31. ¡Es una promesa!

876 98 89
                                    

Paseo entre las escasas construcciones de la Aldea de la Hoja, sin tener nada que hacer, pero manteniendo una batalla constante de pensamientos. «Una misión rango S para proteger a lo que más quiero y necesito», repito en mi mente. Cruzo mis brazos en mi nuca y continúo mi camino hasta llegar a Ichiraku, que está casi terminado.

—Hola, señor Teuchi —lo saludo al entrar—. ¿Tiene servicio?

—Hola, ______. ¡Adelante! ¿Qué te sirvo?

—Un ramen normal, por favor.

—Hace tiempo que no te veo —comenta para sacar conversación.

Y es verdad, no vengo a Ichiraku desde que me fui de esta dimensión.

—¿No se enteró? —inquiero.

—¿De qué? —dice mientras comienza a preparar mi ramen.

—Hace tres años tuve un problema con...

—Tu kekkei genkai —interrumpe—. Sí, me enteré de eso.

Coloca el ramen en un plato y añade otros ingredientes.

—Naruto se puso muy mal cuando te fuiste —añade—. ¡Incluso le di un vale para ramen gratis y no se emocionó!

«¿En serio tiene que recordármelo?». Hago una mueca de fastidio y él me sirve el plato se ramen frente a mí.

—Jamás me volveré a ir, señor Teuchi. ¡Es una promesa! —exclamo con una gran sonrisa en mi rostro.

—Me alegra escuchar eso, ______.

Dicho esto, comienzo a devorar el ramen, dándome cuenta lo mucho que extrañé el sabor de la comida.

—¡Hola, Teuchi; hola, ______! —grita alguien a mi espalda, haciendo que me atragante.

Cuando recupero el aliento, me giro y veo al chico de cabello rubio a quien le pertenece mi corazón.

—Hola, Naruto —lo saludo.

—¡Hola, chico! ¿Qué te sirvo?

—¡Lo de siempre, Teuchi!

Naruto toma asiento a mi lado mientras continúo comiendo. Comienzo a sentir su mirada sobre mí y me giro hacia él, ruborizada.

—¿Pasa algo? —inquiero.

—Tienes un poco de ramen en la mejilla —señala.

Abro los ojos como platos y llevo mi mano hacia mi mejilla, casi desesperada. Naruto detiene mi mano antes de que llegue a mi mejilla. Se acerca a mí y me da un beso en ésta, comiendo el ramen que supuestamente estaba allí. Cuando se separa, se mantiene a solo unos centímetros de mi rostro. Él tiene un leve color carmesí en las mejillas, mientras que yo siento mi cara entera arder.

—¿Ustedes dos ya son novios? —cuestiona Teuchi, haciendo que Naruto y yo nos sobresaltemos.

Vuelvo a comer mi ramen, mientras que Naruto agradece el suyo y comienza a comerlo. Cuando termino, dejo el dinero debido y me dispongo a levantarme para salir. Pero una mano me toma de la muñeca.

—¡Espera! —me grita Naruto—. Q-Quiero darte algo...

Me giro hacia él y noto que tiene las mejillas sonrojadas y mira hacia otro lado.

—Pero es en mi casa —se apresura a decir y su mirada se conecta con la mía—... ¿Quieres ir?

Por un instante, mis mejillas se enrojecen a un nivel incomparable al dejarme llevar por mis pervertidos pensamientos; pero agito la cabeza de un lado a otro para esfumarlos.

Un Gélido IncendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora