Capítulo 22

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El jueves siguiente fueron al campo de fútbol para niños de Palo Alto.

— Este es mi lugar favorito para pasar el verano —dijo Thomas a Ethan cuando llegaron al aparcamiento de Camp Cougar. Varios campos de fútbol se extendían alrededor del estacionamiento, un edificio marrón teja estaba a su izquierda.

— Vamos, voy a presentarte a los chicos que dirigen este lugar.

Thomas fue dando abrazos de oso por todo el recinto.

— Gente, él es Ethan. — Thomas no estaba avergonzado por necesitar un asesor de imagen, pero no le importaría que sus amigos pensaran durante cinco minutos que ellos dos estaban juntos.

Ethan por supuesto, no se sentía de la misma manera, mientras apretaba las manos saludando decía:

— Ethan Hamilton, soy el asesor de imagen de los Giants, me contrataron para trabajar con Thomas.

— Espero que no se suponga que debamos mostrarnos sorprendidos —dijo Carl con una sonrisa. Con sus sesenta años, había estado en el campamento desde que Thomas tenía unos diez años e iba por el campo pateando traseros y tomando nombres. — Thomas siempre fue un salvaje, a pesar de todo, aun así de todas maneras lo quiero.

— ¿Qué tenemos este año? —preguntó Thomas sin ganas de discutir sobre su pasado. Las cosas iban tan bien con Ethan, que no quería que él recordase al sinvergüenza de la preparatoria.

— ¿Alguien destacado?

Carl asintió.

— Un chico, Jack, me recuerda mucho a ti. Puede jugar en cualquier posición, en ataque o en defensa. Nada lo perturba. Juega como si tuviera dieciséis años en vez de diez.

— ¿Ser tan bueno y tan joven, no causa resentimiento en los otros niños?

La pregunta de Ethan era muy buena.

— De vez en cuando hay problemas, especialmente si uno de los chicos tiene aptitud. Sin embargo en la mayoría de los casos no es culpa de ellos. Puede ser difícil cuando los padres creen que tienen al próximo Payton Manning. — respondió Thomas.

Carl negó con la cabeza.

— Ese niño Jack, es realmente amistoso, al igual que su cliente. —le dijo a Ethan— Atrae a las personas como un imán.

Thomas tomó la alabanza como un avance y miró hacia la puerta corredera de cristal abierta, explorando el campo. No le fue difícil localizar a la futura superestrella, jugaba como un chico de secundaria, no como uno de quinto año; era rápido, parecía tener una comprensión instintiva para el juego. Mientras los otros niños tenían que pararse, pensar y luego decidir qué dirección tomar, Jack iba dos pasos por delante.

— ¿Estás listo para trabajar con el grupo de este año? Desde ayer están hablando de ti.

Thomas asintió.

— No puedo esperar.
 
 

~***~
 

  
Si alguien le hubiera dicho a Ethan dos semanas atrás que iba a sentir respeto por Thomas Blackwell, le habría dicho que estaba loco, y después le habría dado un puñetazo en la cara. Pero en algún lugar a lo largo del camino, había desarrollado un nuevo aprecio por el encanto y el carácter de Thomas, no solo por el puñado de actos benéficos a los que habían asistido a lo largo del norte de California, sino también por verlo interactuar con los niños.
Había llamado a un fotógrafo y varios periodistas deportivos para que observaran a Thomas trabajar con los chicos. En el momento en que el trabajo de Ethan terminara, la gente recordaría a Thomas por las grandes cosas que hizo, no por retozar con strippers.

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