Capítulo 1

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-Meredith, despierta.-Escuche la voz de Cecilia llamándome, sacudía suavemente mi hombro, yo me queje y me retorci sin querer levantarme, pero finalmente abrí mis ojos y vi a ceci. Ella se vio aliviada y me sonrió, yo le sonreí devuelta pero, vi el reloj y me levante como un rayo; iba a llegar tarde a mi primer día en la universidad, Mire feo a Ceci y ella abrió los ojos, sabia lo que venia.

-Cecilia ¿Por qué no me despertaste antes? Voy a llegar tarde.-Dije enojada con la susodicha aunque sabía que era mi culpa, probablemente me había llamado varias veces sin obtener respuesta; entre al baño a cepillarme los dientes y ella me ayudó a recoger mi cabello.

-Créame que lo intente pero, no despertabas.-Dijo Ceci apenada, yo escupí la crema dental y le sonreí por el reflejo del espejo. Siempre pasaba lo mismo, hasta cuando estaba en la secundaria.

Luego de darme un baño rápido Cecilia ya tenia mi ropa lista agradecía tener a Cecilia, me hacía la vida más fácil en muchos sentidos; ella solía elegir mi ropa cuando llegaba tarde o alistar mi uniforme cuando estaba en el colegio. Está vez había decidido por una ropa sencilla, que consistía en unos jeans negros y una remera Levis blanca.

-¿Mi padre ya se fue?- Pregunte mirándola, Ceci negó con la cabeza y yo suspire; me iba a sermonear, por pararme tarde.

-Dijo que la iba a esperar, que quería ir contigo en el auto.-Dijo, yo sonreí y Cecilia empezó a peinarme y maquillarme.

-Va a llegar tarde por mi culpa.-Dije haciendo puchero, ella sonrió.

Amaba demasiado a Cecilia, desde que llegue a este lugar ella a sido la que me a cuidado y hecho sentir como en casa, podría decir que era como una madre para mí, sabía que mi mamá los había enviado para cuidarme. Cuando mi padre me encontró en la calle cantando para poder comer, me adopto como su hija y me dio todo lo que necesitaba, quizás hasta mas, Ceci era de servicio,  siempre esta para mi en todo, realmente me alegraba tenerlos a mi lado.

-Meredith, no importa si llega tarde él jefe, no tiene horario de entrada ni de salida. Además es lindo que quiera pasar un tiempo con su hija.-Yo sonreí , me levante al ver que estaba lista.

Baje y pude ver a mi padre, se encontraba sentado en el sofá que podíamos decir que era su lugar, un sofá negro de cuero y a pesar del tiempo que tenía en la casa seguía manteniéndose, mi padre leía el periódico y bebía de su café en su taza de siempre; yo lo mire y sonreí, porque su presencia me traía calidez a mi vida. Mi papá bajo su periódico y quito sus lentes de lectura, mirándome con un brillo en los ojos, se encontraba tan feliz de verme como yo a él, con un gesto mi dijo que me sentara, así que me acerque y me senté en el sofá de al lado.

-Buenos días dormilona.-Dijo regalándome una sonrisa, yo tome un poco de su café y le devolví la sonrisa de medio lado porque sabía que me regañaria.-¿Sabes que hora es?-Dijo un poco más autoritario y dejando de sonreír para darme esa mirada que decía que estaba en problemas; yo baje la cabeza y asentí.

-Si, pero es que no tengo la culpa de tener el sueño tan pesado.-Dije lamentándome, mi padre sonrió pero, puso su cara seria de nuevo.

-Meredith, tienes que aprender a levantarte mas temprano, Cecilia subió hace mas de media hora a despertarte y ahora es que bajas. Eres mi única hija, la sucesora de mi empresa, tienes que tomar mas responsabilidad, vamos a ir en la limusina, para que puedas comer ahí.-Dijo levantándose yo solté un quejido, llegar el primer día en una limusina, era muy lujoso.

Admito que la comida de Carlos siempre era sabrosa, a pesar de comer apurada y con un poco de dificultad por andar en un auto la disfrute como siempre. Baje el pequeño espejo y repase mis labios con mi labial rojo ya que el labial se había corrido a causa de la comida, mi padre iba hablando por teléfono, super concentrado en su conversación con algún proveedor; yo por otro lado estaba ansiosa por la hora, me di cuenta que por muy rápido que fuera el conductor no iba a llegar a clases en tiempo, rece a mis adentros que me dejaran entrar a clases aunque por muy tarde que llegara en la secundaria siempre me bajada entrar, pero estábamos hablando de una universidad, no era un simple colegio privado. Las manos me sudaban y estaba mas nerviosa que nunca, mire a mi padre y el me dio una sonrisa que me relajo un poco, su empresa era mi legado, legado que yo acepte cuando me gradué porque me gustaba la empresa de mi padre y a lo que se encargaba.

DangerouslyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora