• Maratón 1\3 •
El dolor en mi cuerpo no se hace esperar más cuando abro los ojos sujetándome la cabeza, siento mucha fatiga. Mi cabeza duele hasta el punto de ser insoportable, la luz que se filtra a través de las blancas cortinas, me esta irritando demasiado.
Cuando por fin puedo acostumbrar un poco más mi vista a la claridad, veo a las chicas seguir descansando tranquilamente. Creo que no van a levantarse tan pronto, puesto que hasta algunas estaban babeando y roncando.
Somos mujeres, no somos princesas cuando dormimos, lo que nos hace perfectas son nuestras pequeñas imperfecciones.
Cuando me fijo en la mesa de noche me sorprendo, encontrando cinco pastillas con una nota acompañándolas y una jarra de agua con la misma cantidad de vasos que las pequeñas gotas blancas medicinales.
Pequeña Emily;
Buenos días/tardes.
Anoche llegaron tarde y pues no se moleste mi niña, supuse que esto les haría mucha falta apenas despertaran, son pastillas para el dolor de cabeza después de tomar tanto; recién despierten por completo, en la cocina hay jugo de naranja también para todas, les será de gran ayuda.
Con cariño, Martha.
Sonreí con ternura levantándome de la cama cuidadosamente de no aplastar a ninguna de las chicas, tomé un vaso sirviéndome agua en este tomando una pastilla de las que estaba en la pequeña bandeja y tomármela, seguido de eso entré al baño para tomar una ducha algo larga con agua fría para despertarme por completo.
—Mucho frío. —susurré temblando un poco.
Cerré mis ojos después de cambiar la temperatura del agua a tibia, mientras me aplicaba el shampoo con calma y mi cuerpo se relajaba a la vez.
Muchas imágenes de la noche anterior pasaron por mi mente, sentía tantos nervios que abrí los ojos y un poco de espuma me cayó dentro de este, mi cuerpo volvió a tensarse.
—¡Ah! —me quejé dejando que el agua me cayese en todo el rostro esperando poder retirar toda la espuma de mi cabello lejos de mi rostro, cosa que fue un éxito, no como el pequeño ardor en mi ojo izquierdo.
Tendría que echarme gotas para eso, unos cinco minutos después antes de salir esa mirada intensa apareció en mi mente.
—¿Por qué lo estoy pensando? —me pregunté en voz alta, pensativa, me miré en el espejo del baño suspirando para después colocarme mi ropa interior e ir al armario.
Saqué un short, un top básico, unas botas negras de tacón y un cardigan.
Perfecto.
Ya lista con el cabello recogido en un moño desordenado y una bandana bajé las escaleras yendo a la cocina después, entrando cubrí mis labios con mis manos mordiéndome el inferior.
Era chistoso en cierta forma, Martha, estaba revolviendo los huevos en el sartén tarareando una canción muy movida en español al mismo tiempo que movía sus caderas con el son de la música un poco exagerado.
—¡Azúcar!
Lo chistoso fue que, ¿acababa de intentar hacer twerking?, sonreí internamente divertida contagiándome de su buen humor.
—Buenos días, nana. —mordí mi labio inferior con fuerza para no reír al verla seguir meneándose algo más exagerado, ella pegó un pequeño salto y soltó la cuchara de un golpe colocándose una mano en el pecho.
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Te Prohibo Enamorarte
Random- Sabes que no puedes evitarlo, ¿verdad? - Seguiré amándote. - Pero yo no. - Es imposible controlarlo, nena. - Nunca. - Nunca digas nunca... -murmura, acercándose peligrosamente. Emily dejó de creer en el amor hace tiempo. Las decepciones de su pasa...