55. Devuelta a su hogar - ESPECIAL 9/12

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Habían pasado trece años y siete meses desde el nacimiento de Takeshi, para ser exactos, y Natsuki mantenía su palabra. Más de una década escondida en la sombra de Akatsuki. Nadie sabía de ella, más que los miembros de Akatsuki, a excepción de Takeshi. El niño había crecido y hasta hace unos años era el miembro más joven de la organización. Él estaba con el dúo de Kisame e Itachi, pero se encontró con ______; la niña lo cambió con solo verse.

Natsuki pidió que estuviera con el Uchiha porque él sabía lo que era tener un kekkei genkai. Además, sabía de sus habilidades, por lo que estaría más seguro a su lado. Aunque eso ya no importaba porque él estaba más seguro ya. Natsuki tenía la seguridad de que estaba con su padre, en la Aldea Oculta de la Hoja. Claro, le había costado mucho hacer que Akatsuki no fuera tras Takeshi. Les hizo cambiar de parecer y pensar que con sólo un poseedor del Seisujikan era suficiente; añadió que Takeshi derrotó al demonio de su clan, Bugendai, antes de poder despertar su kekkei genkai por completo. Hasta ese momento, sólo ______ y Natsuki tenían el poder despertado por completo.

Con el paso de los años, Natsuki fingió haber neutralizado sus sentimientos y volverse una persona más fría. Y sí, en parte lo había hecho; pero su parte humana se mantenía a causa del deseo de ver de nuevo a su familia. Deseaba con ansias ver a Kakashi, ______ y Takeshi. Quería una vida normal y cada día se infiltraba más en Akatsuki para poder lograr su deseo.

Y el primer paso para cumplir con su deseo estaba en ese día.

—Obito —llama a su compañero.

Estaban solos. Así como ella pidió resguardar su identidad al resto del mundo, Obito pidió que los que sabían de su verdadera identidad debían resguardarla y llamarlo con el nombre de Tobi.

—¿Pasa algo? —inquiere él.

Estaban en una cabaña —en la que vive ella— alejada de todos. Era más seguro así. Y Obito la visitaba de vez en cuando, sólo para asegurarse que ella mantenía su promesa. Ambos habían cambiado. Obito había tomado más confianza en ella y le había contado sus planes. No actuaban como cuando eran niños, pero parecían tener la misma confianza. Aunque Natsuki mantenía varios secretos ocultos: el principal era su deseo de ver a su familia.

—¿Qué te parecería que me infiltrara en la Hoja? —le suelta ella, sin rodeos y con brusquedad. El Uchiha la mira de reojo—. Podría obtener información del Kyuubi y de su amigo, el jinchuuriki del Shukaku.

—¿Estás bien de la cabeza?

Natsuki le muestra una sonrisa de lado. Sí le hizo gracia su broma, pero ninguno mostraba muchos sentimientos frente al otro. Estaba como prohibido. Debían ser duros, incluso en los momentos en los que hablaban de Rin.

—Podrías infiltrarte tú —le dice ella—, pero sé que no podrías fingir ser feliz al verlos.

—¿Y tú sí?

Ella suspira con pesadez.

—La Hoja confía en mí —intenta convencerlo—. Podría mentirles y me creerían, como la última vez —comenta.

Obito mira por la ventana hacia la lluvia que cae en el exterior. Una noche típica de julio.

—¿Un año será suficiente? —inquiere él. Ella se da cuenta que ha aceptado su propuesta.

—Más que suficiente.

(...)

Tres varones y una jovencita caminan de regreso a su aldea. Los cuatro están cansados por la extensa misión y sólo necesitan un tiempo para recuperarse; pero no lo harán. No porque no puedan, sino porque alguien —escondida entre los arbustos y árboles que rodean el camino— les lanza unos shuriken, deteniendo su caminar. Los cuatro se colocan espalda contra espalda, para cubrirse entre sí; la que les ha lanzado los shuriken ahora lanza bombas de humo y papeles bomba para prohibirles la visión. El mayor de los cuatro —y líder de la misión— se descubre su ojo izquierdo y activa su Sharingan, denotando el porqué de su apodo: el Ninja que Copia. Los otros tres restantes del equipo se mantienen alerta: la chica de cabello al hombro y rosado mantiene la defensa, lista para lanzar un fuerte golpe o esquivar al enemigo; el chico de cabello corto y gris se mantiene alerta, listo para esquivar con facilidad el ataque próximo del enemigo y atacarlo, todo en menos de un segundo; y el chico de cabello negro sujetado en una coleta alta comienza a planear una estrategia, con todas las posibilidades.

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora