Capítulo 19
Su lengua inspecciona mi boca dulcemente. La mezcla de mis lágrimas y sus labios es algo extraña, pero me gusta.
No sé cuál es la razón que me excuse de besarle, simplemente necesito estar con alguien, con Harry. Le necesito a él. Me gusta la manera en que me acaricia, me besa... Me gusta él y, esa llama que hay en mi interior no hace otra cosa que crecer y crecer. ¿Qué es lo que estoy sintiendo? Sólo quiero dejarme llevar. Quizás él sea el único que pueda y sepa comprenderme.
Desplaza su boca hasta mi cuello, donde reparte una hilera de besos húmedos y agradables por él. Cierro los ojos. Respiro hondo. Mis manos se posan en su nuca. Uno de mis dedos se enreda en su cabello rizado y éste tira de él, haciendo que suelte un gemido apenas audible.
Me pega contra la pared y prosigue recorriendo mi piel. Nos separamos un momento para respirar, pero en cuanto tomo aire, vuelvo a besarle sin control, tomándole por sorpresa. ¿Es malo dejarse llevar de esta forma? Sin darme cuenta, mis dedos están tirando para arriba del dobladillo de su camiseta. Harry posa su mano sobre la mía y me mira.
-Dime lo que quieres, Sara -susurra a pocos centímetros de mi boca.
¿Qué es lo que quiero? En verdad lo sé... pero no soy capaz de pronunciarlo.
Mi boca se entreabre. Trato de decir algo y no me sale. Sus labios se curvan en una pícara sonrisa que inmediatamente aviva con más ganas el fuego en mi interior. Lleva su mano a mi mejilla y la acaricia.
-¿Estás segura? -pregunta.
-Sí -Logro decir de una vez por todas.
Deja caer la respiración y se abalanza hacia mí. Me besa descontroladamente y se saca la camisa, quedándose semidesnudo. Siento el ardor de mis mejillas y unos deseos incontrolables de acariciar su cuerpo. Mis ojos se detienen en los diversos tatuajes que tiene. Extiendo un brazo y toco la gran mariposa que tiene grabada en sus abdominales. Gime por el contacto de mi mano fría.
-Ven conmigo.
Me coge de la mano y a partir de ahí le sigo. Subimos las escaleras y el cosquilleo que siento en mis entrañas aumenta ante la tensión que se acumula dentro de mí. Caminamos por el pasillo hasta que finalmente abre la puerta de su dormitorio. Es amplio y bonito. Tiene un pequeño balcón por donde entra la luz de la luna. Está algo desordenada, aunque tampoco tanto.
-Si me dices que pare, lo haré, pero si sigues teniendo los mismos deseos que yo... te juro que no me detendré -dice mirándome profundamente a los ojos.
Puedo oír cómo mi respiración inunda la habitación.
-Sí -respondo a punto de estallar.
Harry se quita los zapatos y me empuja suavemente en la doble cama. Apoya el peso de su cuerpo en sus rodillas y continúa besándome. Enrosco mis brazos alrededor de su cuello y voy bajando las manos, acariciando cada centímetro de su espalda.
Jamás me había latido el corazón así. Quiero que me desnude por completo, sin embargo me da vergüenza.
-¿Puedo? -pregunta colocando sus manos sobre mi ropa.
Asiento, aún con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente. Noto cómo sus manos tiran de mi camisa hasta sacarla. Mi pecho sube y baja. Con cuidado, me descalzo. Me desabrocho el pantalón y sus manos se encuentran con las mías. Pega su boca a la mía y me saca los pantalones. No puedo creer que justo este día me haya puesto la ropa interior nueva. Él me inspecciona de arriba a abajo, haciendo que me ponga más nerviosa. ¿Y si no le gusto?
-Joder... -Se muerde el labio inferior.
Se quita los pantalones, quedándose solo en calzoncillos ajustados. Noto un débil flechazo en mi entrepierna y tomo aire bruscamente, tratando de que no me delaten los gemidos. Él sonríe y posa sus manos en mis caderas. En comparación con las mías, las suyas están calientes.
Me recorre desde abajo con su suave tacto. Vuelve a besarme en la boca, luego en la nariz, en el cuello, en el hombro...
Sus dedos desabrochan mi sujetador con una impresionante agilidad. Ni yo misma lo hago tan rápido. En seguida siento sus manos acariciando mi pecho, y esta vez no puedo evitar gemir. Mis labios buscan los suyos y los encuentran. Enredo mis piernas en sus caderas y le atraigo hacia mí.
-Vaya, no creí que fueses tan atrevida -Ríe en bajito.
Sonrío y le beso.
-Creo que esto sobra.
Y luego de decir eso, me quita las braguitas. Mi cuerpo desnudo se estremece bajo el suyo.
-Eres tan bonita... -murmura pasando sus labios por mi barriga.
Me muerdo el labio, sintiendo un terrible cosquilleo y placer. Sus manos abren mis piernas y conduce un dedo a mi sexo. Lo pasea por este y se lo lleva a la boca. Debo de estar más roja que un tomate, porque siento que me arde la cara, por no decir literalmente.
En un tercio de segundo, veo como su rostro se entierra entre mis piernas. En cuestión de segundos estoy apretando las sábanas blancas y respirando bruscamente. Gimo y gimo hasta que para. Su boca vuelve a la mía, pegando su cuerpo al mío. Puedo notar su bulto en mi barriga, y eso me excita más.
-No aguanto más, nena... -Roza mis labios.
De un movimiento, se saca los bóxers. Mis ojos van a su pene, que de un momento me penetra. Grito y él deja escapar un gruñido placentero. Lleva sus labios a mi cuello de nuevo y entra y sale de mí. Hundo mis dedos en sus rizos y respiro con fuerza por la boca, sintiendo cómo me penetra una y otra vez, primero lento hasta que engancho nuevamente mis piernas en sus caderas y aumenta el ritmo.
-Oh... Mierda... -gruñe.
Entra y sale con fuerza, y mi respiración se hace más agitada. Poco después, los dos terminamos. Respiramos al unísono, tratando de mantener la calma. Se acerca a mí y me besa. Luego se escurre entre mis piernas y sin saber lo que va a hacer, grito al notar su lengua en mi clítoris. Tiro de su pelo, haciendo que vuelva a gemir. Siento cómo da pequeños mordisquitos en éste.
-¡¡Aah!! -chillo ciega de placer.
Una de sus manos coge mi pecho izquierdo. Vuelvo a correrme, esta vez en su boca soltando otro grito. Se levanta y se limpia la boca.
-Me gusta tu sabor, Sara.
Aún alterada, se acerca a mí y me besa. Minutos después de recuperar el pulso, vamos al baño, nos duchamos juntos y me duermo en su cama, abrazada a él.