23. Noticias

862 94 38
                                    

Han pasado tres días desde el ataque de Pain. En estos días todos hemos estado muy ocupados reconstruyendo la aldea. Aunque solo tenga un brazo en función, intento ayudar lo más posible, llevando cosas de un lado a otro; principalmente, alimento y herramientas.

Tampoco he tenido tiempo de hablar con mis amigos o familia. Lo único que les he podido decir sobre mi ausencia, es que no se repetirá. Aunque, claro, Sakura, Naruto, Sai y Yamato tienen más dudas que los demás y —agregando que— ellos saben con más detalles dónde he estado en los últimos meses.

En este momento me encuentro acostada sobre la rama de un árbol. La noche anterior decidí dormir aquí, ya que tuve que entregar alimento para unos trabajadores. En las últimas tres noches he hecho lo mismo: dormir en el primer lugar que veo. Además, no es como si tuviera cama, porque todos duermen en tiendas de acampar.

Decido levantarme y estirar mi entumecido cuerpo; «nota mental: la próxima vez, dormir en una cama». Bajo de la rama del árbol y emprendo mi camino hacia las áreas de construcción, donde el resto de los habitantes de la Hoja se encuentran.

No tardo en llegar, por lo que busco a alguna persona que necesite mi ayuda.

(...)

—¡______! —me llama alguien a mi espalda.

Dejo la caja llena de herramientas en el suelo y me giro hacia Hinata, quien corre hacia mí. Mientras se acerca, noto que algo se mueve constantemente, denotando su tamaño. «Hinata tiene..., más que yo..., unos... ¡melones!». Desvío mi mirada rápidamente. No es que fuera mi intención mirar, ¡es que es imposible no mirar!

—¡Hola, Hinata! —la saludo casi gritando a causa de mi nerviosismo.

—Ho-hola, ______ —saluda con su típica timidez—. Estás un poco roja —comenta y lleva su mano a mi frente, como si quisiera tomar mi temperatura—, ¿no estarás enferma?

—¡N-no!

Quito su mano de golpe y retrocedo hacia atrás, intentando alejarme de ella. Tropiezo con la caja y caigo sobre mi trasero. Lamentablemente, coloco ambas manos para disminuir el golpe, pero termino lastimándome aún más mi muñeca fracturada. Suelto un grito de dolor.

—¿E-estás bien? —me pregunta Hinata, asustada.

Llevo mi mano a mi pecho de manera protectiva y la sujeto con la otra intentando neutralizar el dolor.

—Maldita sea, me lastimé.

—Se-sería mejor lle-llevarte con Sakura —me comenta Hinata.

Asiento con mi cabeza porque no soy capaz de hablar, ya que muerdo mi labio inferior en busca de callar más gritos. Hinata me ayuda a levantarme y coloca un brazo suyo detrás de mi espalda; comienza a guiarme de camino hacia la tienda donde Sakura se encuentra.

Cuando llegamos, Sakura se muestra confundida, pero me da un golpe en la cabeza cuando le explico cómo me lastimé. Me da un sermón sobre cómo debo cuidarme y aplica su ninjutsu médico. Al final, parece que la caída sólo expandió la fractura unos milímetros.

—En serio, no puedo creer que te hayas caído de una manera tan tonta siendo una kunoichi —vuelve a reprenderme Sakura.

—¡Lo lamento, ¿sí?! —exclamo, ya harta.

Hinata ríe tímidamente por mi acción y recuerdo cómo comenzó todo esto: la Hyuuga me buscaba para algo.

—Hinata —la llamo y ella me mira con una sonrisa—, ¿me buscabas para algo?

A ella se le tiñe casi todo el rostro de color rojo, denotando que dirá algo vergonzoso. Río por su timidez y ella desvía su mirada.

—Q-Quisiera sa-saber... —dice tartamudeando notablemente—... si... Takeshi...

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora