Capítulo 8
Mis ojos se abren costosamente, las pestañas de arriba se me pegan unas con otras y enseguida recuerdo que no me quité el maquillaje. Me levanto de la cama y ahogo un gemido al notar que la cabeza va a estallarme en cualquier momento.
Dios, jamás volveré a beber. Voy al baño y me miro al espejo, parezco una pordiosera con todo el lápiz de ojos corrido por las mejillas. Esta es una de las causas por las que no me gusta aplicarme maquillaje o al menos en exceso...
Las imágenes de anoche impactan en mi mente como un bombardeo. Samantha sonriendo, Eric no queriendo que me fuese, el vaso de Louis, Zayn durmiendo en el sofá, Harry... Harry obligándome a beber... Harry burlándose de mí. Liam furioso, queriéndome sacar y yo sin hacerle caso.
Sus palabras resuenan en mi mente como martillazos. «Todos estaban burlándose de ti, todos se estaban riendo de ti». Por décima vez, siento ganas de llorar, pero me contengo. Anoche fue entrar por la puerta y romper a llorar hasta altas horas de la madrugada.
Me lavo la cara esperando a que el maquillaje se quite. Se va la suciedad de mis mejillas, pero el negro no abandona los ojos.
—Las toallitas —murmuro acordándome de que esta mierda no se quita sin toallitas desmaquillantes.
Busco en uno de los cajones del lavabo, debí de meterlas aquí. Las encuentro y las restriego con fuerzas sobre mis ojos. Cuando se quita más o menos, abro el grifo de la ducha para que el agua se caliente. Mientras, me voy desnudando.
Pongo la aplicación «Spotify» en el móvil, y selecciono en mi música la sección aleatoria.
El agua caliente chorrea desde mi pelo mientras que suena Beautiful de Cristina Aguilera.
Me enjabono apoyada en la pared de azulejos blancos y comienzo a pensar en Harry. «Lo siento», escucho sus palabras.
El dolor de cabeza disminuye un poco, pero me sigue doliendo. Recuerdo también que vomité y él me apartó el pelo de la cara. No entiendo nada, maldita sea.
¡Él besó a esa zorra puesta en sus piernas! ¿Y me culpa a mí por beber del jodido vaso de Louis? Este chico está enfermo.
La canción cambia a Nocturne No.2 in E Flat Op.9 No.2 de Chopin. Decido relajarme a la vez que echo champú en mi pelo. Termino pero no quito la música. Salgo con una toalla del cuarto. Sé que estoy sola pero es la costumbre. Busco en la pequeña cómoda algo de ropa y encuentro unos vaqueros junto a una camiseta blanca. Oigo sonar la canción de Michael Nymann The Heart Asks Pleasure First y de repente siento unas enormes ganas de tocar el piano. Maldigo en voz baja, aquí no podré tocar durante un año, es una brutalidad...
Después de desayunar, son las once. Es increíble lo sola que me siento, así que decido hacerle una llamada a mi padre para saber cómo está.
—¡Sara, mi vida! —exclama él con alegría.
—¡Papá! —sonrío inevitablemente—. ¿Qué tal?
—Muy bien, ¿y tú?
Yo enredo mis dedos en el cable del teléfono. ¿Debería contarle lo de anoche? No, no sería capaz.
—Bien —miento a pesar de que me siento fatal.
Es tanta su alegría que noto que pasa algo. Él me cuenta que ha encontrado un trabajo en un parque natural, cuidando de un enorme huerto. Me hace gracia pero él me regaña diciéndome que le encanta. Recordamos los momentos de mi infancia cuando le decía que quería vivir en una granja y nos echamos a reír. Le cuento sobre la soledad que emana esta casa y sobre las ganas que tengo de tocar el piano.
—¿Por qué no haces el grado superior en Londres? —pregunta mi padre.
—Son cuatro años, y solo estaré uno —contesto—. Pero de todas formas he pensado que no podría con la universidad, lo dejaré para unos años más adelante.
—Hablando de la universidad —dice.
Me vine aquí con una beca Erasmus.
—Papá, ya sabías que no iba a ir a Oxford ni nada parecido —río.
—No es eso, ¿cuándo empezabas las clases?
—En septiembre.
—Ya, pero qué día.
—No lo sé, tendré que ir a preguntarlo —digo.
—¡¿Que no lo sabes?! —exclama.
Exagerado.
—Estamos a veintiocho de junio, relájate, ya iré a preguntar.
Seguimos hablando un poco más, decido hablarle sobre Liam y si seguirá enfadado, agradezco que no pregunte por qué.
—Debes llamarlo para arreglarlo, hija —dice muy seriamente.
—¿Tú crees?
—¡Por supuesto! Cuando tu madre y yo teníamos tu edad, discutíamos muy a menudo, casi siempre era por mi culpa —ríe—, pero la amaba tanto que siempre le suplicaba que me perdonase.
—Y ella te quería tanto que siempre te perdonaba —digo en un susurro.
Oigo la triste sonrisa nostálgica de mi padre a través del teléfono y sé que está a punto de llorar.
—Ella sabía que el parto sería complicado, pero jamás me imaginé que... —se le quiebra la voz.
—Todo fue por mi culpa —sollozo.
—Claro que no, si sigues diciendo esas tonterías no responderé —se enfada.
Mi padre me contó que, de alguna manera, mamá sabía que no iba a superar el parto, pero que le dijo a mi padre antes de que se la llevaran: «Salva a nuestra hija, pase lo que pase».
Cuando termino de hablar, busco mi móvil y le envío un mensaje a Liam diciéndole que por favor, que venga. Minutos después me contesta.
«No puedo, estoy con Niall haciendo la compra»
Arqueo una ceja, divertida.
«¿La compra?» le mando.
«Sí, ¿tú nunca la haces?»
«Ahora en serio, necesito hablar contigo» escribo.
«Está bien, ve a casa de Niall, iremos para allá»
¿Qué? No.
«¡¿Pero qué me estás contando?! No sé dónde vive»
Sigo mensajeando hasta que me manda la dirección. A pesar de que me la haya explicado, busco en google maps, qué vergüenza me doy... Cuando tengo localizada la calle, me arreglo y salgo para allá.
¿Tenía que estar haciendo la jodida compra? ¿Y por qué con Niall? No entiendo nada. Tras andar muchísimo, perderme dos veces y preguntar, consigo llegar a la maldita casa. Es grande, mucho. Me acerco a la puerta. ¿Habrán llegado ya? Llamo al timbre pero nadie me abre.
Entonces veo que tiene pomo por fuera, los ingleses están locos. Alguien puede hacer así y abrir. La puerta se abre cuando giro el pomo y me asusto. ¡¿Se han dejado la puerta abierta?!
No sé si lo que estoy haciendo está bien cuando me encamino dentro. Sin duda es enorme. Un espacioso vestíbulo lleno de chaquetas en un perchero de madera, sigo andando y me topo con la cocina, también muy grande y con una luminosa puerta de cristal que da al patio. Entro en el salón aún más grande que la cocina y el vestíbulo juntos y abro la boca al encontrarme con un Bösendorfer negro, en resumen, uno de los mejores pianos del mundo. ¡¿Pero qué coño?! ¡¿Cómo puede tener este pianazo de cola ahí, como si nada?! Debe de costar muchísimo, una bestialidad...
Me acerco a éste, la cubierta está cerrada y yo abro la tapa, dejando ver las teclas. ¡No puedo creer que esté frente a una de las siete maravillas del mundo! No sé si tocarlo o no, esta situación se está volviendo algo crucial.
Después de pensarlo un poco más, me atrevo a tocar una tecla. Un sonido hermoso resuena en el salón. Ya está, voy a tocar. No creo que Liam se enfade cuando vuelva, y estoy sola. Empiezo a tocar “Turkish March” de Mozart. La felicidad se apodera de mí. Suena hermoso. Cuando termino, miro hacia los lados a ver si alguien está mirándome, pero no hay nadie. Intento acordarme de “Apologize” de One Republic y la comienzo a tocar.
No sé cantar, pero me da igual, canto en bajito y cuando llego a uno de los últimos estribillos, una voz preciosa y suave canta detrás de mí:
—It's too late to apologize, it's too late, I said it's too late to apologize, it's too late, it's too late to apologize, yeah, I said it's too late to apologize, yeah, I'm holdin on your rope, got me ten feet off the ground...
Yo, con los ojos estirados y sorprendida, sigo tocando mientras me enamoro de esa grave voz cuando llega a los tonos altos de “It's too late”.
Dejo de tocar y me volteo. Mi mandíbula casi roza el suelo cuando veo que es Harry, apoyado en el marco de la puerta, sonriéndome.
—¡¿Cuánto llevas ahí?! —digo enfadada.
—El suficiente para haberte oído cantar —sonríe.
Me pongo del color de un tomate y miro hacia el suelo. Ay, madre...
—Tocas muy bien, pero la voz habría que mejorarla —bromea con una sonrisita perversa.
Le lanzo una mala mirada.
—¿Por qué estás aquí? —pregunto cerrando el piano.
—¿Por qué estás tú aquí? —se burla.
Se me escapa un quejido que hace que se le quiten las tonterías.
—Suelo venir a menudo por aquí, Louis es amigo mío —dice.
Louis, creí que después de lo de anoche le odiaba. ¡Lo de anoche! Se me había olvidado.
—¿Qué tiene que ver Louis? —me cruzo de brazos.
Él se encoge de hombres.
—Creo que vive aquí, si no me equivoco —dice irónicamente.
—¿Qué? No, esta es la casa de Niall —niego.
Él sonríe haciendo un ruidito con su nariz.
—Niall y Louis viven juntos.
Yo enarco una ceja, sorprendida.
—¿En serio?
—Sí, si no no estaría ese piano ahí —ríe él.
—¿Louis toca? —sigo sin enterarme.
Él asiente.
—Niall toca la guitarra —dice él.
Yo río.
—¿Tenéis un grupo o algo así? —bromeo.
Él suelta una carcajada.
—Sí, yo canto —dice.
—¿Sí?
—No hay ningún grupo, era broma —mueve la cabeza.
Me asomo a la entrada a ver si viene Liam.
—Oye... Perdóname por lo de anoche —le oigo decir.
Yo me quedo callada. No quiero perdonarle, me ridiculizó delante de todos y se burló cruelmente de mí. Por otro lado, sus ojos reflejan arrepentimiento.
Voy a abrir la boca cuando veo que Liam y Niall han llegado. Miro a Harry y voy hacia la cocina, oigo como una discusión entre ellos dos.
—¡Tú has seguido cuando lo mío fue un accidente! —le grita Liam a Niall.
—Hola... —interrumpo con timidez desde la puerta de la cocina.
Ellos me miran.
—Hey, ¿cuándo has entrado? —me pregunta Liam.
—Estaba tocando el piano cuando yo he entrado —responde Harry detrás mía.
—Vaya, Louis y tú tenéis bastantes cosas en común —comenta Niall.
Noto que Harry se tensa a mi lado, ¿le ha molestado ese comentario?
—¿Por qué... tienes el pelo cubierto de algo pegajoso? —me acerco a la cabeza de Liam.
Él mira a Niall con furia y me doy cuenta de que el rubio también está manchado, pero en las converse blancas.
—Me voy a lavar el pelo, si me disculpáis —dice Liam soltando las bolsas en la mesa.
Cuando se va, Harry se acerca a Niall divertido.
—¿Qué coño ha pasado? —pregunta Harry sentándose en la mesa.
—Estábamos buscando huevos, Liam los encontró en lo alto de un aparador, estaban realmente altos, le dije que yo los alcanzaría pero él insistió en que los cogería él porque es más alto que yo. Los rozó con los dedos, no los tenía bien sujetos y la caja se cayó abriéndose y los huevos se estamparon en mis zapatos —sonríe irónicamente.
Yo reprimo una risita colocándome la mano en la boca.
—Me enfadé, eran mis zapatos nuevos, así que cogí un huevo medio roto y se lo estrellé en la cabeza —prosigue.
—Estás chalado, Niall —Harry le dice ladeando la cabeza.
—¿Chalado yo? Empezó Liam creyéndose más alto que yo —se molesta.
Yo no puedo contener la risa y suelto una carcajada imaginándome la escena. Harry me mira sonriendo, como si disfrutase viéndome reír.
—Nos echaron del supermercado y nos dijeron que si volvíamos por allí, llamarían a los de seguridad —aparece Liam por la puerta, secándose el pelo con una toalla.
—Empezaste tú —Niall frunce el ceño.
—¡¿Yo?! —exclama, ofendido—. ¡Fue un accidente, tú seguiste!
—Mis converse blancas —señala abajo.
—¡Mi cabeza, maldita sea! —alza las manos.
—Eh... ¿Qué tal si hablamos de otra cosa? —sugiero.
Liam va al jardín y yo le sigo. Harry va detrás mía y me vuelvo.
—No, déjame —le ordeno levantando un dedo.
Él rueda los ojos y camina hacia donde está Niall. Yo salgo al patio y me acerco a Liam, que está puesto al sol, supongo que para que se le seque con más rapidez el pelo.
—Escucha, he venido a pedirte perdón por el comportamiento que tuve anoche —le digo.
Él se da la vuelta y me mira.
—No te preocupes, te entiendo. Perdóname a mí por haberte gritado, fui demasiado duro contigo.
Yo doy un paso hacia delante y le abrazo. Sé que Harry nos puede ver a través de la puerta de cristal y espero que lo esté haciendo, deseo que se moleste.
—¿Ese es vuestro grupo de amigos? —pregunto.
—Somos Niall, Louis, Zayn y Harry. Lo que pasa es que Harry conoció a Eric y después a los demás, pero a mí no me agradan.
Me alivia saber eso, me intimida muchísimo ese hombre.
—¿Y Samantha? —pregunto lentamente.
—No te cae bien, ¿eh? Ella está casi siempre con Eric, aunque también está con Harry —sus palabras se clavan en mí como un puñal.
—Sí, eso ya lo ví anoche. Besó a Harry después de mostrarse muy puta con Eric, y vi a Eric tirándose a una chica —digo sin pensar, dejándolo boquiabierto.
—¿Por qué dices eso?
—Cuando me perdí... subí arriba y una puerta estaba entreabierta, ella estaba a horcajadas sobre él.
—Él es así, cada día con una diferente.
Quiero preguntarle si Harry ha tenido algo que ver con Samantha, pero simplemente sé cuál es la respuesta.
—Oye, venga, vámonos —Niall nos interrumpe.
—¿Adónde vais? —pregunto.
—Hemos quedado con Louis, una amiga y Zayn —responde Liam—. ¿Te gustaría venir con nosotros?
—No va Samantha —responde a mis pensamientos Niall.
Todos saben que la odio. Me da igual si no va, no quiero arriesgarme a toparme con ella o alguno de sus estúpidos amiguitos.
—No, tranquilo, de todas formas solo vine a decirte eso —le sonrío.
—¿Seguro? A Eleanor le encantaría estar acompañada de otra chica —ríe Niall.
—¿Eleanor es la novia de Louis? —pregunto.
Ellos niegan.
—No, aunque ella está colada por Louis.
—Ya la conoceré otro día.
—Bueno, está bien —se rinde Liam.
—Yo la llevaré a casa —Harry nos sobresalta a todos.
—¿Qué? No —niego.
—Sí, vamos —dice.
—¡Pero bueno! —exclamo.
¿Qué cree que hace? No puede venir así sin más y decirme eso después de lo de anoche, además, no lo conozco.
—Harry, no seas idiota y déjala.
—Largaos vosotros, ya voy yo con ella.
Liam me mira y yo le pido socorro con la mirada.
—No se irá contigo —dice Liam seriamente.
—Liam, todos sabemos que no parará hasta conseguirlo... —Niall habla.
—Lo siento, cualquier cosa me llamas —dice Liam, nada convencido.
Yo abro la boca. ¡No puede dejarme aquí con este... este gilipollas!
—Venga, ven —dice cogiendo mi mano.
—¡Suéltame! —me suelto de su agarre—. No puedo creer que después de todo lo que me hiciste esta noche ahora te ofrezcas a llevarme.
—No iba a llevarte.
Mi boca se abre más y él se da cuenta.
—¡No, a ver! Sí voy a llevarte, pero la razón por la que les he dicho que se fueran sin mí es... ¡Espera! —agarra mi mano cuando me estoy yendo.
—¡No voy a escucharte! ¿Para qué? ¿Para que te burles de mí otra vez?
Mis palabras parecen dolerle.
—Por favor, no sé qué me pasó anoche. Perdóname, te lo suplico —susurra.
Yo miro su mano que coge a la mía y la retiro con las mejillas sonrojadas.
—¿Qué coño te pasa? ¡Estás mal de aquí! —le grito señalando la cabeza.
—Perdóname, por favor —aprieta más el agarre de nuestras manos.
Una pequeña corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo.
—¿Qué quieres de mí? Vete con Samantha —le suelto.
—Ella no me interesa una mierda —dice mirándome a los ojos.
Es realmente guapo.
—¿Perdón? ¿Entonces qué cojones hacía anoche en tu regazo comiéndote la boca? —musito.
—Para darte celos —responde en voz baja.
Yo lanzo una risotada sarcástica.
—¿De qué vas? ¿Para darme celos? ¿Quién te crees que eres?
—Yo no me creo nada, Sara —responde muy seriamente.
—Pues que sepas que no siento nada por ti, ¡eres ridículo, nos conocemos de apenas un día! —miro nuestras manos y trato de soltarle por cuarta vez.
Él da un paso hacia delante y yo otro hacia atrás. Vuelve a dar otro hacia mí y yo otro hacia atrás pero choco con la pared y quedo muy cerca de él.
—Repíteme eso mirándome a los ojos —dice a pocos centímetros de mi boca.
Mi respiración se acelera y siento mucho calor. Jadeo extasiada y Harry me aprieta la mano.
—Hice lo que tú querías, bebí —trato de sonar firme.
—Del vaso de Louis —dice en voz baja.
—Era el que tenía más cerca —digo.
—Te acomodaste sobre su hombro —musita.
—¡Tú tenías a esa puta encima tuya!
Eso ha salido de mi boca disparado, disipándose en el aire.
—Yo no pretendía...
—Sí, lo hacías.
No puedo negarme a mí misma que me atrae...
Harry pega su cuerpo al mío y los dos jadeamos y antes de que me dé cuenta me está besando. Mi cerebro no es capaz de dar órdenes en estas condiciones, pero de alguna manera esto es lo que quiero. Su lengua pide entrada en mi boca y yo se la doy. Me sujeta las muñecas por encima de la cabeza mientras me besa apasionadamente. ¡Madre mía, nunca me habían besado así! Me entrego a él en cuerpo y alma, sin saber qué estoy haciendo.*FOTO DE SARA HABLANDO CON HARRY*