empezaban a desvanecerse después de un tiempo.

Las luces estroboscópicas centellaban en sus ojos y el olor a cigarro, alcohol y sexo impregnaba el aire.

Ya no se sentía cómodo con esa atmósfera en general, no sabía en qué momento los clubs habían perdido el brillo y la diversión. Aun así, intentó que pareciera que se estaba divirtiendo, después de todo ese era el objetivo de la noche.

Había llamado a sus amigos y les había dicho que los esperaba en el Hustler Club. Era necesario que estuviese en una fiesta y cercado por mujeres desnudas y que aquellas personas se emborracharan lo suficiente para coger sus móviles y sacarle fotos.

Alguien intentaría hacer algún dinero con esto y entonces tendría a Ethan exactamente donde quería.

Hasta ese momento supuso que debería continuar rellenando de dólares los bikinis de las bailarinas, tal vez incluso consiguiese uno o dos bailes en su regazo y haría algunos sacrificios personales solo para continuar la farsa.

Ciertamente, Thomas no quería un cuerpo femenino retorciéndose sobre él, no. Él quería el duro cuerpo que había estado sobre su regazo horas atrás. Aun podía sentir el peso de Ethan sobre él, o la forma en la que se movía para traer fricción entre ellos, o los músculos duros bajo sus palmas.

Si cerraba los ojos, aun podía recordar el sabor de sus labios, o los sonidos que hacia cuando lo tocaba, o la forma en la que su cuerpo se tensó cuando disparo su carga por su garganta.

¡Maldita sea! Thomas quería saborearlo de nuevo, quería besarlo y tocarlo como había hecho antes, quería besarlo mientras se empujaba duro entre sus piernas, ¿Quién diría que el cuerpo de otro hombre podría excitarlo de aquella manera?

Sonrió, esperando ya ansiosamente ver a Ethan por la mañana, temprano, en el despacho de John.

~***~

El teléfono sonó a las siete de la mañana, despertando a Ethan de un sueño profundo.

El sábado era el único día que se permitía dormir hasta después de la salida del sol, pero ya que no había realmente dormido debido a que había pasado la noche intentando no recordar lo que había pasado en el sótano de Thomas. Intentado olvidar lo que le había hecho con sus manos y su boca. Intentando convencer a su corazón que alejarse era su apuesta más segura, no había realmente conciliado el sueño, así que cuando cogió el teléfono, estaba completamente desorientado y confuso.

Un acento del sur arrastrado era la última cosa que esperaba escuchar.

— ¿Señor Hamilton?

Rápidamente se sentó en la cama, tallándose los ojos. El nuevo dueño de los Giants, no tenía por qué llamarlo tan temprano un sábado por la mañana, a menos que fuese algo malo...

— Soy yo.

— Creo que le he contratado para reformar al mejor jugador de mi equipo.

¿Qué es lo que había hecho Thomas? Fuese lo que fuese tenía que aplaudirlo. Había conseguido un arma para salir disparado en menos de veinticuatro horas.

— Sí, señor —dijo Ethan— el señor Blackwell y yo nos encontramos brevemente ayer para examinar cuidadosamente el plan preliminar.

— ¿Su plan incluía visitas al final de la noche en clubs de strippers, amigo?

— ¿Clubs de strip-...?

La confusión y el dolor batieron directamente en el pecho de Ethan. Thomas había ido de su cuerpo casi desnudo directamente al cuerpo desnudo de una extraña.

No lo culpaba, después de todo el cuerpo de una mujer, era más blando y cálido que el suyo. También sabía que él no significaba nada para Thomas, pero dolía esta bofetada en la cara.

¿En qué demonios había pensado? Probablemente esta era la forma en la que Thomas le estaba diciendo que no estaba más interesado.

Después de todo, ¿Qué más tenía para ofrecerle? Thomas era un deportista profesional y Ethan sabía que jamás podrían estar juntos. No solo por la condición de Thomas siendo un playboy, y su total renuencia a formar relaciones, sino porque afectaría completamente la imagen de Thomas si alguien llegase a descubrir que habían estado juntos alguna vez.

Las personas suelen creer que los deportes son únicamente para "hombres", y en el mundo del deporte, si alguien se enterase de lo que alguna vez paso entre ellos, hundiría totalmente la carrera del hombre. Lo cual sería completamente lo opuesto por lo que, los Giants lo habían contratado. Nunca ni en un millón de años, Ethan correría ese riesgo.

Antes de conseguir que su cerebro diese una respuesta, John dijo:

— Estamos en mi despacho esperándolo. ¿No es cierto señor Blackwell?

De lejos oyó a Thomas gritar.

— ¡Hey, Ethan! Te has perdido una verdadera diversión ayer por la noche.

El nerviosismo de Ethan era casi tan grande como el ego de Thomas.

— Estoy en camino —dijo, pero el teléfono ya estaba descolgado en sus manos.

Estableció un nuevo record de velocidad para tomar un baño y vestirse. Imaginó todos los diferentes modos en que podía asesinar a Thomas. Pero nada que pensara era lo bastante cruel o tenía una sesión de tortura lo suficientemente prolongada. Quería sangre y, por Dios, iba buscándola. 

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