Capitulo 5

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Capítulo 5

Maldito niñato. ¡No me imaginaba encontrarme con alguien así! Pero en el fondo... siento una enorme gratitud hacia él. Ese coche conducía tan rápido que... ahora mismo podría estar en un tanatorio.

Recuerdo con pesar esa escena tan terrorífica. En ese momento solo sentía miedo, cuando me había pasado toda la vida por delante. ¿Y si me hubiera pasado algo? Mi padre y los demás se morirían, les habría hecho sufrir muchísimo. Soy muy irresponsable.

Tengo que cambiar. Entro en la casa totalmente desconocida para mí. ¿Qué esperaba? ¿Abrir la puerta y encontrarme en mi casa de Sevilla? Tiro el bolso en el sofá y después voy yo, echándome sobre los blandos cojines. Extiendo mis brazos, ocupando casi todo el respaldo del sofá y echo la cabeza hacia atrás. ¿Cómo han podido pasar tantas cosas hoy?

Recuerdo que tengo que llamar a Liam y saco el móvil del bolso.

-Hey, ya he llegado -le digo cuando me lo coge.

-¿Ha habido problemas? -pregunta, oigo detrás unas voces y deduzco que aún está en el hospital.

-No -miento, no quiero que se preocupe por lo del coche-. ¿Cómo está tu hermana?

-Nicola se ha partido la tibia -comenta.

-¿Es algo grave? -dejo notar una pizca de preocupación en mis palabras.

-No, nada que no pueda curarse en un mes -me dice, calmado.

-Espero que se mejore -digo yendo hacia el teléfono fijo.

-Gracias -él me agradece agradablemente.

La voz de una mujer nos interrumpe y Liam le dice algo.

-Oye, tengo que dejarte. Hasta luego, ya te avisaré de la fiesta.

¿Fiesta? No, ¿realmente quiero ir?

-Espera, yo...

En ese instante me cuelga y dejo escapar un largo suspiro. Dejo el móvil sobre un pequeño mueble y llamo a mi padre. Necesito escuchar su voz. Después de contarle mi día a excepción del accidente y el chico desagradable, me despido de él. Me gustaría hablar con Dana, a ella podré contarle sobre el susto que he tenido que pasar.

¡No lo sé pero necesito contárselo a alguien!. Debería salir a comprar comida porque aunque haya algo en el frigorífico, no me dará para mucho. Creo haber visto un supermercado cerca, asi que voy a investigar. A las siete y media estoy en mi casa, con una bolsa llena de alimentos. He comprado huevos, leche, verduras, carne, pasta... Se podría decir que de todo.

De repente el teléfono fijo suena y corro a cogerlo.

-¿Diga? -pregunto en español, suponiéndome quién es.

-¡Sara! ¿Qué tal? -la voz de Dana me ilumina.

-¡¿Estás loca?! ¡Cuelga! -le riño.

¡No puede llamar a Londres así como así! Se podría gastar una fortuna. Ella cuelga y vuelvo a llamarla. Hablamos de cómo ha ido su día y cuando comienzo a contarle lo que me ha sucedido, percibo su pánico.

-¡¿Estás bien?! ¡Dime que no te has hecho daño! -Se le corta la respiración.

-Tranquila, un chico tiró inmediatamente de mi brazo, salvándome -digo.

Ella se queda unos segundos callada. ¿Estará intentando procesar la información?

-¡Dios mío! ¿Un chico te salvó? -exclama-. ¿Estaba bueno?

A prueba de fuego [H.S]              (LA ESTOY EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora