Capítulo 20

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Muy temprano en la mañana de sábado siguiente, el teléfono de Ethan dio un zumbido recordándoles que tenían que estar en el Lago Tahoe por la tarde, recaudando fondos para otro gran evento.

Thomas tuvo que contenerse reciamente para no hacerle nada en la limusina durante las cuatro horas de viaje hacia el norte, igual los dos necesitaban dormir un poco.

Horas después del acontecimiento, Ethan encontró a Thomas sentado en una mesa firmando autógrafos ante una larga fila de niños y sus padres.

Le entregó una botella de agua y se inclinó para susurrarle.

— ¿Cómo te va? ¿Necesitas un descanso o algo así?

Él inhaló el perfume de menta y el olor propio que inundaba a Ethan e inmediatamente tuvo una erección. Deseó no haber aceptado mantener su relación en secreto porque quería ponerlo en su regazo ante todo el mundo y besarlo. Sin embargo, una promesa era una promesa, no haría nada que pudiese estropear todo lo bueno que tenían.

— Estoy bien —dijo— ¿Has conseguido dejar la tarde libre?

Ethan asintió.

— Una vez que hayas terminado aquí, tienes libre hasta la gala de esta noche en el Northstar de Lago Tahoe.

Antes de volverse hacia sus fans, le dijo en voz baja;

— Me alegro de oír eso. —sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa.

Una hora más tarde, abandonó la mesa donde firmaba autógrafos y volvió junto a Ethan, para estrechar la mano de su anfitrión.

— Ha sido estupendo conocer a tantos fans de los Giants, nos veremos esta noche —dijo, no dando a nadie oportunidad de acercarse.

— ¿Por qué has tardado tanto? — inquirió Ethan, casi superándolo en urgencia por volver al auto.

— ¿No me habías dicho que la paciencia era una virtud?

Ethan se sentó en el asiento del pasajero y lo miró. Esta vez no necesitarían un chofer.

— ¿No podías haber firmado más rápido? Realmente no necesitabas preguntar a la gente hasta por sus perros. Con los hijos era suficiente.

Afortunadamente después de pasar un par de noches juntos, sin inhibiciones, Ethan no tenía que pensar dos veces antes de decir lo que tenía en la mente.

¡Al diablo con hacerlo esperar más!

Thomas, podría muy bien poseerlo allí mismo. Entonces la mano de él se deslizó sobre el regazo de Ethan.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Ethan, pero sus piernas se abrieron para él, solo lo suficiente para que supiera que quería que lo tocara, que lo volviera loco por lo menos una vez, de camino a su próximo destino.

— Voy a darte placer —dijo mientras desabotonaba el botón y bajaba la cremallera, y su mano pasaba debajo la ropa interior de él.

— Estás conduciendo.

Thomas sonrió.

— No te preocupes, lo tengo controlado.

Ethan dejó de discutir cuando él continuó haciendo su trabajo. Para Thomas tratar de controlar la respiración se le hizo muy difícil. Ethan era divertido, inteligente y tenía éxito, pero a Thomas le ponía muy nervioso el tener fuertes sentimientos por algo que no fuera sexo.

Afortunadamente Ethan solo quería placer.

Thomas comenzó a mover su mano de arriba abajo por la extensión del eje, con un movimiento lento y constante, pasando su dedo pulgar por el glande. Thomas nunca se cansaba de tocarlo, nunca se cansaba de estar dentro de Ethan, y si era sincero consigo mismo realmente creía que nunca tendría suficiente de él.

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