14. Un gran sensei

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Cuando la tierra se calma y vuelve a reposar sobre el suelo, corro hacia el débil cuerpo de Sasuke. Él había luchado contra Deidara, mientras que el otro Akatsuki (de nombre Tobi) corría despavorido. El rubio terminó explotándose a sí mismo para terminar con la batalla. Para mala suerte de él, pero buena de nosotros, Sasuke vivió.

—Eres un idiota con suerte —le digo y comienzo a aplicar la sustancia púrpura en él. Una sonrisa aparece en su rostro.

Lo ayudo a levantarse y lo conduzco hacia el hotel donde nos hospedamos. Entramos por la ventana de nuestra habitación dejo a un Sasuke inconsciente sobre la cama. Quito su ropa superior y le coloco vendas limpias sobre su torso y ropa nueva. Luego, cubro su cuerpo con las sábanas. Justo en ese instante llaman a la puerta.

—Karin, Suigetsu, Juugo —los saludo al verlos en la entrada.

Me hago a un lado y entran. Todos se posicionan al lado del Uchiha.

—Usó demasiado chakra —digo—. Puede que no despierte hasta dentro de uno o dos días.

Todos comprenden la situación y decido dejar al original equipo Hebi a solas. Salgo por la ventana y comienzo a caminar con dirección al bosque. Salto a un árbol y me siento en una de sus tantas ramas gruesas. Después, transporto mi mente a la dimensión donde me criaron. «Necesito obtener información sobre lo que pasa después de la siguiente pelea de Sasuke».

Cuando consigo la mente de uno de los empleados, utilizo su cuerpo para llenarme de información sobre la historia en la que vivo, mediante el anime.

(...)

Abro los ojos con fuerza y caigo del árbol. Me quedo sin aire, pero las lágrimas comienzan a ser derramadas en abundancia. Me cuesta volver a respirar, ya que mis llantos me lo impiden. Me pongo de pie con las pocas fuerzas que tengo y comienzo a correr por el bosque.

No sé cuánto tiempo llevo corriendo, ni cuántas heridas me han hecho las ramas de los arbustos y árboles; lo único que sé, es que caigo de rodillas. Entierro mis dedos en la tierra.

—No ha pasado... No ha pasado —repito para mí misma.

Mi vista está totalmente nublada por las continuas lágrimas que caen.

—Aún falta —susurro.

Me dejo caer hacia atrás, reposando mi cuerpo con totalidad en el césped. Entonces, miro el cielo azul. Unas últimas lágrimas caen de mis ojos. Aquella escena que vi me dejó sin habla, y sin más ganas de querer saber la historia.

«Prendo la computadora que el sujeto utiliza para hacer las cuentas. Por suerte, éste se quedó a cerrar la tienda.

Busco con velocidad el nombre del anime y no tardo en encontrarlo. Entonces, pongo uno de los siguientes episodios.

(...)

—Ahora, conocerás el dolor —sentencia Pain a mi padre.

Anteriormente, Pain había atacado a la Aldea de la Hoja. Uno de los seis atacó a mi padre. Éste se defendió durante unos minutos, hasta que quedó sepultado por escombros hasta el pecho. Por mi parte, comenzaba a alterarme. «No puedes morir así, papá», decía. Sí, se había quedado casi sin chakra; pero lo conocía bastante para saber que no se rendiría.

Entonces, Pain toma una roca afilada y usa una de sus técnicas. La piedrita sale disparada hacia mi padre. Lo último que veo, es la cabeza de mi padre moverse hacia atrás. Ya no se mueve, ya no tiene vida.»

Un pájaro vuela por el cielo, cruza por mi campo de vista y desaparece. «Levántate, idiota», me digo, «hay algo que tienes que hacer». Le hago caso a mi subconsciente y me levanto a duras penas del suelo. Por suerte, las lágrimas han cesado; sin embargo, mis sentimientos siguen a flor de piel.

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora