Capítulo 18
-Creo que te estás quedando dormida -Ríe Harry a mi lado.
Abro costosamente los ojos para después restregármelos.
-Sí, me pesan los párpados.
Él se levanta del sofá, alcanza el mando de la tele y la apaga.
-¿Qué hora es? -pregunto al ver la oscuridad del jardín.
-Hmm... -Mira en su móvil-. La una de la madrugada.
Vaya, si que pasa el tiempo. ¿Qué demonios se supone que debería de hacer ahora? No me va a llevar a casa.
-Voy un momento al baño o me explotará la vejiga.
-Está bien.
Su alta figura se pierde por el pasillo, haciendo que me sienta incómoda al estar en una casa tan grande. ¿Enciendo la tele o no la enciendo? ¡Agh, parezco tonta aquí de pie, mirando alrededor!
El salón es bastante moderno. Me paseo por él, observando cada detalle ya que no sé qué otra cosa más hacer. De pronto mi vista se depara en una estantería blanca. Me acerco a ella, donde hay dos marcos de fotos. Cojo uno entre mis manos y examino detalladamente la foto. Harry está abrazando a una chica más o menos de su edad. En el otro parece estar su madre, si no me equivoco, la chica de antes y él. Por los labios diría que es su hermana, pero no puedo estar segura.
-¿No te han dicho nunca eso de que la curiosidad mató al gato? -Noto el cálido aliento acompañado de una suave voz en mi cuello.
Mi cuerpo se estremece. Me giro y le veo justo detrás mía.
-Perdón, simplemente me ha llamado la atención y... -Trato de excusarme.
-No te preocupes.
-¿Es tu madre?
-Sí -responde con una mirada divertida.
-Y... ¿ella?
Cruza los brazos, esta vez con una sonrisita en los labios.
-Se parece mucho a ti -digo.
-¿Tienes sueño?
Vaya, es todo un experto en los cambios de tema.
-Oye... no sé si ha sido buena idea traerme aquí.
-¿Y eso?
-¡Porque probablemente Dana esté buscándome!
-Dana está ocupada, créeme -me corta.
Me quedo callada unos instantes hasta que me pongo roja como un tomate.
-¡¿Por qué me cuentas eso?! -exclamo.
Suelta una risotada que le hace encogerse.
-Niall me ha mandado un mensaje.
-Llévame a casa -pido.
Su sonrisa se desvanece. Da un paso hacia mí, retrocedo. Da otro paso, retrocedo de nuevo.
-Sara, no voy a morderte.
¿Cómo puedo saberlo?
-¿Crees que me voy a quedar a dormir en tu casa?
-Sí.
-¡Y te quedas tan tranquilo! -Abro la boca.
-Mira, te voy a ser sincero -dice-. Me muero de ganas por dormir junto a ti, pero no haré nada que tú no quieras hacer.
En estos momentos no sé qué está más roja, si mi cara o la lamparita que hay en la mesa.
-¿Si te digo quién es la chica del cuadro dormirás esta noche aquí? -dice tras unos segundos.
Instantáneamente me río.
-Eres idiota.
-Es mi segundo nombre, ¿no? -Sonríe encogiéndose de hombros.
Me gusta este Harry, no el gilipollas que me gritó por cruzar un paso de peatón.
-Se llama Gemma y es mi hermana.
Otra vez el rubor regresa a mi cara.
-¿Satisfecha?
-No te he pedido que me lo digas -Miro hacia abajo, jugando con mis dedos.
-Sé que en el fondo deseabas saberlo.
Alzo la vista y le miro.
-¿Tienes hermanos? -pregunta.
-No, soy hija única -respondo tímidamente.
-Bien, si vamos a ser amigos, tenemos que conocernos.
Arqueo una ceja.
-¿Qué? No me mires con esa cara, también quiero saber acerca de tu familia.
-No hay mucho que contar -murmuro.
-Oh, vamos -Vuelve a sonreír-. A todo el mundo le gusta hablar de su familia.
-Pues a mí no, Harry -Ensombrezco la mirada.
-¿Tus padres están separados?
No respondo, me dedico a alejar la vista. Minutos después, él pregunta:
-Sara, ¿estás bien?
-Vivo con mi padre.
-Sara.
Da un paso a mí para evitarlo, pero ya es demasiado tarde. Estoy llorando, estaba claro que esto no podía terminar bien. La conversación iba a desembocar en esto.
-Mi madre murió... -Se me quiebra la voz-. Murió al tenerme.
Harry tira de mí. En cuestión de segundos estoy pegada a su pecho. Me acaricia el pelo con una mano mientras que la otra impide que me despegue de su cuerpo.
-No lo supero. ¡No lo supero! -sollozo.
-Shh... -susurra-. Cosas así son inevitables, no se puede hacer nada...
-¡No debió de tenerme! ¡Si no, ella estaría aquí!
-Pero sin embargo tú no -dice en bajito, abrazándome.
-Preferiría que fuese así -Lloro.
-Estoy seguro de que ella no. Una madre es capaz de cualquier cosa por su hijo.
-Vivo cada día sintiéndome culpable.
-No -Aleja unos centímetros mi cuerpo del suyo-. Tú no tienes la culpa, Sara.
Limpia mis lágrimas con su pulgar y deposita un cálido beso en mi frente.
-¿Por qué lo haces? No quiero que sientas lástima por mí.
-No siento lástima por ti, simplemente sé lo que es estar solo. En tu caso, te hacía falta una madre. En el mío, un padre.
Le miro confundida, recuperando la respiración normal.
-Mi padre era un alcohólico que maltrataba a mi madre. Mi hermana y yo tuvimos que lidiar con eso, hasta que se acabó.
El corazón me late muy rápido. No puedo creerlo. ¿De él? Jamás imaginé una cosa así.
-Yo... no sé qué decirte -Me tiembla la voz.
Su dedo índice me levanta la barbilla, dándome un mejor acceso a sus ojos.
-Tan fácil como no decir nada.
De nuevo me abraza. Mis brazos envuelven su espalda. Acomodo mi cabeza en su hombro y me besa en el pelo.
-Quédate, por favor -vuelve a decir, esta vez en un tono más bajo.
Me limito a asentir. Agacha su cabeza, y cogiendo mi cara entre sus manos, besa mis labios.