" cuando gire de enjuagarlo ya mi guachimán estaba parado justo frente a mí, y sin mediar palabras me besó, y aunque me resistí al principio quedando inmune, sus manos en mi cuello me dejaban sin elección, y en un santiamén en pocos minutos estaba yo " comiéndome" literalmente con mi guachimán, pero tan suave y tan dulce que sus manos jamás bajaron de mi cuello, sentí sus labios rozar mi cuello y la humedad en mis pantis me hizo soltar un gemidito que el entendió perfectamente.
Me tomo por el brazo y me sentó en el mueble a su lado y volvió a besarme menos intenso, más suave, más lento... pero en esta ocasión sus manos no estaban tan tranquilas, comenzó a sobar mis piernas, y cuando sentí sus manos en mis muslos (Hombres los muslos son una zona débil aprendan) sentí que perdía el juicio, así que me recosté en los queridos cojines de mami, mientras su boca bajaba por mi cuello, haciéndome perder el juicio, y sus manos subían cada vez por mis muslos, hasta llegar a mi zona pélvica, y cuando sentí sus manos rozar...Oh Dios... entendí como podía perderse el juicio, y continuo en la zona, al notar que me arquee para facilitar el acceso, y cuando combinó los movimientos de sus manos con la intensidad de los besos, mi corazón se aceleró y sentí que mi juicio se perdía, y de manera casi automática comencé a gemir, y el a aumentar la presión de sus manos, y mientras con una mano me masturbaba sobre la ropa, con la otra recorría mis senos y con sus labios besaba mi cuello y mis labios, y en un momento determinado lo único que pude gritar fue – Uyyy- y sentí que me desmayaba... tuve un orgasmo."
Aunque parezca increíble hay mujeres que jamas han tenido un orgasmo, y lamentablemente los hombres no son los culpables, somos nosotras mismas.
ESTÁS LEYENDO
Deborah II - Confesiones
Roman d'amourLa experiencia no se improvisa. Y creí grato traer a colación algunas historias que me llevaron a ser lo que soy...soy Deborah y estas son mis bases.
