Capítulo 48 - Llegamos a Madrid

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Capítulo 48

El avión aterrizó en Madrid, España. Yo me había quedado dormida de tanto dolor de barriga. Dana decide golpearme en el brazo con la intención de despertarme.

    -¡¿Qué pasa contigo?! -exclamo malhumorada.

    -¡Tan sólo quería decirte que hemos llegado! -achina los ojos.

    -Podrías haberme despertado de otra forma -intento sonreír.

    -De verdad que cuando estás así de borde no hay quien te aguante -resopla.

    Yo la miro molesto y elijo la opción de callarme. Salimos del avión y una sensación de nostalgia y alegría invade mi ser.

    En cuestión de segundos tengo las lágrimas saltadas y una mano en mi boca. Dana rueda los ojos y se acerca a mí.

    -¿Se puede saber por qué lloras?.

    -Tú deberías comprenderme. Ha pasado mucho tiempo desde que no venía... -sonrío.

    Mi amiga mueve la cabeza y vamos a recoger las maletas. Ahora tendremos que dirigirnos a la casa de su padre. Nos quedaremos durante una semana. 

    Buscamos algún autobús que nos lleve cerca. Acaba dejándonos en una parada y caminamos los pocos metros que faltan para llegar.

    -Nunca he conocido a Amanda. -hablo.

    Dana tarda en responder.

    -Ni te gustará conocerla.

    -Háblame de ella, ¿cómo es? -pregunto con curiosidad.

    -No sé si se habrá cambiado el color del pelo, pero si no recuerdo mal... ella es rubia -contesta.

    -¿Y cuántos años tiene? -continúo preguntando.

    Noto la incomodidad en su mirada y me da la sensación de que esto no le gusta.

    -¿Podemos dejar de hablar sobre ella, por favor? -pide.

    Yo asiento cortada y lo que queda de camino lo pasamos en silencio. Luego ella para justo enfrente de una enorme y hermosa casa, con un jardín impresionante y verde con una cancela negra.

    -Dios... Esto es puro lujo -estiro los ojos.

    Dana me contó que su padre tiene un buen trabajo y no le falta dinero.

    Ella se acerca a la puerta y pulsa un botón que me imagino que es el timbre. Todo esto es muy moderno. Ella se apoya en la pared de ladrillo y minutos después, un hombre vestido formalmente con un uniforme negro nos recibe.

    -Señorita Dana, es todo un gusto para mí volver a verla -él dice.

    Luego me mira a mí sin saber qué decir.

     -Ella es mi amiga Sara -me presenta.

    -Encantado, yo soy Francisco -sonríe.

    -Hola -le devuelvo la sonrisa sin saber muy bien qué hacer.

    -Deje que yo lleve el equipaje.

    Esto es bastante embarazoso, todo es perfecto. La decoración, el jardín, la casa... ¡los modales de los empleados!.

    La puerta de la entrada es grande, blanca y con cristales. Entramos y mi boca se abre al ver que si faltaba lujo en el jardín, en el interior sobra. ¡Todo es enorme y moderno!.

A prueba de fuego [H.S]              (LA ESTOY EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora