24. Kunoichi renegada

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«¿Sexto... Hokage?»

—¿Es una broma? —cruzo mis brazos de manera desaprobatoria.

—Tenle respeto a lord Hokage —me advierte un ANBU, acercándose peligrosamente a mí.

—¿Y lady Tsunade? —pregunto al aire, solo para que alguien me responda—. Sé que está en coma por salvar a la aldea, pero sigue siendo la Hokage.

—Tú lo has dicho, Hatake —habla Danzo—, ella está en coma. No puede encargarse de la aldea en ese estado.

Muerdo mi labio inferior, frustrada. Me niego rotundamente a ser ordenada por este hombre grosero que tengo en frente; además de que me da mala espina...

—¿Usted tiene permiso para llamarse «lord Hokage»? —le pregunto a Danzo.

—El señor feudal lo acepta —me responde con tranquilidad.

Descruzo mis brazos y dejo que caigan a mis costados, aunque la velocidad con la que lo hago no logra más que lastimarme la muñeca. Ignoro el dolor y observo a cada uno de los ANBU presentes; al final, a mi nuevo «Hokage».

—¿Para qué me necesita? —le pregunto a mi supuesto superior.

—¡Déjenme entrar, es mi hija! —escucho gritar a mi padre fuera de la tienda de campaña.

La tela se abre y veo a mi progenitor con Obito en brazos, que no abandona su sueño a pesar de los gritos anteriores de mi padre. Éste último entra a la tienda y se posiciona a mi lado. Obito se mueve un poco, haciendo que sonría e ignore el verdadero motivo por el que estamos reunidos aquí.

—Solo pedí ver a la chica —le dice Danzo a mi padre.

Mi sonrisa se borra al recordar la situación. Para que mi padre haya entrado en la tienda de acampar en contra de las órdenes de Danzo y las presencias de los ANBU, significa que él tiene un mal presentimiento de lo que pueda pasar.

—Me quedaré, usted quiera o no —dice con firmeza mi padre.

Cuando creo que comenzarán a pelear para que él se vaya, Danzo dice, sin mucha importancia:

—Está bien —lo mira unos segundos, con indiferencia. Después, dirige su mirada hacia mí—. Te diré la razón por la que te mandé a llamar, ______... Necesito que obtengas información para mí.

Alzo la ceja, incrédula. «¿Tanto alboroto para esto?»

—¿En una misión? —pregunto y no dejo responder, ya que digo—: Eso es sencillo...

—No —me interrumpe Danzo—. Quiero que utilices tu Seisujikan y obtengas información del futuro.

Me paralizo al instante. «¿Información del futuro?»

—Sé que, anteriormente, conocías la historia sin que hubiera pasado —continúa diciendo—, así que tú me informarás de lo que sucederá mucho antes de que suceda.

—¿Q-qué...? —tartamudeo—. Cuando me informé acerca de la historia fue porque tenía otros objetivos que no valían la pena; pero, ahora...

—Son órdenes del Hokage —interrumpe.

Lo miro, estupefacta. Cierro mis ojos al igual que mi mano que está en buenas condiciones, convirtiéndola en puño.

«—Escucha, ______ —me dice el Hokage—. Debido a lo que sabes y que tienes el poder de saber más acerca de la historia, habrá personas que te querrán utilizar como fuente de información. Solo te digo que, si no estás conforme, no digas nada de lo que sabes y no les proporciones información. —Asiento—. Eres valiosa, y no lo digo por tu kekkei genkai, sino porque ya eres parte de la aldea, ______.

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora