59. De vuelta a la guerra

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Actualmente

Abro mis cansados ojos con lentitud. Mi cuerpo entero me duele horrores y siento que me falta muchísimo chakra. Me levanto de mi lugar con dificultad y me mantengo sentada. Llevo una de mis manos hasta mi cabeza y varios recuerdos invaden mi mente. Principalmente, los recuerdos de mi madre y todo lo que pasó para poder protegerme a mí y nuestra familia. Sí, odiaba a Natsuki Umi, pero estaba equivocada sobre ella. Ella hizo todo lo posible por protegernos; tal y como lo haría una madre.

Pero no puedo llorar por la muerte de mi madre. La guerra continúa y estoy... ¿en un bosque?

Me levanto por completo de mi lugar y me percato que estoy rodeada de muchos árboles, confirmando que estoy en un bosque. En el oscuro cielo de la noche veo un destello a lo lejos, después ese destello sale disparado y provoca una gran explosión.

Decido que el origen del lanzamiento de la explosión es el campo de batalla, por lo que me obligo a mover mis piernas hacia aquel lugar.

(...)

Salgo del bosque y lo primero que veo es una gran bola negra hecha de puro chakra. Está hecha por el Juubi y los únicos que la pueden detener son Naruto, Killer B, mi padre y Gai-sensei. Sin embargo, los cuatro están débiles y no pueden defenderse.

Así que decido arriesgarme.

Corro para acercarme más, haciendo sellos de mano, y con un poco del escaso chakra que tengo creo un kunai púrpura y se lo lanzo a la esfera gigante. En cuanto la toca, grito:

—¡Yusoo!

Y la transporto a la dimensión donde me crie, en algún lugar lejano a la Tierra. Los cuatro shinobi del lado bueno me miran. Intento sonreírles, pero siento mi energía bajar y caigo al suelo.

—¡______! —escucho la voz de Naruto.

Me toma en brazos e intenta proporcionarme un poco de su energía, pero lo detengo.

—No lo hagas, Naruto... Tú debes ser el que termine con todo esto. Debes guardar fuerzas.

—Pero también debo protegerte, ______.

Mis mejillas arden, pero desvío aquel sentimiento a causa de la situación actual.

—No sabía dónde estabas y me preocupaste —continúa Naruto—. No quiero perderte, ______.

—¡Está creando otra! —exclama Gai-sensei.

Miro en aquella dirección y veo la gran esfera negra. Intento ponerme de pie, pero mis fuerzas me fallan. Realmente comienzo a temer por lo que pueda pasar. Estoy sin chakra y no puedo transportar la esfera.

Pero, de repente, una ráfaga de aire desvía la esfera de chakra. Todos nos giramos hacia aquella dirección y vemos a casi todos los shinobi que quedan. Los Hyuuga han sido quienes nos han salvado del ataque. El Juubi continúa atacando, por lo que los shinobi contraatacan. Mientras tanto, Naruto se preocupa por protegerme de los escombros, ya que apenas puedo moverme.

—¡______! —exclama Takeshi al verme.

Llega hasta mi lado y me analiza con rapidez.

—¿Qué te pasó?

—Te cuento luego —respondo.

—______... —dice Hinata, quien también está en el lugar.

De repente, el Juubi se detiene y todos esperamos cualquier movimiento suyo. En aquellos pocos segundos, consigo reunir un poco de sustancia púrpura para recuperar con mayor facilidad y rapidez mi fuerza; cosa que funciona y me recupero poco a poco.

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora